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¿Puedo llevar a mi hijo a ver "Joker"?

La cinta de Todd Phillips triunfó en Venecia pero llega ahora a las salas españolas precedida de numerosas críticas por la violencia de la historia protagonizada por Joaquin Phoenix, que no es apta para menores.
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La cinta de Todd Phillips triunfó en Venecia pero llega ahora a las salas españolas precedida de numerosas críticas por la violencia de la historia protagonizada por Joaquin Phoenix, que no es apta para menores.
«Joker» llega a los cines entre amenazas, paranoia, denuncias falsas, burbujeo de rumores en la web oscura, admoniciones y, ay, críticas más bien hostiles. Lleva el rostro de Joaquin Phoenix, el actor más superlativo, y excesivo, de su generación. El más indicado para autodestruir un mito del cine y reconstruirlo con el guión salvaje que le permitió antes encarnar al Johnny Cash más drogota y al Cómodo más sádico. Aunque, cuidado. A Phoenix no le hace nada de gracia que los periodistas especulen con una tragedia. Hasta el punto de que el otro día, entrevistado por Robbie Collin, del «Telegraph», abandonó la charla a la mitad cuando le preguntó si no tenía miedo de que la cinta pudiera activar los instintos homicidas de un tipo como Joker, «inestable, solitario» y borracho de autocomplacencia y pena por sí mismo. Dave Itzkoff, del «New York Times», cenó con él y estuvo a punto de perderle cuando le insinuó que no parece probable que algún día dejen de llamarle para interpretar a dementes, «yonquis», maníacos y hasta asesinos. Al intérprete no le hizo gracia, por más que el propio Itzkoff citase toda una retahíla de papeles turbulentos, adornados con la clase de magia negra y electricidad sombría que engalana sus actuaciones.
Antes le había comentado qué hacía alguien como él, icono del cine más insobornable, en la adaptación de un cómic. Phoenix, tan metódico como impredecible, confesó su pasmo por el rol del payaso: «Realmente no sabía qué era. No sabía cómo clasificarlo. No dije: “Este es el personaje que estoy interpretando”. No sabía lo que íbamos a hacer». «Si bien no se sabe a dónde lo llevarán sus andanzas creativas», concluye el reportero, «parecía seguro predecir que una película de gran presupuesto, basada en una propiedad intelectual de un estudio, acabaría en algún lugar de ese itinerario».
Tampoco crean, eso sí, que la presencia de Pheonix es garantía de calidad absoluta. De hecho, y aunque ganó en Venecia, la película está siendo muy contestada por los críticos estadounidenses. Hasta el punto de que en el momento de escribir estas líneas, y a partir de 45 reseñas, el agregador de la web metacritic, la más fiable que existe, apenas le daba 62 puntos sobre un máximo de 100. Así, Dana Stevens, en «Slate», recomienda evitarla, pero no porque tema que alguien pueda volar la cabeza del respetable, si no porque le parece aburrida. «La fábula sucia e implacable», ha dicho, es «demasiado leve, estética y moralmente, para soportar el peso de todos esos meses de debate. “Joker” es una mala película: es predecible, un cliché, profundamente deudora de otras películas mejores, y sobrescrita hasta el punto de la autoparodia». El desagrado que le provocó, lejos de estar relacionado con la violencia, tuvo que ver con la «claustrofobia» y el «aburrimiento».
Un GoFundMe para Phoenix
Y nadie ha disparado más duro que Stephanie Zacharek, que en las páginas de «Time» explica que «Phoenix se esfuerza tanto para que puedas sentir la desesperación palpitando en sus venas que apetece montar un GoFundMe para que no tenga que trabajar tanto. Pero lo malísima que es su actuación no es del todo su culpa. (A menudo ha sido, y en general sigue siendo, un actor excelente. Es solo que aquí no)». Claro que a quién le interesan los lamentos de los reseñistas si tienes a las víctimas de varios tiroteos alarmados y a los columnistas y contertulios lívidos. El propio director, recuerda Stevens, ha ensayado su voz más enfática y grave para reconocer que a él lo que le gustaría es hacer comedias, pero que el mundo va cuesta abajo y no son estos los mejores tiempos para la risa.
Y si Todd Phillips justifica así una película odiada y amada incluso antes de estrenarse, qué no dirán los detectores del fin del mundo y los moralistas de guardia. Cómo será la cosa que la cadena de televisión ABC abría ayer con el anuncio de que el FBI estará atento a cualquier conato sospechoso. De hecho, el canal de televisión, que cita un boletín de consumo interno del Bureau, habla de «publicaciones amenazantes en las redes sociales», miedo a «tiroteos» y advertencias oscuras. Al mismo tiempo, «no brinda información que indique amenazas específicas o creíbles a ubicaciones o lugares particulares».
Detrás de las paranoias asoma el rostro deforme de un Joker pintado como una puerta. Pero sobre todo las historias muy reales de matanzas recientes, como la de aquel James Eagan Holmes, en 2012, el zumbado que abrió fuego en el cine Aurora de Colorado durante una proyección de «El caballero oscuro: la leyenda renace» y dejó un saldo de 12 muertos y 70 heridos. La madre de una de esas personas envió una carta a la productora de la película, Warner, para pedirle al menos que purgue en parte sus mensajes apoyando que el legislativo actúe contra las armas. Ella y otros cuatro familiares de asesinados por Holmes temen que «Joker» simpatice con un asesino. «Queremos dejar claro que apoyamos su derecho a la libertad de expresión», dijeron, «pero como cualquiera que haya visto una película de cómic puede decirle: con un gran poder viene una gran responsabilidad». Palabra de Spider-man.
De Niro, homenaje y acusación
Martin Scorsese volvió junto a los gánsters de siempre para cocinar «The Irishman», su reencuentro con un género del que es rey indisputable. Pero es otro personaje suyo, el Travis Bickle de «Taxi Driver», el que más aparece citado estos días cuando se habla de «Joker». Los críticos mencionan a la criatura solitaria que patrullaba Manhattan cuando la ciudad parecía a punto de naufragar entre incendios del Bronx, sex-shops en Time Square y yonquis en el East Village. Pero es que Phoenix no deja de homenajear a su maestro, que fue acusado ayer de «comportamientos abusivos» por una ex empleada, cada vez que ensaya un monólogo ante el espejo. Por si fuera poco, el mismo De Niro tiene un papel en la cinta. Aunque el referente más poderoso de Joker es otro desequilibrado inolvidable, aunque menos evidente: el Rupert Pupkin de «El rey de la comedia» que interpretó, de nuevo, a las órdenes de Scorsese.