Despídete de Michael Jackson
El demoledor documental «Leaving Neverland» está causando un verdadero terremoto. Es una segunda muerte para el artista, que ha sido ya vetado en varias emisoras. El sábado lo estrenará en España Movistar+.
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El demoledor documental «Leaving Neverland» está causando un verdadero terremoto. Es una segunda muerte para el artista, que ha sido ya vetado en varias emisoras. El sábado lo estrenará en España Movistar+.
«Laving Neverland», el documental de HBO dirigido por Dan Reed, continúa erosionando la fama del gran icono pop. La cinta da voz a varias de las supuestas víctimas de abusos sexuales cometidos por Michael Jackson y no deja de provocar reacciones viscerales. La penúltima es la cancelación o el veto de su música en varias emisoras de radio en Canadá y Nueva Zelanda.
Leon Wratt, director de la emisora MediaWorks, ha explicado en un comunicado que Jackson «no se encuentra actualmente en ninguna de las listas de reproducción de las estaciones de Radio MediaWorks». Para justificar la censura alude a las preferencias de la audiencia: «Nuestro trabajo es asegurarnos de que nuestras estaciones de radio estén reproduciendo la música que la gente quiere escuchar». Tal y como confirma CNN varias emisoras canadienses podrían sumarse al veto en los próximos días. Reaccionan a la presentación de una película absolutamente demoledora, dividida en dos partes, y que emplea cuatro intensas horas en indagar en las acusaciones de pederastia. Dar voz a Wade Robson y James Safechuck, dos de los niños que convivieron durante años con el cantante y cuya vida, según relatan, se ha convertido en una auténtica pesadilla, un sueño infernal. Antes del comienzo se avisa de que en el documental se incluyen descripciones explícitas de abusos sexuales.
Candor, fama y dinero
Safechuck llegó a su vida cuando tenía apenas 8 años, después de protagonizar juntos un anuncio de refrescos. En su contra habría jugado la actitud de unos padres fascinados por el interés que Jackson demostró por su pequeño. La magnitud de su patrimonio y su generosidad para con aquellos que accedían a hacer realidad sus caprichos, hicieron el resto. Algo similar sucedió con Robson. Apenas contaba cinco años cuando entró en contacto con el artista. «Era la persona más amable y gentil que había conocido. Me ayudó con mi carrera, con mi creatividad... y también abusó sexualmente de mí durante siete años», confiesa. Resulta casi imposible sustraerse a la irresistible combinación de candor, fama y dinero. Casi imposible. A los ojos de los niños y sus progenitores Neverland, el fastuoso y exótico rancho, suponía la encarnación más evidente de una fantasía escrita por Lewis Carroll o J. M. Barrie. Lejos de indagar en la extraña y ciertamente turbia fascinación del cantante por los niños pronto fue habitual que pasaran largas temporadas juntos sin la supervisión de la familia. Incluso que el artista y los infantes compartieran cama. Tal y como el autor de «Thriller» confesó, entre deleitado y marciano, a un estupefacto periodista, Martin Bashir, en una entrevista de 2003 que bien puede calificarse de legendaria. Estrenado en Sundance, «Leaving Neverland» provocó la inmediata respuesta de los encargados de velar por el legado del «rey del pop». En su comunicado afirman que «no es un documental, es el tipo de asesinato propio de los tabloide que Michael Jackson sufrió durante su vida, y ahora que está muerto. La película realiza acusaciones no corroboradas que supuestamente sucedieron hace 20 años y las da como si se trataran de hechos (...) Los dos acusadores declararon bajo juramento que estos eventos nunca ocurrieron. No han aportado pruebas independientes ni en apoyo de sus acusaciones, lo que significa que toda la película depende únicamente de la palabra de dos perjuros».
Un pago de 15 millones
Varios críticos, como Sam Adams en Slate, se preguntaron por qué Robson y Safechuck hablan ahora y «alegan actos que habían negado anteriormente, incluso durante sus testimonios en defensa de Jackson contra otros acusadores». A nadie se le escapa el hecho de que durante el juicio de 2004-2005 Robson declaró en favor de Jackson. Al igual que Macaulay Culkin. Jackson fue entonces absuelto de abusos sexuales. Años antes, en 1993, investigado por haber molestado presuntamente a Jordan Chandler, que entonces tenía 13 años, sus abogados resolvieron la papeleta sin llegar a juicio, previo pago de más de 15 millones de dólares. Parece que Chandler no quiso ser entrevistado por Reed.
Corey Feldman, amigo de Jackson, conocido por su papel en «Gremlins» y «Los Goonies», y que suele presentarse como superviviente de abusos infantiles, acusa al director de no tomar en consideración más que una versión de los hechos. Refuerza así uno de los argumentos de los herederos de Jackson, que han demandado a HBO por 100 millones de dólares y que insisten en que el director «evitó intencionadamente entrevistar a numerosas personas a lo largo de los años que pasaron un tiempo significativo con Michael Jackson y han declarado sin ambigüedades que trataba a los niños con respeto y no les hizo nada perjudicial». Al hacerlo habría «descuidado la verificación de los hechos».
El pasado lunes, en un teatro de Times Square, el director y sus dos protagonistas asistieron a la proyección de la película. Posteriormente mantuvieron un debate moderado por Oprah Winfrey. En la platea, invitados, había decenas de víctimas de abusos sexuales. Robson y Safechuck insistieron en que Michael los «entrenó» y los obligó a «mentir durante años». Cuando les preguntó si han logrado perdonar, Safechuck comenta que «me sentí culpable este fin de semana, como si lo hubiera decepcionado. Todavía está allí. Esa sombra sigue ahí». Oprah explicó que ha dedicado 217 episodios de su programa a los abusos sexuales, que ha intentado «transmitir el mensaje de que el abuso sexual no es solo abuso. También hay seducción sexual». En conversación telefónica con Reed, nada más ver «Leaving Neverland», le confesó que había logrado «ilustrar en estas cuatro horas lo que intenté explicar en 217». Qué lejos de la entrevista que ella misma hizo a Jackson en 2003. Sirvió como enmienda a la totalidad de las acusaciones de abusos, que lo perseguían desde hacía una década, y, por supuesto como parapeto frente a la demolición realizada por el implacable Bashir. El mayor enemigo de los admiradores del artista hasta que desembarcó Reed.