«El contable»: Cuando las cuentas no cuadran
Director: Gavin O’Connor. Guión: Bill Dubuque. Intérpretes: Ben Affleck, Anna Kendrick, J. K. Simmons, Jon Bernthal. Estados Unidos, 2016. Duración: 118 minutos. «Thriller».
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Suele suceder. Que de pronto unos y otros comienzan a preguntarte por el estreno de una película casi un mes antes de que aterrice en la cartelera y que te sonaba hasta ese momento a chino y que luego sepas que se trata del filme que ahora mismo acaba de arrasar en la taquilla estadounidense. Bueno, el estar protagonizada por Ben Affleck antes de su cambio radical supone para muchos, pero no para todos, una seguridad, un punto en el haber, aunque las dudas persisten cuando sabes que el director es el todavía sin una trayectoria profesional excesivamente consolidada Gavin O’Connor, el mismo que realizó la adrenalítica «Warrior» (quizá el mejor título de este señor hasta la presente), «Cuestión de honor» o el tan tibio western feminista «La venganza de Jane», entre otras. El quid de la cuestión, muy probablemente, radique en el papel que interpreta Affleck, el tal contable Christian Wolff, un genio de las matemáticas solitario, un casi fóbico social obsesionado con el orden que esconde una doble vida como asesino despiadado y un pasado de niño autista sometido por su padre a una férrea disciplina casi militar para que pueda valerse por sí solo de adulto a pesar de dicho trastorno. Y ese robótico, pétreo personaje que un hierático Afleck desde luego encarna con cara de triste despedida marcado por la patología superada solo de vez en cuando vale quilates e incluso puede que una nominación para los académicos de Hollywood, chiflados por todos aquellos papeles que lastran un padecimiento psicológico o físico. Y a los que sean más gordos o flacos de lo normal, que también. Con todo, el arranque de la cinta resulta sumamente atractivo e inquietante, juego de sombras incluido: alguien acaba de cometer una auténtica carnicería en un edificio y un agente de la ley empuña su arma pisándole los talones. Tanto como al propio Wolff el policía Ray King, mientras que al primero le pide ayuda una chica que ha descubierto en una moderna empresa de robótica cierta anomalía que implica millones de dólares. Thriller de acción con trasfondo leve de drama familiar y ritmo desacompasado, peca de absurdo en demasiadas ocasiones y, otras, queriendo o no, incluso provoca alguna que otra situación disparatadamente divertida sobre todo, cuando ese rostro impenetrable de Affleck afirma, que sí, que el cuadro que tiene en su caravana es un auténtico Pollock. Los números a veces pueden ser primos y otras parecerlo.