Tijeras: dos milenios cortando el hilo de la vida
Están presentes desde la prehistoria y, en su forma actual, fueron, en el siglo XVI, una de las tecnologías más antiguas inventadas por el hombre
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Resulta complicado imaginarnos la vida sin tijeras, dos hojas de acero con un ojo en cada mango para meter los dedos unidas con un tornillo. De diferentes tipos y tamaños son utilizadas por peluqueros para cortar el pelo, por sastres y modistas para cortar la tela y los patrones, por niños en las escuelas y por hombres y mujeres en la cocina. Incluso pintores famosos las utilizaron para hacer sus obras de arte como los recortables de Henri Matisse, quien postrado en su cama tras una operación comenzó a dibujar sobre papeles de colores que luego recortaba ara hacer su composición, definiendo la técnica como «dibujar con tijeras». También las utilizó Picasso quien realizo recortables desde que niño cogía las tijeras del costurero de su tía y recortaba animales, flores, conservándose un perro y una paloma de cuando tenía nueve años. El artista utilizaba distintos tipos de papeles, desde manteles y servilletas hasta cartulinas de cajetillas de tabaco que recortaba y pintaba. Estos «cut papers» rara vez fueron exhibidos o vendidos por el artista, sin embargo siempre los fechaba, firmaba y archivaba, como la «Cabeza de Muchacha» de 1943, conservada en el Museo Picasso de París.
Pero no sólo las tijeras fueron utilizadas por famosos pintores, están presentes en la mitología griega cómo atributo de Átropos, una de las tres Moiras que Hesíodo en su Teogonía considera como las hijas de Zeus y Temis (la Justicia). Átropos las utilizaba para cortar el hilo de la vida de los mortales, un hilo que previamente había sido hilado por Cloto y medido por Láquesis quien determinaba la Fortuna (buena o mala) de mortal. En la mitología romana, las tijeras estaban en manos de Morta, una de las Parcas, quien cortaba el hilo de la vida. Pero, ¿cómo eran esas tijeras? Desde la Edad de Bronce europea solían ser de hierro con dos hojas de metal unidas por un mango semicircular, se utilizaban para cortar pieles y el pelo de los animales. Las hojas se superponían al presionar los brazos cortando el material situado entre ellas, conocidas como tijeras de arco, como pequeñas cizallas.
El origen de la tijera es discutido. Se habla de Egipto, pero no hay evidencias arqueológicas. Gillian Vogelsang-Estawood,siguiendo al arqueólogo del siglo XIX Flinders Petrie, considera que las cizallas no aparecen en Egipto hasta el periodo Ptolomaico (305 a.C). Sin embargo, el arqueólogo francés Jean Claude Margeron menciona las cizallas entre los objetos de la antigua ciudad de Emar (hoy en Siria), datadas del siglo XIV a.C, mencionadas por vez primera en una tablilla neobabilónica del siglo VI a.C. Al margen de la primitiva tijera mencionada por Margeron no existen más evidencias arqueológicas.
La forma actual de las tijeras, dos piezas unidas por un tornillo aparecen en Roma a finales del siglo I, de las que se conservan algunos ejemplares en el campamento legionario de Augsburgo. La primera descripción de las tijeras modernas aparece en las «Etimologías» de Isidoro de Sevilla (libro XX, capítulo XIII) donde compara las tijeras empleadas por sastres y peluqueros, forfices y forpices con las tenazas utilizadas por los herreros, forcipes, que con seguridad giraban en torno a un punto central y se manejaban con dos manos. Sin embargo, como se observa en los registros arqueológicos de múltiples yacimientos dentro del marco territorial del Imperio romano, las tijeras de hojas pivotantes no estuvieron muy extendidas siendo más habituales las de arco. Se utilizaron también en el mundo visigodo en la Península Ibérica, encontradas como ajuar funerario en la necrópolis de Daganzo (Madrid), considerada como un objeto destinado al aseo personal por su tamaño: 17 centímetros.
La tijera de arco se mantuvo durante toda la Edad Media mejorándose ligeramente sus materiales, pero no fue hasta el siglo XVI cuando se generalizaron las tijeras actuales. Durante mucho tiempo se fabricaron manualmente siendo objetos de artesanía fina, de factura preciosista, con astas modeladas con formas de animales, castillos, plantas, siendo objetos de lujo. No comenzaron a fabricarse en grandes cantidades hasta 1761 cuando un artesano de Sheffield produjo el primer par fabricado en acero fundido. En el mismo lugar se encuentra la empresa más antigua de Occidente, Willian Whitley & Sons, fábrica que consiguió su primera patente en 1791. En Francia, las fábricas de Châtellereault, Thiers y Rouen ente otras que tradicionalmente producían sables y espadas pasaron a producir tijeras y otras cuchillas a finales del siglo XVIII. La empresa las sigue fabricando en la actualidad. En Estados Unidos, Jacob Weiss comenzó la fabricación con una maquinaria que funcionaba con una rueda movida por un perro San Bernardo. En nuestros días al acero se han unido otros materiales pero no ha cambiado es el movimiento de la mano al abrir un instrumento durante dos mil años de historia.