Barcelona

Javier Cercas: "Lo del 1-O me dejó en shock, no pensé que vería algo así"

El autor de «Soldados de Salamina» inicia nueva etapa narrativa con «Terra Alta», un intenso thriller policíaco lleno de giros y sorpresas que está ambientado en los difíciles años del «procès», novela por la que recibió el martes el Premio Planeta 2019.

Javier Cercas
Javier Cercaslarazon

El autor de «Soldados de Salamina» inicia nueva etapa narrativa con «Terra Alta», un intenso thriller policíaco lleno de giros y sorpresas que está ambientado en los difíciles años del «procès», novela por la que recibió el martes el Premio Planeta 2019.

Javier Cercas tiene clara una cosa: el privilegio del escritor que puede convertir en bueno algo malo. En otoño de 2017, con el 1-O y el caos social instalado a causa del procés, por primera vez en su carrera se quedó en blanco, no podía escribir ficción. «Estaba en shock, totalmente aturdido. Nunca creí que vería algo así» Lo único que hacía era escribir artículos, sobre todo para la prensa extranjera, intentando explicar lo que estaba pasando. Sin embargo, a mediados de diciembre, encontró la clave de lo que quería hacer, una nueva forma literaria para él, un «noir» clásico con una trama super compleja llena de giros anti «spoilers». Escribió totalmente sumergido en la historia, feliz por poder olvidarse de lo que estaba sucediendo a su alrededor. «Parecía vivir en un bunquer. Sin embargo, cuando acabé, descubrí que, a pesar de que no hablaba del procès, no lo habría podido escribir sin todo lo que estaba sucediendo», señala el escritor. El resultado de ese esfuerzo fue «Terra Alta», novela con la que el martes recibió el Premio Planeta.

–¿Por qué sentía que había acabado una etapa literaria?

–Llegué a mi anterior novela, «El monarca de las sombras», con la sensación que cerraba una etapa que había abierto con «Soldados de Salamina». Claro que podría haber continuado por el mismo camino, pero habría sido un error literario y convertido en una fórmula. Habría dejado de ser un escritor para convertirme un escribano.

–¿Existía un riesgo en este cambio?

– Claro que existía, pero siempre los corremos. En realidad, yo no sabía hacia dónde iba a tirar, pero las circunstancias que vivimos a partir de 2017 me marcaron el camino. Toda novela siempre tiene algo de azar. Lo que tuve claro es que se me abría un territorio nuevo, y eso me parece maravilloso. Es lo que buscamos todos los autores, territorios vírgenes donde poder decir cosas que nunca habías dicho antes.

–¿Quién es el mosso protagonista de la novela ?

–Un policía. Muchos me preguntan por qué es un mosso y la respuesta es sencilla: porque en Cataluña la policía son los mossos. Melchor Marín es un hombre todavía joven que ha tenido una vida muy complicada, un tipo que adoro, el personaje con el que más he disfrutado en toda mi carrera. Está poseído por una especie de sed de justicia. Este es uno de los temas que toca el libro: hasta qué punto llevar la justicia al extremo se convierte en mala justicia o cómo la justicia absoluta puede ser peor que las circunstancias que la invocan.

–Parecen temas muy contemporáneos.

–Habla mucho del valor de la ley, de la posibilidad de la justicia y la legitimidad de la venganza, pero el origen de la novela es otro.

–¿Cuál sería ese origen?

– En mi obra anterior seguía la pista de un familiar, oficial falangista, que murió en la batalla del Ebro. Fuimos a presentar el libro allí, en la Terra Alta, al sur de Cataluña, una zona pobre y olvidada de la mano de Dios que a mí me recordó mucho a Extremadura. Como dice uno de mis personajes: «Solo se acuerdan de nosotros cuando nos bombardean». Me sentí muy a gusto allí, con esa idea de patria que tiene Cervantes, que no es política, como la entendemos ahora, sino afectiva. Patria es donde encuentras a las personas que quieres, como cuando Sancho vuelve a su pueblo y cae de rodillas con los ojos llorosos gritando «¡patria mía!». La Terra Alta es uno de esos espacios en que nunca pasa nada. Por eso me pregunté qué ocurriría si en un lugar donde nunca pasa nada sucediera algo. A partir de aquí ya tenía el escenario.

