Fallece el diseñador de las medallas de Barcelona'92
El escultor Xavier Corberó Olivella falleció ayer a los 81 años en la localidad barcelonesa de Esplugues de Llobregat.
El escultor Xavier Corberó Olivella falleció ayer a los 81 años en la localidad barcelonesa de Esplugues de Llobregat.
El escultor Xavier Corberó Olivella, que diseñó las medallas de los Juegos Olímpicos de Barcelona'92, falleció ayer a los 81 años en la localidad barcelonesa de Esplugues de Llobregat, ha informado la familia del artista.
Durante su carrera, Corberó realizó exposiciones individuales y colectivas en Barcelona, Bilbao, Madrid, Valencia, Miami, Chicago, Edimburgo, Zurich, Nueva York, Tokio, Berlín, Rotterdam, Pittsburg, Lieja, París y Ginebra, entre otras capitales.
Su obra está repartida por diversos museos de todo el mundo, entre ellos el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, el Museo de Arte Abstracto de Cuenca, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo de Arte Moderno de Tokio, el Stedelijk Museum de Amsterdam, así como el Victoria and Albert Museum y el Goldsmith's Hall de Londres.
Nacido en Barcelona en 1935, Xavier Corberó aprendió a trabajar artesanalmente los metales en el taller de herrería que fundó su abuelo, Pere Corberó.
Inició sus estudios artísticos en la Escola Massana de Barcelona, fundada por su padre junto con Llorenç Artigas, y continuaron en la Central School of Arts and Crafts de Londres, ciudad en la que residió desde 1955 a 1959.
También trabajó un tiempo en la fundición Medici de Lausana, donde vivió un período clave de su formación y donde recibió la influencia de Pau Gargallo y Henry Moore.
Aunque participó en la Bienal Hispanoamericana de 1955 con otros artistas, realizó su primera exposición individual en Lausana en 1959, donde la crítica lo relacionó con la influencia del escultor y pintor suizo Alberto Giacometti.
En 1960 volvió a Cataluña y se instaló en Esplugues de Llobregat, tras lo cual hizo su presentación en Barcelona en la Galeria Mirador y contactó con artistas como Joan Miró.
Las obras y esculturas que hizo en esta década le aportaron popularidad y reconocimientos del mundo artístico, y así fue galardonado con el premio Manolo Hugué (1960), el Ramon Rogent (1961) y la Medalla de Oro del Estado de Baviera (1963) tras una exposición en Múnich.
Precedido de esta fama se trasladó a Nueva York, en un momento en que el Op Art, basado en las formas geométricas y las ilusiones ópticas, estaba muy relacionado con su obra y la crítica lo consideraba un representante de este estilo.
Allí se relacionó con el ambiente de artistas reconocidos como Marcel Duchamp, Man Ray o Max Ernst, entre otros. El reconocimiento internacional adquirido le llevó a exponer en numerosos países, como EEUU, Inglaterra, Alemania, Suiza, Japón e Italia.
En 1972 llevó a cabo su obra más ambiciosa: el Centro de Actividades e Investigaciones Artísticas de Cataluña (CAIAC) en Esplugues, un taller de régimen abierto que acogió de manera permanente una docena de artistas de diversas especialidades.
Posteriormente inició una etapa de escultura monumental, y su camino hacia la escultura urbana para la colectividad en Nueva York.
La década de los 80 vino marcada por sus delicados y refinados mármoles blancos y rosados y por la continuación de la escultura pública en numerosas ciudades, a partir de diversos encargos.
Fue a inicios de la década de los 90 cuando Corberó colaboró con el Ayuntamiento de Barcelona para dotar a la ciudad de varias esculturas públicas, y de este modo coordinó la llegada de obras de artistas de reconocido prestigio, como Richard Serra, Botero, Lichstentein, Anthony Caro o Claes Oldenburg, entre otros.
Corberó fue el escultor encargado de diseñar las medallas de Barcelona'92, lo que llevó a cabo siguiendo los criterios marcados por la Carta Olímpica, sin romper la tradición ininterrumpida desde Amsterdam'28 de llevar grabada la imagen de la diosa de la Victoria en el anverso.