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Maneras de venir al mundo

Carlos Marqués-Marcet dirige «Los días que vendrán», un homenaje a la belleza del nacimiento y un retrato acompasado de la aventura del embarazo para una joven pareja

Maneras de venir al mundo
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Delegar en el arbitrio de unos papeles doblados el nombre de tu futuro hijo, inundarte de preguntas deformadas en el momento de querer tenerlo después de apenas un año de relación y discutir apasionadamente sobre el binomio educativo público-privado en el que se formará la criatura mientras pides cinco zanahorias en el Mercado de la Boquería son cosas que la pareja de treintañeros formada por Vir y Lluís comienza a introducir como dinámicas de comportamiento habituales en su vida al enterarse de que van a ser padres.

Con la intención de cerrar el ciclo cinematográfico de estudios sentimentales sobre la manera compleja que tenemos de comportarnos en cuestiones del corazón, el director catalán Carlos Marqués Marcet remata ahora este bucle con «Los días que vendrán». Un delicado canto a la vida protagonizado por los actores María Rodríguez Soto y David Verdaguer –figura de referencia indiscutible en todos los proyectos del cineasta–, que, además de ser pareja fuera de los focos, gracias a esta película, logran consolidarse como cómplices absolutos dentro de la gran pantalla.

La gestación metafórica y literal de este trabajo tiene su origen en el aprovechamiento y la búsqueda de belleza de una noticia: «Durante el rodaje de “Tierra firme” David y María se enteraron de que estaban embarazados. Yo había trabajado mucho con él y con María también había coincidido en televisión. En ese momento estábamos haciendo una película sobre la decisión de tener o no tener hijos como era “Tierra firme” y pensé que tenía sentido cerrar estas películas anteriores que habíamos hecho con una que mostrara el final del proceso, el momento en el que tienes un hijo. Y hacerlo de una manera que hablara en presente. Se trataba de aprovechar el momento. Exprimir el aquí y el ahora. Tenía muchas ganas de hacer algo que se fuera construyendo sobre la marcha. Los tiempos nos los iba imponiendo la propia realidad, el propio embarazo y no al revés», explica Marcet.

A través de imágenes familiares intercaladas del propio nacimiento de Vir y el retrato documental de todos los picos emocionales que va atravesando la pareja revestido de ese halo intimista propio de una «home movie», la cinta describe la aventura de la maternidad y refleja la estela de unos miedos y unas expectativas que se mantienen inalterables en el tiempo tal y como indica el director: «La necesidad de reproducirse es algo que no va a cambiar nunca y que quería plasmar aquí. Siempre va a seguir saliendo gente de gente y por eso la escena de María viendo su propio parto reestructuró toda la película. Ahí entendí lo que estábamos haciendo». En «Los días que vendrán» Marcet perfila la ritualidad de uno de uno de esos momentos clave de la existencia en los que la vida empieza a asomar.