Félix Palomero: «Hay tanto talento joven que somos incapaces de darles espacio»
En vísperas del cierre de temporada con la «Sinfonía de los mil» de Mahler, el director técnico de la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE) evalúa los principales retos que están por venir
Madrid Creada:
Última actualización:
Son las tres de la tarde, con las temperaturas como ya conocen, y en el Auditorio Nacional se encuentran en pleno ensayo. Mientras violonchelos y oboes suenan de fondo, Félix Palomero, director técnico de la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE), nos recibe en vísperas del cierre de la temporada, que viene pisando fuerte. Se trata de la octava Sinfonía de Mahler, también llamada «Sinfonía de los mil», que se representará los tres días de este fin de semana y que tiene unos «requerimientos importantes: nueve solistas, un coro muy grande, una gran orquesta... es una forma brillante de finalizar», asegura.
Es un cierre a lo grande.
Programamos esta Sinfonía por una conmemoración histórica. En junio de 1970 se representó por primera vez en España, en el Palacio de Carlos V durante el Festival de Granada. Es una obra monumental, que requiere a partir de 300 personas de coro, una orquesta de casi 120, y que entonces lo hizo la Orquesta Nacional con quien era entonces su director titular, Rafael Frühbeck de Burgos. Cincuenta años después, en 2020, el director del festival de entonces, Pablo Heras-Casado, quiso recuperar aquellas temeridades haciendo otra vez la octava Sinfonía de Mahler, pero vino la pandemia. Entonces, hemos querido recuperarlo. Además, Gustav Mahler es un autor que está en el centro del ideario de nuestro director artístico David Afkham.
¿Qué requiere organizar una obra de tal magnitud en la Sala Sinfónica del Auditorio?
Pone al límite las condiciones del Auditorio. Cuando fue diseñado, ya se tuvieron en cuenta las tribunas posteriores para cuando hay obras de estas características, como la «Atlántida» de Falla. Por lo demás, somos una organización muy acostumbrada a estos retos. En la OCNE somos prescriptores, en el sentido de que si alguien puede hacer esto tenemos que ser nosotros, y en las mejores condiciones.
¿Cómo evalúa la temporada que finaliza?
Estamos muy contentos y lo vemos en la respuesta del público, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. Vamos a estar en el 78% de ocupación, que es una cifra magnífica, teniendo en cuenta que aquí en la Sala Sinfónica, sin el coro, tenemos 2.300 localidades. En términos cualitativos el público nos traslada satisfacción. Hemos fortalecido nuestra relación afectiva, y vemos que la gente sigue queriendo tener la experiencia de la música en vivo. Lo dicen los expertos: durante el tiempo de la pandemia, subió el seguimiento en redes sociales y recientemente ha caído. No se ha sustituido una cosa por la otra.
¿La tecnología y las redes sociales no son competencia?
Son complementarias. En la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas, AEOS, a la que pertenecemos, es un debate frecuente. Hemos querido reforzar las actividades de mediación con el público, con mayor presencia en las redes.
¿Qué objetivo se marcan para la próxima temporada?
La apertura a artistas jóvenes españoles y latinoamericanos, a través de nuestro ciclo «Descubre». Si no damos oportunidad a los talentos jóvenes, no les vamos a ayudar a hacer su carrera. Procuramos que cada vez haya una mayor comunicación interna con la orquesta y con el coro en mejorar nuestras capacidades de producción. Y desde ese punto de vista creo que estamos cubriendo plazas vacantes. Además, estamos mejorando la movilidad. Hace unos años había un comentario generalizado de que la OCNE no salía de Madrid, y eso buscamos cambiarlo.
¿Es de alguna manera la OCNE un reflejo de la sociedad?
Hacemos todo lo posible, intentamos estar alerta. No hacemos una programación temática, porque no nos parece legítimo. Nosotros tenemos líneas transversales que permiten al espectador hacer un recorrido emocional de la música. Por otro lado, la reacción a muchos fenómenos sociales en nuestro caso siempre llega tarde, porque acabamos de presentar la temporada y ya tenemos casi cerrada la siguiente, por lo que intervenir y adaptarnos es difícil.
El movimiento orquestal ha sido un gran motor de democratización de la música en EspañaFélix Palomero
Siendo la OCNE la orquesta pública más grande del país, ¿de qué forma os afecta esta época de elecciones?
De ninguna. Hacemos nuestro trabajo con absoluta libertad y somos un servicio público en muy distintas líneas, como en el mantenimiento del repertorio, en generación de nueva creación, en todo que tiene que ver con la inclusión... Eso lo tenemos en el ADN. Nosotros tenemos presupuestos públicos y actuamos con estabilidad.
¿A la OCNE no se le pone nada por delante?
Tenemos que mantener la calidad, pero no podemos ser vanidosos ni querer dar a entender que no se nos pone nada por delante. Tenemos que hacer nuestro trabajo con seriedad, calidad, humildad, pero atendiendo al público, a los intérpretes, los compositores, los docentes, etcétera. Pero desde la normalidad. En ningún caso queremos ser algo dominante.
Los músicos jóvenes de hoy, ¿tienen más oportunidades o dificultades a la hora de crecer?
El problema es que hay tanta gente que somos incapaces de darles espacio. Aunque eso significa que ha evolucionado. Nosotros hemos incorporado más de 40 personas nuevas en los últimos 10 años, y la edad media está descendiendo. Hace años los músicos que destacaban tenían que salir fuera de España para tener oportunidades. Hoy si salen es porque tienen la capacidad de ser competitivos en Europa. Entre todos hemos creado un modelo de éxito. El movimiento orquestal nacional ha sido uno de los principales motores de democratización de la música en España.