Estreno
Crítica de "Un funeral de locos": la copia de una copia de una copia ★ 1/2
Director: Manuel Gómez Pereira. Guion: Yolanda García Serrano (remake: Dean Craig). Intérpretes: Quim Gutiérrez, Ernesto Alterio, Gorka Otxoa, Inma Cuesta, Hugo Silva. España, 2025. Duración: 97 minutos. Comedia.
Es lo que ocurre cuando vemos la copia de una copia de una copia, y suma y sigue: el color desvaído, el trazo desmayado, el fondo difuminado. Nada se distingue porque nada tiene voz propia. Por mucho que la adaptación traslade la trama de “Un funeral de muerte” al País Vasco, y la película se tome como pretexto para reunir a un “all stars” de la comedia española, los que vieron el original británico -o su remake norteamericano, operación insólita para un filme tan reciente hablado en inglés- se conocerán todos los gags de este vodevil tanático, una sátira que a veces confunde el humor negro con la más descarnada vulgaridad. Gran hándicap para una comedia que, en gran parte, confía en el efecto sorpresa para hacer reír a su público: si la presencia de un misterioso enano en el funeral de un venerable patriarca podía resultar intrigante o la ingesta de psicotrópicos confundidos por ansiolíticos podía convertir la desinhibición nudista de uno de los asistentes a la ceremonia en ‘running gag’, era porque el espectador se enfrentaba a ello por primera vez. A la tercera no va la vencida, sino la caída.
Alguien podría dejarse tentar por comparar las carreras de Frank Oz y Manuel Gómez Pereira, aunque tal vez se olvidaría de que “Boca a boca” o “Salsa rosa” nunca fueron ni “Bowfinger” ni “Un par de seductores”. En todo caso, aquí Pereira, que regresa al cine después de un largo hiato televisivo, oficia de artesano funcional, colocando la cámara en el lugar en que los actores parecen mejor iluminados para soltar sus réplicas, en el reino de un plano medio catódico que rinde pleitesía al gesto previsible y la frase presuntamente ingeniosa.
En el fondo queda, suponemos, un intento de poner patas arriba la buena educación de la burguesía, de sacarle los colores a su hipócrita doble vida, aunque tal vez eso tenía mucho más sentido en el contexto británico que en el vasco. Sorprende que haya actores con una vis cómica irresistible, como Imma Cuesta o Ernesto Alterio, que anden tan desaprovechados; que otros, como Hugo Silva, apenas tengan espacio para trabajar su sentido del ‘timing’; que algunos otros no contradigan su imagen de marca, como Arturo Valls o Antonio Resines. Siempre nos quedará Secun de la Rosa, que, desde su ingenuidad desubicada, parece el único en entender que no hay funeral que no merezca un buen sarpullido en el culo.
Lo mejor:
Secun de la Rosa es, sin lugar a dudas, el mejor del elenco.
Lo peor:
Nada funciona para los que hayan visto las anteriores versiones.