Belén Rueda y media docena de maneras de echarse el muerto
La actriz abre el concurso de largometrajes en Málaga como protagonista de «La noche que mi madre mató a mi padre», su primera comedia
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La actriz abre el concurso de largometrajes en Málaga como protagonista de «La noche que mi madre mató a mi padre», su primera comedia
Asegura Belén Rueda que Inés París quería hacer una «locura creíble» con «La noche que mi madre mató a mi padre». Y que ella, la protagonista, es por tanto una loca con motivos. «O más que loca, desesperada». Pero, ¿cuál es su presunta insania? «Matar» a su ex marido para conseguir un papel en la película de «amor, sexo y crimen» que piensan rodar su actual esposo y la ex mujer de éste. Dicho así no resulta sencillo. Y, efectivamente, no lo es. Pero de ahí se deriva el enredo, la comedia y el misterio de esta cinta que inauguró ayer el concurso de la Sección Oficial del Festival de Málaga.
«Isabel es una bipolar que lo que más desea es un personaje en esa película. Hay un mensaje de ‘‘ten cuidado con lo que deseas’’», señala Rueda. Y es que Isabel, que pasa de los cuarenta, vive una situación desesperada en lo laboral: nadie la contrata por «vieja». Ni siquiera su esposo. Mantiene Belén Rueda que no es su caso, «afortunadamente», pero «conozco demasiadas mujeres con problemas de trabajo a partir de los 40». El plan de Isabel para hacerse con el «curro» es excesivo, descabellado, pero no imposible: «Se le escapa de las manos porque cuando planeas algo y hay otras personas implicadas nunca sabes cómo van a salir las cosas o como va a reaccionar cada uno de ellos». Ellos (con Rueda hacen un total de seis) son los personajes interpretados por Eduard Fernández, María Pujalte, Fele Martínez, Patricia Moreno y Diego Peretti (que hace de sí mismo). Y Fele Martínez es «el muerto».
Belén Rueda presenta con «La noche en que mi madre mató a mi padre» su primera comedia en la gran pantalla. «He hecho papeles en televisión, pero siempre era yo la más cabal y sensata».
- Un personaje muy loco
Inés París escribió el papel pensando directamente en ella. Cuando lo tuvo terminado, la llamó y le dijo: «No te asustes, tu personaje está muy loca, pero le vamos a dar un sentido». Y esos motivos son francamente cotidianos (y esa es la astucia de la cinta para implicar al espectador): celos, frustraciones, desesperaciones rutinarias varias... «Cuando empieza a haber confianza, todos sacan el cuchillo y lo que llevaban dentro», matiza Belén Rueda. La atmósfera es propicia: una casa apartada (una excelente finca de Moncada en la que se ha rodado en cinco semanas, en horario nocturno), un grupo de conocidos que se aman y se odian a partes iguales, un invitado de excepción (Peretti) y un presunto crimen a medias entre una novela de Agatha Christie y «Mujeres al borde de un ataque de nervios».
«Yo soy una persona muy con los pies en la tierra –explica Belén Rueda en contraposición con Isabel–, pero es cierto que nuestra profesión pide un punto de incosciencia». En «La noche que mi madre mató a mi padre» todos estos intérpretes que hacen de actores están sobreactuados por necesidades del guión, pero en medio del histerismo general, Inés París trata de analizar cómo se relacionan las familias modernas y las jerarquías que se establecen en un grupo cerrado. La vida como un «locura creíble» o un asesinato perfecto. «Al fin y al cabo, la comedia requiere locura, ¿no? Y de todos modos, no se trata de comedia por comedia, sino de una de esas en que la realidad supera a la ficción», concluye Rueda.