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El presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, está decidido a impedir que la gala de este año se convierta en otro "no a la guerra", aunque haya motivos suficientes para un "no a la crisis", a los recortes o al IVA, y no dar motivos a quienes quieren, dice, "acabar con nosotros".
El presidente, que ha dejado para última hora el grueso del discurso que pronunciará en la 27 edición de los premios del cine español, sí ha adelantado en una entrevista con EFE que "por supuesto, las referencias a la situación actual serán constantes, empezando por el guión, pero se dirán en un tono de gala, educado y, sobre todo, con fundamento".
Aún así, a los que suban al escenario "bajo ningún concepto"se les sugerirá de ningún modo ("quién soy yo para imponer una censura", apunta el presidente) lo que tienen que decir o no, pero sí se les pedirá "que no se olviden de que esto es una gala".
"Esencialmente les voy a pedir que cuiden el vestuario y que se den cuenta de quién es el protagonista, es decir, que si Antonio Banderas le entrega un premio a una peluquera, la protagonista es la peluquera", explica, y se declara "inflexible"con la ofensa y con posibles ataques "a cualquier sector que no sea el nuestro".
En cualquier caso, la gala, dice, "no es sitio para reivindicaciones, pero que quede claro que, como colectivo, tenemos una opinión sobre las cosas y que tenemos derecho a que se nos escuche".
"Dentro del PP hay una gran división; por un lado hay un sector 'duro' que estaría encantado de que desapareciéramos y eso, además, les daría votos -opina González Macho-, y otro que no está de acuerdo en absoluto".
"Y están toreando, por eso digo que en los Goya nos jugamos mucho, porque lo que más le gustaría al sector aznarista del PP es que se montara 'una buena' en la gala para justificar que 'no se puede con estos'", añade con vehemencia.
En esa línea, González Macho, que es también uno de los principales empresarios del cine de España desde Alta Films, distribuidor, productor y exhibidor y dueño de la cadena de cines Renoir, le pide al Gobierno que rectifique, "que es de sabios", la subida del IVA del 8 al 21% .
En el mismo sentido, advierte de que "no hay que confundir resignación con supervivencia", porque apenas queda margen para decisiones. "No podemos cerrar los cines, o los teatros, porque la gente necesita trabajar, incluso en condiciones poco aceptables".
El decimotercer presidente de la Academia, que lo es "por gusto"y "totalmente volcado"en ello, valora de su mandato haberla "abierto"a todos los que tienen relación con el cine y convertirla en lugar de reunión -"la sienten suya"-, y haber ampliado el espectro de los miembros asociados, a los que ha dado "voz y voto".
Niega el presunto "conservadurismo"de la Academia -"de mi se puede decir cualquier cosa menos que soy conservador", recuerda este veterano militante en la defensa del cine español, pero le reconoce "prudencia"a la hora de respetar las sensibilidades de los distintos miembros.
En cuanto a los finalistas de 2013, González Macho cree que este año se ha votado "bien", porque las películas con más nominaciones son "indiscutibles", además de muy diversas -rodadas en inglés, francés, en blanco y negro y hasta mudas-, y por primera vez, con un realizador de animación entre los que optan al mejor director novel.
Los académicos (el 40 por ciento, actores) han sido además "generosos"al reconocer entre los suyos el trabajo de actores extranjeros, como Naomi Watts, Jean Rochefort, Tom Holland o Ewan McGregor.
Comentó el presidente que, para el año que viene, se cambiará ligeramente el modo de votar, aunque ni entonces ni ahora se sabrá quiénes, cuántos ni en qué sentido votan los académicos
"Los Goya han crecido mucho", presume el presidente, que reconoce sudores para elegir una nueva sede en la que cupiese todo el mundo y satisfecho de que, aunque está un poco más lejos, sea "ideal"para una retransmisión televisiva, con unas instalaciones técnicas "perfectas"y comodidades para la prensa y la alfombra roja.
Eso sí, la tradicional fiesta del "piso de arriba"de Ifema tras la entrega de premios se traslada al madrileño Casino de la calle de Alcalá. "A esas horas -dice optimista González Macho- nos plantamos allí en un cuarto de hora".