Rossi, Oso de Oro a la conveniencia
La Berlinale entregó hoy su Oso de Oro a "Fuocoammare", el desgarrador filme del italiano Gianfranco Rosi sobre el drama de los refugiados
La Berlinale entregó hoy su Oso de Oro a "Fuocoammare", el desgarrador filme del italiano Gianfranco Rosi sobre el drama de los refugiados
La Berlinale entregó hoy su Oso de Oro a "Fuocoammare", el desgarrador filme del italiano Gianfranco Rosi sobre el drama de los refugiados que día a día arriesgan su vida por alcanzar la isla de Lampedusa, hecho a medida de un festival que cumplió con creces su mandato de respaldar el cine político.
Visto el panorama, era la gran película de consenso. «Fuocoammare» reunía todas las condiciones para alzarse con el Oso de Oro sin poner en evidencia los innegables defectos de la sección oficial de esta 66ª edición de la Berlinale. Por un lado, no puede ser más oportuna –que no oportunista–: siendo la crisis de los refugiados la patata caliente que afea la conducta supuestamente civilizada de la Europa bienpensante, el documental de Gianfranco Rosi, que partía como favorito en las quinielas de la crítica, la aborda de un modo tan frontal como oblicuo, por muy paradójico que parezca el baile de adjetivos. Por otro lado, darle el primer premio dejaba la mar de bien al jurado, que así certifica su compromiso con la realidad, y al festival, que confirma sus señas de identidad –las que le distinguen de Cannes y Venecia– como el certamen más politizado de la aldea global cinéfila.
Más discutible resulta el Gran Premio del Jurado a Danis Tanovic –ya lo recibió por su anterior película, «La mujer del chatarrero»– por la fallida «Smrt u Sarajevu» («Muerte en Sarajevo»). Es aquí donde el criterio de Meryl Streep y su equipo demuestra ser víctima de la imagen que el festival quiere dar de sí misma en la escena internacional. Otro premio «político», más atento al mensaje que a la forma que lo vehicula: de clara filiación altmaniana, esta historia coral tiene menos fondo –Europa navega a la deriva, como el hotel en que se desarrolla– de lo que sus ambiciones políticas pretenden vender. El caso del premio Alfred Bauer a la película «Hele Sa Hiwagang Hapis», del filipino Lav Diaz, también es significativo: el gesto de programar una cinta de ocho horas no podía irse de vacío, porque, de lo contrario, el jurado habría dejado en muy mal lugar la decisión más controvertida y atrevida del certamen.
w Insensibilidad
Excepto por la decepcionante ausencia de «Midnight Special», de Jeff Nichols, que demuestra la falta de sensibilidad que existe en los festivales de categoría «A» hacia el cine de género, el resto del palmarés es bastante sensato. Destaca, por supuesto, el merecido premio a Mia Hansen-Love como mejor directora por la magnífica «L’avenir». Era un Oso de Plata que descartaba la excepcional interpretación de Isabelle Huppert en beneficio de la de Trine Dyrholm en «La comuna», en verdad lo único destacable del tramposo filme de Thomas Vinterberg. Huppert ya no necesita reconocimientos oficiales por su trabajo, y es posible, si nos ponemos conspiranoicos, que Meryl Streep no quisiera admitir públicamente que, en Francia, tiene una rival que le pasa la mano por la cara sin necesidad de maquillajes, mohínes o trucos de sabia diva.