La nieta de Disney carga contra Disney: “Han perdido el rumbo moral”
Abigail E. Disney carga en un documental contra la dirección de la compañía por pagar salarios míseros: “Era una empresa humana. Ya no lo es”.
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El título de la película es elocuente: “The American Dream And Other Fairy Tales” (”El sueño americano y otros cuentos de hadas”) es un documental en el que se cuestiona cómo el sueño americano consiste en partir de la miseria, llegar a ser multimillonario y aplicar sobre tus empleados las mismas condiciones de miseria que no querías para ti mismo. Pero es que además es el documental de una nieta contra la compañía que fundó su abuelo. Y esa mujer lleva de apellido Disney. Abigail E. Disney es la protagonista de una película (poética venganza contra la casa del Ratón Mickey) que desciende de Roy O. Disney, hermano mayor de Walt y cofundador de una de las empresas más exitosas de la historia. Y tiene claro en lo que se ha convertido: “Como empresa, Walt Disney era mejor. Era más amable, más atenta. Era una empresa humana. Pero hemos perdido el rumbo moral”, dice.
En el documental, las denuncias de la nieta, que forma parte de una asociación llamada “Millionares for Humanity (Millonarios por la Humanidad)”, se centran especialmente en los salarios injustos que reciben los empleados de la compañía y sus luchas para mantener a sus familias con poco más que el salario mínimo trabajando en Disneylandia, en el área de Anaheim (California). De hecho, el documental sigue a algunos de estos trabajadores que perciben 15 dólares la hora y que tratan de sacar adelante a sus familias y llegar a fin de mes en un área del país de alto coste de vida. Apenas pueden poner un plato en la mesa de sus familias. “Lo primero y más importante es aumentar los salarios no solo marginalmente, sino de una manera que realmente reconozca que las personas merecen una vida segura y saludable, y tener acceso a cosas como la educación para sus hijos”, asegura Abigail en una entrevista con un diario estadounidense.
La película está producida por Abigail (cuya fortuna, heredada, se calcula en unos 120 millones de dólares) y sus dos hermanos Susan Disney Lord y Tim Disney, y por la cineasta Kathleen Hughes. “Nadie d la compañía se ha puesto en contacto conmigo. Yo estaría encantada de hablar, si quieren. Amo la empresa y esta película es una carta de amor hacia ella. Pero cuando ves que algo se ha desviado tanto de su propósito, no puedes quedarte callada”, asegura la cineasta que, aunque tenía “grandes diferencias políticas” con su abuelo, está segura de que “en el fondo” él sabía que para los trabajadores de EE UU las cosas estaban empeorando “de forma lenta pero segura”. “Él sabía que las personas que trabajaban en los parques de Disney eran la salsa mágica que marcaba la diferencia para el público que venía. Tratarlos mal es un poco estúpido desde una perspectiva comercial y simplemente está mal desde una perspectiva ética”.
Preguntada por sus motivaciones con la película, la descendiente asegura que no es atacar al grupo creado por su abuelo y su tío abuelo, porque no es “un problema de Disney”. “Disney es un gran lugar para ir a ver el problema y hablar de eso, pero, en términos más generales, debemos pedirle más a nuestra economía. Hay que pensar de manera diferente sobre el lugar que le corresponde a la vida humana en las estructuras que hacen que nuestro mundo sea lo que es hoy”, dice. Así, convencida de que su abuelo nunca habría tolerado el hambre de los empleados en el llamado “lugar más feliz del mundo”, Abigail repasa la historia del capitalismo estadounidense hacia el pasado, cuando la riqueza se compartía de manera más equitativa, hasta ahora, “cuando los directivos ganan hasta 800 veces más que el promedio de sus empleados”.
Roy E. Disney fundó la empresa con su hermano Walt en 1923, y en 2003 la familia dejó de participar en la gestión de la empresa. Bob Iger se hizo cargo de la dirección de la compañía y dejó el cargo en 2018 tras cobrar una indemnización de 65 millones de dólares. Fue reemplazada por Bob Chapek, quien anteriormente había dirigido parques para la compañía. En ese período, los precios aumentaron considerablemente en los parques temáticos de la compañía, otro punto de discordia para Disney. Los salarios de los empleados han sido corregidos en los últimos tiempos. Los sindicatos, que representan a más de 9.500 trabajadores en Disneylandia consiguieron, bajo amenaza de huelga, elevar los salarios de 15,45 dólares a 18 para los trabajadores del parque. Los empleados de los hoteles consiguieron percibir 23,50 dólares, el mínimo establecido como “salario digno” en la ciudad de Anaheim, pero que no se aplicaba como exención, precisamente, en Disneylandia.
En respuesta a “El sueño americano”, un portavoz de Disney respondió con un comunicado. “Nuestros increíbles miembros del elenco, narradores y empleados son el corazón y el alma de Disney, y su bienestar es nuestra principal prioridad. Trabajamos arduamente para garantizar que nuestro equipo reciba apoyo de manera que les permita desarrollar sus carreras, cuidar a sus familias y prosperar en el trabajo, razón por la cual tantas personas eligen pasar toda su carrera con nosotros”, decía la declaración oficial