Música
Dejen ya en paz a David Bowie
Poco más de veinte años, el pelo largo y ensortijado, un puñado de canciones en la garganta y un cambio de nombre para ver si el éxito cuajaba y se dejaba atrapar. Es ese David Bowie casi adolescente que se deja influir por Lindsay Kemp, un maestro del mimo que trataba de «exteriorizar» por aquel entonces lo mejor de él para que pueda liberar «sus ángeles y demonios interiores», decía. Y es en esos años de comienzos y tanteos cuando el músico compone sus grabaciones caseras, sus sesiones de radio en la BBC o cuando graba junto al guitarrista John Hutchinson las que se van a recuperar ahora la enésima exhumación del genial artista. Imposible llevar la cuenta de los discos que tras su muerte, en enero de 2016, se han reeditado, remasterizado, recopiado y puestos al día con la última o penúltima tecnología. Vinilos para los nostálgicos de ayer a los que se unen los modernos locos por todo lo que tenga tufo o regusto vintage. Tecnología puntera también para la generación 3.0. Cada uno va a tener su trocito del pastel. De Bowie, qué lastima, se está aprovechando todo, publicidad incluída. ¿No es ahora casi más protagonista de lo que fue en vida? Los inicios, que son los que ahora nos ocupan, tienen interés por los tanteos del joven que devendrá en grande de la música y que a partir del 15 de noviembre se venderán (ojo, que las vacaciones de Navidad están a la vuelta de la esquina y las discográficas tiene que hacer caja) en una edición de lujo con cinco Cds (también en formato digital) bajo el nombre de «Conversation Piece», subtitulado «Un viaje en el tiempo a sus procesos creativos (1968-69). Por si el material no fuera del todo atractivo, se incluyen 12 grabaciones inéditas, además del álbum «Space Oddity», del que este año se han cumplido cincuenta (y que, pásmense, se reeditó meses atrás con la misma percha), nuevamente mezclado por Tony Visconti. Si lo que le gusta es, además, de escuchar, leer, la caja incluye un libro de 120 páginas con fotos, algunas de ellas inéditas y textos escritos «ad hoc». Y si lo suyo son las rarezas más kitsch, puede hacerse con la edición en vinilo color oro o plata del citado «Space Odity». No se extrañen si 2020 nos regala nuevos hallazgos de Bowie, canciones de madurez, temas desechados un día que hoy cobran una segunda vida o incluso un álbum escondido que compuso nadie sabe el motivo. ¿Por qué algunos muertos resultan tan rentables? ¿No sería mejor dejarle descansar en paz y seguir disfrutando de su música?
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