«El cuento de la criada» y «Big Llittle Lies»: antes de Weinstein
Las dos grandes ganadoras entre las series, que tratan sobre mujeres esclavizadas y maltratadas, ya habían triunfado en los premios Emmy antes de la campaña contra el acoso que se levantó tras desvelarse los abusos del magnate de la industria del cine.
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Las dos grandes ganadoras entre las series, que tratan sobre mujeres esclavizadas y maltratadas, ya habían triunfado en los premios Emmy antes de la campaña contra el acoso que se levantó tras desvelarse los abusos del magnate de la industria del cine.
A lo largo de los años los Globos de Oro se ha consagrado como una ceremonia eminentemente festiva en la que el ambiente es distendido y corre el Moët, y por tanto se acepta que algunos de quienes suben al escenario lo hagan medio doblados. Sin embargo, ni siquiera teniendo eso en cuenta se habría entendido que la ceremonia de la madrugada del lunes no hubiera estado determinada por el eco de los escándalos sexuales que han marcado la agenda de Hollywood en los últimos meses.
La lista de premiados deja claro que todos los galardones principales, tanto en cine como en televisión, fueron a parar a ficciones centradas en personajes femeninos que sufren abusos o marginación o se rebelan; y eso, en efecto, va en consonancia con el mensaje unificador de la gala: que es tiempo de valorar a las mujeres y poner fin a una cultura corporativa que recompensa a los depredadores y silencia a sus acusadores. Sin embargo, en el caso de las categorías televisivas esa lectura merece ser no necesariamente cuestionada pero sí puntualizada.
un futuro distópico
Después de todo, no hay casi nadie ahí afuera que no diera por hecho de antemano el dominio que acabaron exhibiendo «El cuento de la criada» («The Handmaid’s Tale») –que, recordemos, habla de un futuro distópico en el que las mujeres se han convertido en esclavas sexuales– y sobre todo «Big Little Lies» –que habla de abusos domésticos en una comunidad pudiente–, en parte porque es más o menos el mismo que ya ejercieron en la ceremonia de los Emmy el pasado septiembre, semanas antes de que se hiciera público el escándalo de Harvey Weinstein. Y eso, ojo, no supondría ningún problema –puede sonar ingenuo pero, que se sepa, los repartos de premios no deberían hacerse para complacer sensibilidades sociales– de no ser por el inmovilismo que denota.
Hubo, es verdad, alguna sorpresa: los premios conseguidos por «The Marvelous Mrs. Maiel», sobre mujeres pioneras de la comedia en los años 50, lo son; los triunfos actorales de Sterling K. Brown –el primer actor negro que gana un galardón interpretativo en la categoría de drama televisivo, por This is Us– y Aziz Ansari –el primer actor asiático que hace lo propio en la categoría de comedia televisiva– también lo son. Pero en general, más allá de todos los vestidos negros y todos los discursos inspiradores, la gran noticia que los Globos de Oro de la pequeña pantalla nos dieron ayer es que apenas hay noticias. Y aunque pocas pegas se le pueden poner a los premiados de ayer en lo que a categorías televisivas se refiere, la cosa cambia si ponemos primero en cuestión a quienes estaban nominados o, mejor dicho, a los que no lo estaban.
«Better Things» e «Insecure», dos magníficas comedias centradas en lo que ser mujer significa en nuestros días, se quedaron fuera de la lucha por el Globo a la mejor serie de comedia, y únicamente lograron sendas nominaciones en categorías interpretativas; peor suerte aún corrió «The Good Place», que no consiguió ni una sola candidatura. La pugna por el premio al mejor drama televisivo, por su parte, tuvo un grupo de candidatas casi idéntico al del año pasado. Considerando que, por ejemplo, los mejores días de «Juego de Tronos» quedaron atrás, y que se mire como se mire la segunda temporada de «Stranger Things» no ha estado a la altura. ¿No habría sido conveniente airear la categoría incluyendo títulos como «The Deuce» o «Mindhunter»? ¿No habría resultado oportuno aprovechar la última oportunidad de premiar a «The Leftovers», que durante sus tres temporadas ha convencido unánimemente a crítica y público pero ha sido sistemáticamente ninguneada por los miembros de la HFPA? Y, hablando de ninguneos, ¿es que no merecía «Twin Peaks: El regreso» un poco más de cariño? Es uno de los acontecimientos culturales más importantes de los últimos años, y la pequeña pantalla ha tenido el privilegio de acogerlo a pesar de que no necesariamente es su hábitat natural –esos 18 episodios no son ni televisión ni cine, son otra cosa–. ¿De veras costaba tanto mostrar un poco de gratitud?