«Lasa y Zabala»: el tiro errado
Pablo Malo, director de cine: «Que cada uno asuma su parte de culpa». El director presenta «Lasa y Zabala», la película más controvertida del Festival de San Sebastián, una ficción sobre el asesinato de los dos etarras a manos de los GAL. «Ese tiro fue el que le dieron a muchísima gente», dice
Pablo Malo nació en San Sebastián hace ya casi medio siglo. Conoce su tierra y es consciente por eso de que tenía material explosivo entre las manos. Es difícil describir de otro modo a «Lasa eta Zabala» («Lasa y Zabala»), el «thriller» histórico-político que recrea el secuestro y asesinato de los dos etarras en 1983 a manos de los GAL y la posterior investigación y juicio contra los que lo hicieron. Una historia protagonizada por Unax Ugalde, Francesc Orella, Jon Anza y Christian Merchán, entre otros intérpretes, que es este año, lo quieran o no sus responsables, el filme más controvertido de la Sección Oficial, en la que ayer se presentaba fuera de concurso. LA RAZÓN habló con el cineasta donostiarra sobre las motivaciones de una película compleja que omite a la otra parte de la historia vasca: las víctimas de la banda terrorista.
–Es un filme con un guión bien hilado y narrado. ¿Es 100% fiel a los hechos o se ha tomado licencias?
–El guión es de Joanes Urkixo, aunque hemos colaborado el productor y yo mismo, y al ser un encargo necesito creerme lo que estoy contando. Nos hemos basado en el sumario, imagino que porque la productora no se quería meter en problemas. Hemos sido fieles en un noventa y tantos por ciento. Lo único es que se han dramatizado un par de cosas hacia el final porque necesitábamos un eje dramático. Sabíamos que era un material muy sensible.
–Sería consciente de que esta película iba a dar que hablar...
–Sí, cuando se me hizo este encargo la gente me daba el pésame.
–Era un encargo...
–Sí, de la productora. Llevaban ya tiempo pensando en hacer una película sobre esto. Pero estaban esperando el momento en que ETA dejase de matar. Se iba buscando esa normalidad, que es imposible que llegue porque las heridas están completamente abiertas. Yo con esta cinta me sigo dando cuenta. Estamos muy lejos todavía en este país de hablar con naturalidad de algo tan terrible y que ha hecho sufrir a tantísima gente por todos los lados. No merece la pena hablar en positivo de ninguna palabra relacionada con el conflicto vasco: asesinatos, bombas, torturas, dispersión, sufrimiento, odio, dolor, venganzas... No se puede construir una sociedad sobre este tipo de cosas. Pero por todos los lados: aquí ha habido fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que no han estado a la altura durante años. Y una sociedad que también ha mirado para otro lado en algunos momentos. Todos somos conscientes de que han ocurrido muchísimas cosas y ya va siendo hora de que todos empecemos a caminar, a pasar página. Eso sí, después de haberla leído: que cada uno asuma su parte de culpa, que todos la tienen. No hemos hecho una película-barricada ni como arma arrojadiza.
–Muestra crímenes de Estado execrables. Era un filme necesario. Pero se echa en falta algo de contexto. ¿No ha perdido la oportunidad de contar todo lo que estaba pasando en el País Vasco en aquellos años con el terrorismo?
–Equilibrar el filme fue algo que en su momento valoramos. Pero pienso si meter un atentado a la Guardia Civil o algo así no habría sido banalizarlo, dejarlo como un contrapunto sólo para tranquilizar. Nos quedaríamos en la anécdota. Yo creo que ese atentado habría que contarlo, ponerle el foco concreto. Yo aquí he querido ceñirme al caso concreto de Lasa y Zabala, de la misma forma que estaría muy cómodo contando otra historia totalmente distinta. De hecho, hace unos años hubo una «TV movie» sobre Miguel Ángel Blanco, yo la vi y no he eché de menos que se hablase de otros atentados por el otro lado.
–La película pueda dar una imagen de héroes o mártires. La propia figura de Íñigo Iruin, muy bien interpretado por Unax Ugalde, parece la de un tipo ejemplar, un abogado idealista. Pero falta esa explicación sobre quiénes eran y qué hacían...
-Sí, de la misma forma que nos han dicho que pasamos muy por encima de Segundo Marey o de Amedo. Pero pienso en las películas inglesas y no todos conocemos en profundidad lo que es el IRA y el IRA Auténtico, quién era Michael Collins, quiénes son los unionistas o la parte dura del Ulster... Estos conflictos que se prolongan tanto en los años generan tanta historia que es complicado resumirlos en cien minutos. Yo he ido a festivales en Europa o EE UU y, como vasco, la pregunta recurrente es siempre ETA. Sabemos que no somos el centro del mundo, pero sales fuera y claro que la gente conoce la historia del País Vasco. Aquí se han sufrido barbaridades. Durante años hemos tenido auténtico pánico a acercarnos al cuartel de Intxaurrondo. En esta película no nos estamos metiendo con los socialistas ni con la Guardia Civil en su conjunto. Estamos hablando de unas personas muy concretas.
–¿No cree que puede haber dejado fuera a una buena parte del público?
–Ha habido gente que me ha dicho: «Se metieron en ETA, ellos sabían lo que hacían. No haberse metido». También me han dicho: «Has dejado fuera a mil víctimas de ETA». A mí me gustaría que esas personas intentasen ver la película de entrada como un filme de ficción, un «thriller» político. Y que cuando saliesen del cine también reflexionasen sobre que esto habla de Lasa y Zabala, pero también de mucha gente más. Este tiro en la cabeza a estos dos chavales es el mismo que le han dado a mucha gente más. Me gustaría que esto significase que no se pueden hacer las cosas así.
Polémica subvención de Bildu
La financiación del filme ha sido controvertida: la televisión vasca ETB ha aportado 700.000 euros y el gobierno foral 300.000. Aunque la subvención más controvertida ha sido la de la Diputación de Guipúzcoa, gobernada por Bildu: 100.000 euros que la oposición local, el Grupo Popular en Guipuzcóa, acusó de no seguir los cauces legales, sino haber sido aplicada a dedo, contra el criterio de un servicio de auditoría interno. «Las financiaciones han seguido la misma lógica que para otro tipo de películas –responde al respecto el director–. En el caso de la Diputación, yo desconozco su funcionamiento, pero sabemos que son ayudas que se han dado en años anteriores a otras películas. Incluso a ''Lasa y Zabala'' se la han concedido a la vez que a otra película, "Mama", pero se ha puesto el foco en la nuestra quizá por esas connotaciones políticas. Todo lo que tiene que ver con esta película trasciende lo que es una ficción como tal y empieza a ser sospechoso de esto o de aquello».