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La historia tras el letrero de Hollywood: vandalismo, un suicidio y 4.000 bombillas

El simbólico cartel forma parte de la identidad de Los Ángeles, así como es icono de la industria del cine, que tantas veces lo ha filmado como paisaje o personaje de películas y series
ETIENNE LAURENTEFE
La Razón

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Quizá la mayoría de personas no lo hayan visto en directo, pero todos lo conocemos. Se trata del letrero más famoso del mundo, que ha sido filmado en decenas de películas y series de televisión -desde “Superman” hasta “Los Simpson”-, y que ha sido testigo de la ebullición artística que cada día se cuece en el centro neurálgico del cine. Se trata del icónico cartel de Hollywood, que se ubica en las colinas de dicha ciudad y, desde que se construyera en 1923, ha sido lugar de inspiración y visita para artistas o personas de todas partes del mundo. Responde al nombre de “Hollywood Sign”, y está situado en el Monte Lee, que forma parte del Parque Griffith, en el distrito de Hollywood Hills (Los Ángeles, California). Cada letra mide unos 13,7 metros de altura, y ocupa en total unos 106 metros de longitud. Un emblema que fue creado como parte de una campaña publicitaria, y cuya popularidad se ha alimentado tanto por ser filmado en numerosas ocasiones, como por las varias historias de las que ha sido este letrero testigo y protagonista.
Originalmente, cuando el cartel se instaló ponía “Hollywoodland”, pues el objetivo era el de publicitar una nueva urbanización que se estaba construyendo en las cercanías de dicha colina. Lo orquestó H. J. Whitley, conocido como “el padre de Hollywood” y promotor inmobiliario, que ya había utilizado la misma técnica para anunciar otra urbanización. Para este nuevo proyecto, difundían el mensaje de “ambiente excepcional y sin constes excesivos en las colinas de Hollywood”, y contrataron a la compañía Crescent Sign para construir el letrero, diseñado por Thomas Fisk Goff y que se orientó hacia el sur.

Una trágica noche de 1932

Para su instalación, se contó con letras formadas por placas de metal, que fueron trasportadas por mulas, unidas por alambres y sujetas al suelo con postes de madera, en la parte trasera. Alrededor de ellas, se utilizaron 4.000 bombillas de 20 vatios, que de noche iluminaban el cartel por secciones, junto con un gran foco. Todo ello, para que se mantuviera tan solo durante un año y medio, pero esto se quedó en tan solo una idea: el auge imparable de Hollywood como epicentro del cine, así como las cada vez más constantes referencias al letrero como indispensable para su paisaje, hicieron que llegara para quedarse, continuando hoy presidiendo estas colinas, aunque sin el sufijo “land”.
Antes de que comenzasen a notarse los deterioros y actos vandálicos sobre el letrero, sucedió una tragedia que, quizá, serviría de inicio para las dificultades que el cartel atravesó con los años. Ocurrió en 1932, cuando la actriz de Broadway Millicent “Peg” Entwistle, tras hacer una obra de teatro junto a Humphrey Bogart, fue contratada para su primera película, “Trece mujeres”. Esta cinta fue rechazada por la crítica en su pre estreno, lo que obligó a la productora retirarla y montarla de nuevo, lo que provocó que la mayoría de escenas de Peg fueran suprimidas. Desde entonces, la intérprete buscó sin éxito otros trabajos en la industria, lo que le sumió en una oscura espiral que le encaminó a la trágica noche del 18 de septiembre de 1932: subió la montaña, dejó su abrigo y su bolso en el suelo, trepó la escalera de la letra “H” y, tras observar las luces de Los Ángeles, se suicidó. “Tengo miedo, soy una cobarde. Lo siento por todo. Si hubiera hecho esto hace tiempo me habría evitado mucho dolor. P. E.”, escribió en una nota que había en su bolso.

“Hullywod” o “Hollyweed”

Con esta demostración de las complejidades y sufrimientos que conlleva inmiscuirse en la industria del cine a sus espaldas, el cartel pronto comenzó a deteriorarse, y no ayudó a su conservación el accidente que causó Albert Kothe, el vigilante oficial del cartel: destruyó la letra “H”, tras chocarse mientras conducía ebrio por la cima de la montaña. Él salió ileso, pero el letrero no, lo que llevó a estudiar su restauración, de la que se hizo cargo en 1949 la Cámara de Comercio de Hollywood. Pero lo hizo con una condición: había que eliminar la parte final, para que en vez de representar una urbanización lo hiciera con todo el distrito. Así fue como desapareció “land”, quitándose también las bombillas y modificándose la estructura, que a pesar de ser más resistente no impidió que el deterioro continuara amenazando este símbolo.
Hubo varios años en el que en el letrero se leía “Hullywod”, pues la primera “O” se partió por la mitad y la otra se cayó. Luego, comenzó el vandalismo: el 1 de enero de 1976, el cartel amanecía como “Hollyweed” (”weed” es hierba en inglés), pues en aquella época se había aprobado en California una ley que despenalizaba el consumo de marihuana, un cambio que también se produjo en 2017. Tiempo después, se restauró el letrero de manera definitiva, con algún que otro acto más de vandalismo de por medio, bajo iniciativa del cantante Alice Cooper, quien inició una campaña para ello. La Cámara de Comercio instaló el letrero, esta vez, de acero, y para ello recaudó 250.000 dólares gracias a donaciones de particulares: la letra “H” la pagó el editor de “Hollywood Independent Newspaper”, así como la primera “O” la donó el productor italiano Giovanni Mazza. Así, el cartel original fue vendido en subasta, y hoy día, cada fin de semana, cerca de 10.000 turistas visitan el lugar. Un lugar turístico tan abarrotado que, incluso, los vecinos llegaron a pedir que no apareciera en Google Maps, para así evitar la masificación.