Barcelona

Boda de Pablo Lara y Ana Brufau en el corazón de Barcelona

Unos 650 invitados del mundo de la política, la empresa y la cultura acuden al enlace del hijo de José Manuel Lara Bosch, presidente del Grupo Planeta, en la emblemática basílica. Emotivo enlace oficiado por Antonio Cañizares

Pablo Lara y Anna Brufau bajo una lluvia de pétalos de rosa a la salida de la basílica
Pablo Lara y Anna Brufau bajo una lluvia de pétalos de rosa a la salida de la basílicalarazon

La emblemática basílica de Santa María del Mar acogió ayer la boda de Pablo Lara García y Anna Brufau Rotés, enlace que acogió a la plana mayor del mundo político, económico y social español y que convirtió al barrio del Born en una gran celebración espontánea por la futura vida de la feliz pareja. Los invitados estaban convocados antes de las 18.15 horas, momento que marcaba el inicio de la ceremonia, y fueron llegando escalonadamente desde las 17.30 horas, mientras se esperaba con expectación la llegada de la novia. Dentro, con los típicos nervios, esperaba el novio, que entró del brazo de su madre, Consuelo García Piriz, madrina del enlace. Cuando por fin entró la novia y desfiló hacia el altar, un suspiro de emoción creció por toda la iglesia. Acompañada por su padre, Manuel Brufau, padrino del evento, iba vestida con un diseño de Raimon Bundó, clásico, discreto, con escote pico en la espalda y una larga cola que la acompañaba con suavidad.

El cardenal prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Don Antonio Cañizares, fue el encargado de presidir una emotiva ceremonia, en la que se pudo ver en todo momento la complicidad entre los novios, así como la emoción de sus familiares y amigos. Cinco niños, sobrinos de los novios, hicieron de pajes, en una imagen llena de ternura que puso una sonrisa a los asistentes. Cuando los ya recién casados salieron de la iglesia, los gritos de júbilo resonaron por todo el barrio del Born. Recibidos por la tradicional lluvia de pétalos blancos, muchos espontáneos y vecinos quisieron unirse a la celebración con «vivas» y aplausos, mientras los novios saludaban con timidez, aún sin tiempo de asimilar todo el abanico de emociones que estaban viviendo.

Tras el oficio religioso, el padre del novio, José Manuel Lara Bosch, presidente del Grupo Planeta, y su esposa, Consuelo García Piriz, junto a los recién casados y sus invitados se dirigieron al convite, que tuvo lugar en el Pabellón Italiano de la Fira de Montjuïc, un paseo de menos de media hora que sirvió para rememorar los momentos más emotivos de una ceremonia que contó con 650 invitados. Entre ellos se encontraban numerosos representantes del mundo de la cultura, la economía y la política, empezando por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Además, el presidente de la Generalitat, Artur Mas y los consellers de Economía, Artur Mas-Colell, y de Cultura, Ferran Mascarell, tampoco faltaron a la cita. Dentro de los representantes políticos asistieron el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, ex presidentes de la Generalitat como Jordi Pujol o José Montilla, además de nombres como Javier Arenas, Josep Antoni Duran i Lleida, María Teresa de la Vega o Antoni Castells. Asimismo acudieron, aunque sólo al banquete, la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín.

El mundo de la empresa también tuvo una amplia representación con nombres como Isidro Fainé, presidente de La Caixa, Josep Oliu, presidente del Banco de Sabadell, Antonio Brufau, presidente de Repsol, Pablo Isla Álvarez de Tejera, presidente del Grupo Inditex, Javier Monzón, presidente de Indra y otros nombres ilustres como Leopoldo Rodés, Juan María Nin o Jaume Guardiola. Por supuesto, el mundo de la cultura tuvo su cuota con escritores de la talla de María Dueñas, Carmen Posadas, Juan Eslava Galán, Fernando Delgado, Boris Izaguirre, Eduardo Mendoza o Nativel Preciado, entre otros. La celebración se alargó hasta la madrugada con un «catering» servido por Mercès, empresa con una larga trayectoria en organizar grandes banquetes. Tras la cena, un sentido brindis sirvió para desear lo mejor a la joven y enamorada pareja.