De la pesadilla al sueño
Mientras en España se instrumentaliza la gala, en EE UU festejan el cine
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Los maestros de ceremonias
Eva Hache, el azote de las autoridades
En vez de hacer humor sobre el cine y sus protagonistas, ante una platea cómplice se explayó en su malhumor (en todos los sentidos) contra el Gobierno y la Familia Real. «Felicidades. Se lo digo porque es casi su cumpleaños. Por lo otro no, claro», le espetó al ministro Wert. «¿Los Príncipes no vienen? Pero si van al balonmano, con el daño que ha hecho el balonmano a esa familia», afirmó, y criticó abiertamente los ajustes en Sanidad y Educación.
Seth MacFarlane, irreverente con sus compañeros
Realizó pocas referencias políticas –salvo un chiste inocuo sobre el actor que asesinó a Lincoln– y lanzó sus dardos a la industria. Ironizó sobre la ausencia de Ben Affleck en la candidatura al mejor director –«la historia del filme es tan secreta que el realizador de la película es un desconocido para la Academia»– y criticó el inglés de Javier Bardem, Penélope Cruz y Salma Hayek: «Son muy guapos pero no los entendemos».
Los que entregan los premios
José Corbacho coqueteando con la difamación
Aunque fueron abundantes las intervenciones políticas, José Corbacho fue el más beligerante. Al anunciar el Goya a la mejor actriz revelación dijo «que es una candidatura muy reñida, ahí están Ana Mato y la Infanta Cristina». También tuvo una frase lapidaria para Wert: «Como catalán, amante del arte de la cultura y la educación, sólo daré las buenas noches al ministro en un 21%», en referencia a la subida del IVA.
Jack Nicholson, la solemnidad de un gran momento
Amabilidad e intentos, no siempre afortunados, de bromear sobre los candidatos. Ceremonia de guante blanco. Hasta Jack Nicholson, al que le precede su fama de gamberro, adoptó su actitud más solemne para presentar a la mujer del presidente de EE UU en conexión vía satélite desde la Casa Blanca para anunciar el Oscar a la mejor película. «Sra. Obama, ¿tiene usted el sobre?», le preguntó educadamente.
Los discursos de los galardonados
Denuncias falsas y salidas de tono
Maribel Verdú y Candela Peña aprovecharon sus discursos de agradecimiento para adentrarse en aguas pantanosas. Verdú criticó los desahucios: «La gente es víctima de un sistema quebrado, injusto, obsoleto, que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos», años después de anunciar hipotecas. Peña, por su parte, denunció que su padre falleció en un hospital «donde no le dieron ni mantas ni agua». El centro lo desmintió.
Emoción, agradecimiento y buen humor
Sin obviar que la mayoría de los discursos de agradecimiento son muy aburridos, es lo que tiene cuando les da por repasar su árbol genealógico, hay discursos modélicos, como el de Daniel Day-Lewis. Sin referencias políticas ni siquiera al hombre –Lincoln– por el que ha ganado el Oscar, el actor ironizó sobre Meryl Streep, que le entregó el premio: «La primera elección de Spielberg para el papel era ella». «Savoir-faire»...