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Estreno

Crítica de "Napoleón": el bigotito de Charlot ★★★

Director: Ridley Scott. Guion: David Scarpa. Intérpretes: Joaquin Phoenix, Vanessa Kirby, Tahar Rahim, Ben Miles, Rupert Everett, Edouard Philipponatt, Paul Rhys. Estados Unidos, 2023. Duración: 158 minutos. Drama.

Joaquin Phoenix en la nueva película 'Napoleón'
Joaquin Phoenix en la nueva película 'Napoleón'Sony Pictures

Director: Ridley Scott. Guion: David Scarpa. Intérpretes: Joaquin Phoenix, Vanessa Kirby, Tahar Rahim, Ben Miles, Rupert Everett, Edouard Philipponatt, Paul Rhys. Estados Unidos, 2023. Duración: 158 minutos. Drama.

Si Albert Dieudonné (Abel Gance, 1927) o Marlon Brando (Henry Koster, 1954), por solo citar dos ejemplos egregios, levantaran la cabeza y viesen la nueva película de Ridley Scott, muy probablemente, se morían otra vez. O, mínimo, echaban mano de nuevo al sable para plantarlo en el cinto pidiendo guerra. Porque el Napoleón del apabullante, irregular, trasquilado, chocante, hermosamente pictórico y en ocasiones incluso un poco vulgar filme se las trae. Y no porque coma como un cerdo, fornique como un borrico, llore como una Magdalena y se tape los oídos con tan escrupuloso y guiñolesco cuidado ante la inminencia de un cañonazo, que también, sino por la pátina de postmoderna autoparodia con la que entre el director,el guionista David Scarpa y el, por otro lado, espléndido siempre Joaquin Phoenix han barnizado al ilustre personaje. Con razón están negros los franceses, que Scott no es británico de casualidad. Así pues, vemos a este Napoleón en el que el labio leporino de Phoenix funciona a veces como el bigotito de Charlot durante los orígenes de la siempre polémica leyenda, mientras ascendía desde su alistamiento en las fuerzas de la Revolución Francesa como oficial de bajo rango, cuando demostró tratarse de un brillante estratega en los asuntos bélicos, hasta volverse emperador. Y de qué manera se plantó la corona. Entre fabulosas, violentas, espectaculares y coreografiadas a la perfección batallas (con perdón de los historiadores, nos referimos al aspecto puramente cinematográfico), Napoléon, al que hasta ese momento las mujeres se la traían al pairo, conoce a la bella Josefina (una notabilísima Vanessa Kirby), se enamora de manera obsesiva de ella y contraen matrimonio; la joven sabrá demasiado pronto, sin embargo,que en la cama no hay forma de que este señor aprenda tampoco buenos modales, y, por las mismas, se busca pronto a un amante mientras el marido está fuera peleando por el país. Napoleón, primero, la pone de vuelta y media, y, después, vuelve a jurarle amor eterno tras perdonarla. Da la impresión, sí, de que nos encontramos con un par de películas en una que circulan por dos direcciones condenadas a no confluir jamás como Dios manda. Y con un personaje, Josefina, que ha crecido por primera vez en muchas décadas, por no decir que jamás había tenido este protagonismo, bien delimitado, empoderadamente enganchada a Napoleón, libre aunque dependiente de él, que debe divorciarse de su marido ante la imposibilidad de darle hijos al cónsul victorioso, al no monarca que las familias nobles europeas consideran simplemente «un matón». O, diríamos hoy, un «Alien» más marciano que aquel octavo pasajero.

Lo mejor: con permiso siempre de los historiadores, las batallas resultan fabulosas

Lo peor: o mismo no lo pretendía Scott, pero el personaje a veces provoca risa floja