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Javi Rufo: "Los niños con una varita en la mano tienen mucho peligro"

Estará hasta enero en el Pequeño Teatro Gran Vía de Madrid con su espectáculo familiar «1,2,3...¡Magia!», elegido en 2019 como el mejor valorado por el público madrileño.

Foto: Rubén Mondelo
Foto: Rubén Mondelolarazon

Estará hasta enero en el Pequeño Teatro Gran Vía de Madrid con su espectáculo familiar «1,2,3...¡Magia!», elegido en 2019 como el mejor valorado por el público madrileño.

Javi Rufo es un mago atípico, su pasión por la magia no es de toda la vida, ni porque le regalaran un juego de Magia Borrás de niño, ni por quedar deslumbrado ante la actuación de algún ilusionista. El «veneno» de la magia le entró con 18 casi por casualidad y comenzó a dedicarle tiempo y esfuerzo. En 2012 dejó su trabajo para prepararse un concurso de televisión y lo ganó, dinero que le permitió dedicarse en cuerpo y alma a esta disciplina. A partir de ahí Rufo no paró de crecer como mago hasta llegar a 2019, año en el que ha ganado el Premio Nacional de manipulación y el Premio Nacional de magia infantil en el Congreso Mágico Nacional. Su espectáculo de magia en familia «1, 2, 3... ¡Magia!», en el Pequeño Teatro Gran Vía de Madrid, ha sido el mejor valorado por el público madrileño este año.

–¿La magia existe?

–Sí, por definición es hacer juegos de prestidigitación, parte de que al ser humano siempre le ha impactado lo imposible, necesita explicarlo todo, por eso crea dioses. La magia es ir un paso más allá de la realidad cotidiana.

–¿Cómo acaba un matemático de mago?

–Por casualidad. Una amiga, cuyo su padre era mago, me preguntó si me gustaría serlo. Dije, claro, ¿quién no quiere hacer cosas imposibles? Fui a verlo, me gustó y poco a poco y con mucha dedicación me fui formando en plan autodidacta.

–¿La magia es para los de ciencias o los de letras?

–La mayoría de los grandes magos han sido matemáticos, pero gran parte de la magia está en la emoción y a los de ciencias nos cuesta más sacarla. La comprensión, y la creación van más por la línea matemática, pero la transmisión y la comunicación por la de letras.

–De momento se ha decantado por la magia familiar.

–Hago todo tipo de eventos, lo que pasa es que lo que ha triunfado ha sido el espectáculo infantil.

–¿Cómo son los niños como espectadores?

–Son los mejores colaboradores porque suben con ganas de jugar y la magia es jugar, se prestan más que nadie, sin embargo tienen tantísima energía que hay que regular.

–¿Y los padres?

–Con ellos cuesta más. Te pueden ayudar, pero los tienes que guiar. De primeras tienen más prejuicios, miedo escénico o al ridículo, pero juegan.

–¿Tienen peligro los niños con una varita en la mano?

–¡Sí!, eso es de las cosas más geniales, porque el espectáculo se genera para darles el poder de hacer magia y cuando ven que con la barita pueden hacen cosas viene el peligro, si les proyectas el poder de hacerte daño apuntando con ella dicen, voy a apuntar al mago a ver qué pasa.

–¿Qué diría si un niño quisiese ser mago después de verlo?

–Sería maravilloso, de hecho hay una parte de mí que quiere transmitir eso. Al salir les doy acceso a un área secreta de mi página web y ahí encuentran un vídeo donde les enseño trucos. Ojalá a alguno les pique ese gusanillo.

–¿Un espectáculo de magia tiene que ser algo más que trucos?

–Por supuesto y a veces se nos olvida, la magia hay que presentarla, envolverla y hacer con todo un espectáculo de comunicación. Debe tener una historia y humor.

–¿Qué necesitamos más en España, magia o ilusión?

–Sobre todo ilusión, porque detrás de la magia siempre hay truco, sin embargo la ilusión es pura, es disfrutar.

–¿Y vendría bien hacer desaparecer a alguien?

–¡Uy,sí!, no vamos a dar nombres, pero sí, a mucha gente. Yo creo que cerrarían muchas cadenas de televisión si los quitásemos a todos (risas).

–¿Por qué apenas hay magas?

–Por suerte cada vez hay más. Antes estaban a la sombra de los hombres, pero ahora están saliendo jóvenes que van a revolucionar la magia porque la están llevando a otro punto.

–Hay magos que no revelan un truco ni para ligar, ¿y usted?

–Nunca he sido de llevar mucha magia encima. Alguna vez, algo puntual para impresionar un poco, pero no la he usado para ligar.

–¿Es cierto que la magia lo apartó de una brillante carrera en el baloncesto?

–(Risas) Eso es genial, ¿de dónde has sacado esa información? Con los Power Rangers, mi equipo, me he divertido mucho y hemos desayunado mucho en los bares, pero no se truncó ninguna carrera, era muy malo.