Literatura
García Márquez, el 92 cumpleaños que nunca llegó
El escritor colombiano nació un 6 de marzo de 1927.
“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana”. Esta es una de las frases más antológicas de la literatura universal, propia de “Crónica de una muerte anunciada”, de Gabriel García Márquez. “Gabo”, como le llamaban, hoy cumpliría 92 años.
Un 6 de marzo de 1927, el denominado rey del realismo mágico nacía en Aracatana, una población al norte de Colombia, próxima a Barranquilla y al Mar Caribe y en el departamento de Magdalena. Estudiante de derecho y posteriormente escritor, guionista, editor y periodista, García Márquez es uno de los considerados clásicos hispánicos de todos los tiempos. Los primeros años de su vida los vivió con sus abuelos maternos, y en el colegio era apodado como “El Viejo”, por su seriedad, poemas y poca habilidad para las actividades físicas. Su tema estrella, el realismo, pero también abarcaba la soledad, la violencia o la cultura. Además tuvo influencia por parte de la política (guardaba amistad con Fidel Castro) y encontró inspiración de otros literatos como Hemingway, Virginia Woolf o William Faulkner.
En 1982 ganó el Premio Nobel de Literatura, después de alcanzar la fama con obras como “Cien años de soledad” (1967), “El coronel no tiene quien le escriba” (1961) o la ya citada “Crónica de una muerte anunciada” (1981). Fue el primer colombiano en lograrlo y el cuarto latinoamericano. Otra de sus obras más famosas, “El amor en los tiempos del cólera” (1985), la cual también está adaptada al cine, estuvo basada en el romance de sus padres, Luis y Gabriel, los cuales se casaron cuando García Márquez tenía poco más de un año con la costosa aprobación de su abuelo materno.
El nacimiento de una estrella
En 1947 llegaría su primer cuento, “La tercera resignación”, publicado en el periódico de Bogotá El Espectador. Allí trabajó como periodista hasta 1952, escribiendo un total de quince cuentos. En 1948 y 1949, escribió para El Universal de Cartagena, y entre 1950 y 1952 para El Heraldo de Barranquilla.
“La hojaresca”, su primera novela, llegó en 1955, aunque le costó varios años encontrar un editor. Para el propio autor, fue su novela favorita, más sincera y espontánea. Este mismo año, ganó el primero de sus premios gracias a su cuento “Un día después del sábado”, otorgado en un concurso de la Asociación de Escritores y Artistas. En la década de los 60, “La mala hora” (1962) le dio el Premio de la Novela ESSO, siendo su primera novela galardonada (aunque se le otorgó un año antes de ser publicada porque no estaba terminada). También en esta década escribió el cuento “Los funerales de la Mamá Grande” (1962) o novelas como “El Coronel no tiene quien le escriba” o la que le llevaría al éxito, “Cien años de Soledad”, la cual Pablo Neruda denominó como “la mayor revelación en lengua española desde el Don Quijote de Cervantes”. Tardó dieciocho meses en escribirla.
En El Espectador también trabajó como corresponsal en París, y tras la revolución cubana de 1960, viajó a La Habana para trabajar en la agencia Prensa Latina, dondehizo amistad con Ernesto “Ché” Guevara. En 1974 fundó Alternativa, que duró hasta 1980, y en 1994, creó la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, de donde fue presidente hasta su muerte.
Su “lucha” duró quince años
“Gabo” cerró el siglo XX con otras grandes obras como “El general en su laberinto” (1989), “Noticia de un secuestro” (1996), “Doce cuentos peregrinos” (1992) o “Del amor y otros demonios” (1994). También otros textos periodísticos como “De viaje por los países socialistas” (1978) o “La soledad de América Latina. Escritos sobre arte y literatura” (1990) mantuvieron exitoso al autor.
Pero en 1999, se le diagnosticó un cáncer linfático, algo que no le distanció de su vida literaria: “Por el temor de no tener tiempo para terminar los tres tomos de mis memorias y dos libros de cuentos que tenía a medias, reduje al mínimo las relaciones con mis amigos, desconecté el teléfono, cancelé los viajes y toda clase de compromisos pendientes y futuros, y me encerré a escribir todos los días sin interrupción desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde”, confesó un año después al periódico El Tiempo de Bogotá.
En 2002 publicaría sus memorias, “Vivir para contarla”, el primero (y único) de sus tres textos autobiográficos que anunció el autor. En 2004 publicaría su última novela, “Memoria de mis putas tristes”. En abril de 2014, tras recaer del cáncer quince años después de serle diagnosticado afectando a un pulmón, ganglios e hígado, fue internado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición de México, y el 17 de abril del mismo año, fallecía en su casa de Ciudad de México. En entonces presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, decretó tres días de duelo nacional, pues para él fue “el colombiano que, en toda la historia de nuestro país, más lejos y más alto ha llevado el nombre de la patria”. Gabriel García Márquez dejó muchos amigos, incontables reconocimientos, grandes aportaciones a la literatura y un legado que dura hasta nuestros días. Solo muere quien cae en el olvido, y el legado de García Márquez nunca será olvidado.
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