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Cristina Linares: "Los niños son mucho más inteligentes que los adultos"

Presenta su primer largometraje, «Semillas de alegría», en el que cuenta a través de sus verdaderos protagonistas las historias de tres comunidades de Angola, Colombia y España.

Foto: David Jar
Foto: David Jarlarazon

Presenta su primer largometraje, «Semillas de alegría», en el que cuenta a través de sus verdaderos protagonistas las historias de tres comunidades de Angola, Colombia y España.

Crstina Linares trabaja desde hace más de una década en Tus Ojos, una productora de cine social, como la define ella misma, donde se ha desempeñado como guionista, además de haber dirigido varios cortos. Allí aterrizó tras estudiar cine en Bogotá, su ciudad natal, y hacer un doctorado en la Universidad Autónoma. Le tomó cinco años llevar su primer largometraje de la idea al resultado final. «Semillas de alegría», que se estrena el viernes, ha sido «un trabajo titánico» llevado a cabo en Colombia, España y Angola, donde se desarrollan tres historias en las que la infancia y la educación, los temas que siempre han apasionado a Linares, son los protagonistas. «Lo que me gusta es trabajar con niños y jóvenes. No me considero una activista, porque el activismo requiere de un compromiso muy grande, pero si tengo una causa es la infancia y la juventud», afirma.

–Su trabajo la ha llevado a muchos países de Latinoamérica y a gran parte de África, ¿eso influyó en su decisión de basar las historias dentro y fuera de España?

–Sí, claro. Además de que soy colombiana, he trabajado allí desde que vivo en España y eso me ha dado una perspectiva diferente de mi país. De alguna manera, también, es un modo de devolver parte de lo que Colombia me dio. Y en Angola hemos trabajado mucho en los últimos seis años con la Comunidad Europea, por lo que es un territorio que conocemos bastante bien. Pero ha sido un esfuerzo titánico hacer una película con un presupuesto tan pequeño y que trata un tema que no es comercial, aunque le interesa a los niños y a los jóvenes. Por eso la hemos pensado para la educación, es decir, queremos llevar el cine a las aulas, o llevar los estudiantes al cine, y mostrarles la realidad circundante para que reflexionen.

–¿Deben las artes, entonces, cumplir siempre una función social?

–El arte no puede escapar de su compromiso con la realidad. Las películas, y el arte en general, son hijos de su tiempo y eso hace que cuenten lo que está ocurriendo. Una película como esta tiene un compromiso mucho más evidente, y en este caso hasta una función educativa, pero sí pienso que, aunque el artista no dé prioridad a lo social, lo que produce es siempre imagen de su tiempo.

–Los protagonistas del filme no son actores profesionales, pero sí siguen un guion previamente pactado. ¿Cómo interactúan la realidad y la ficción en «Semillas de alegría»?

–Es una película híbrida, es decir, retrata la realidad pero a través de historias de ficción. Los actores –algunos de ellos sí son profesionales, especialmente los que aparecen en la parte de España– están contando sus propias historias. Ahí está la mezcla entre documental y ficción. Por ejemplo, la de Angola tiene que ver con el problema del agua y los servicios sanitarios que tienen en la comunidad de Cangula y del que nos han contado desde hace años. En el caso de Colombia, es realidad pura: el barrio de La Boquilla, en Cartagena, está siendo desplazado lentamente por la industria hotelera que busca ampliarse hacia esa zona. Y los niños de esa comunidad, a través de la música, están defendiendo su identidad.

–En efecto, en la cinta la música es un hilo conductor que ayuda a saltar de una historia a otra...

–Amo la música. Es el gran arte que logra que la gente se emocione profundamente. Todos en el equipo –porque una película es un sueño de muchos– queríamos que fuera muy musical porque tanto Colombia como Angola lo son, y España, en mi opinión, también es un país musical.

–Otra consecuencia de la música es que, a pesar de las realidades duras que retrata, el tono del filme es más bien positivo.

–Nuestra labor como realizadores es colaborar a que este mundo sea mejor y creemos que eso se logra más eficientemente desde un punto de vista positivo. La educación basada en ver las cosas de una manera constructiva es bastante más efectiva que solo señalar el problema sin buscarle una solución.

–La película hace hincapié en el papel activo que los niños pueden jugar en la sociedad, algo que cada vez parece más obvio pero que hace pocos años no lo era tanto.

–Estoy convencida de que los niños y los jóvenes son mucho más inteligentes que nosotros los adultos, aunque a ellos les falte el contexto cultural que irán adquiriendo con la educación y el tiempo. Ten en cuenta que este año se cumplen treinta de la Declaración de los Derechos de la Infancia. Antes, los niños no contaban para la sociedad. Pero parece que el mundo se está comenzando a dar cuenta de que los niños tienen mucho que decir.