–¿Y cuándo descubrió que quería hacer un «noir»?

– Durante aquellos días me robaron en el coche. Tuve que ir a la policía a poner una denuncia. Entré en un espacio silencioso, semi vacío, hasta que apareció un hombre joven que me pidió que le acompañara al coche. Iba con uno de esas brochas y adhesivos para coger huellas digitales. Hizo esa operación y acto seguido me dijo: «Ahora tiene que pagarme». Me quedé de piedra. Bueno, si tengo que pagar, lo pago, me dije, pero el hombre me comentó que su mujer era una fiel lectora de mis libros y que si podía firmarlos. Mi respuesta fue que sí y le acompañé a su casa.

–¿Tenía ya a su mosso?

– Claro. Venía de Barcelona, pero le habían destinado allí, y allí se había casado. Cuando le conté lo que había ocurrido me dijo sorprendido: «Pero si aquí nunca pasa nada». Le pregunté si estaba bien aquí, y me respondió que sí, pero que le había costado porque no podía dormir bien, había demasiado silencio. Así creé al personaje, un mosso enamorado de la lectura.

–¿El procés acabó por dibujarle el contexto de la novela más allá del thriller?

– No sé de dónde ha salido eso de que los atentados de Cambrils tienen su peso en la historia. Yo no lo hubiese dicho, para mí es un gran «spoiler», pero es cierto, tampoco voy a mentir. Desde luego, no es una novela política, no habla directamente del procés, pero la experiencia de los hechos de aquellos días determinó en parte los temas de que habla la novela.

–Y lo que ha sucedido en Barcelona tras conocerse la sentencia ¿ha manchado en algo el Premio?

– No, en realidad, no. Ya sabíamos lo que sería la sentencia y también conocíamos cómo sería la reacción. Ahora entramos en otra etapa y todavía no podemos saber hacia dónde nos va a llevar.Intuyo lo que puede pasar, pero no quiero articularla nada todavía. De lo que estoy convencido es de que lo de 2017 no se repetirá, no se puede repetir, vamos. Estamos en otra fase. No digo que no tenga sus problemas, pero las circunstancias han cambiado.

–¿Por qué sitúa la acción del presente en 2021 y regresa a 2017 en pasado?

– Desde «Soldados de Salamina» siempre he hecho dialogar al presente con el pasado. Quiero liberarme de la dictadura del ahora porque todo siempre es más complejo de que el aquí y ahora que promueven los medios de comunicación. Como decía William Faulkner, el pasado no ha muerto, ni siquiera ha pasado. El presente siempre abarca también el pasado.

–¿Nunca se había presentado a un premio literario?

– Nunca, y me honra haber recibido esta distinción. En mi cabeza había escrito un libro muy especial y ésta era la mejor manera de anunciar a mis lectores que había hecho algo nuevo. Lo mejor del Planeta es la posibilidad que te ofrece de llegar a mucha gente. En realidad, aunque el libro es radicalmente distinto a todos los que he escrito antes al mismo tiempo es radicalmente fiel a ellos. Me gustó que un miembro del jurado me dijera que había descubierto que yo era el autor.

–¿Ha hablado ya con sus vecinos, ya le han felicitado por el premio?

– No, todavía no. Me referí a ellos cuando me dieron el galardón porque siempre me decían que seguro que algún día ganaría el Planeta. Veía que se preocupaban por mí y que me deseaban lo mejor, y eso es muy bonito.

–Y ya que abre una nueva etapa narrativa, ¿veremos más aventuras de este mosso?

– No tengo ni idea de lo que pasará a continuación. Bueno, en realidad sí lo sé, pero prefiero no decirlo. Aunque repito que es un personaje al que adoro.