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Juan Marsé: «Nunca me siento hecho del todo»

El autor de relatos presenta «Colección particular», un volumen que reúne sus relatos breves, y reflexiona sobre la escritura, un oficio en el que sigue considerándose «un aprendiz»
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  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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El autor de relatos presenta «Colección particular», un volumen que reúne sus relatos breves, y reflexiona sobre la escritura, un oficio en el que sigue considerándose «un aprendiz».
Con el título de «Colección particular», Lumen ofrece un recorrido por la producción de Juan Marsé como autor de relatos, además de incluir un texto inédito, «Conócete a ti mismo, Fritz», un argumento pensado para lo que debía haber sido una película de Fernando Trueba. El volumen nos ofrece una mirada extensa sobre la producción de un autor sobre todo conocido como novelista, aunque ha demostrado también ser uno de los mejores narradores españoles de todos los tiempos. Porque Marsé es un maestro y eso se demuestra en cada uno de los cuentos de este libro, un regalo para los que lo han leído siempre y una invitación para que lo conozcan quienes todavía no se han acercado a las páginas de su literatura.
En este sentido, Ignacio Echevarría, autor del prólogo de «Colección particular», aseguró ayer que «hay novelistas que no saben escribir cuentos y cuentistas que no saben hacer novelas. Marsé es un narrador en todos los tiempos y recorridos». El autor de títulos ya clásicos como «Últimas tardes con Teresa» o «Si te dicen que caí» explicó ayer, en un encuentro con la Prensa, que «hay una contradicción entre el hecho de que soy un gandul y que me dedique a la novela. No hay explicación. Casi todos los cuentos que he escrito provienen de un encargo». En este sentido recordó que, por ejemplo, «Teniente bravo» nació de «una historieta que contaba a los amigos tomando copas. Fue Manolo Vázquez Montalbán quien un día me dijo que tenía que escribirla». Lo que se encontrará el lector de «Colección particular» será, en sus palabras, «una selección bastante rigurosa de lo que más me gusta» en el terreno del relato, a lo que añade que «todo es obra publicada, salvo las correcciones, que son inéditas». Igualmente inédito es el citado «Conócete a ti mismo, Fritz» que nació, según contó Marsé, «de una conversación con Fernando Trueba durante el rodaje de “El embrujo de Shanghái”. Me preguntó si alguna vez había escrito algo directamente para cine y le dije que no. Me pidió que mirara en la carpeta de proyectos y allí había una sinopsis que podría interesarle. Nunca llegó a sus manos porque la relación se cortó».
Echevarría aseguró que el volumen «está lleno de pistas de lo que es el taller de Juan Marsé». Un buen ejemplo de ello es «Parabellum» en el que se apuntan las líneas de lo que luego sería «La muchacha de las bragas de oro». En otro relato, el titulado precisamente «Colección particular», nació como una serie para el diario «El País». Es allí donde aparece el capitán Blay que luego veremos en «El embrujo de Shanghái».
Otra curiosidad es una incursión en el relato erótico, «La liga roja en el muslo moreno», de nuevo otro encargo. «Esther Tusquets un día me comentó que preparaba un volumen de cuentos eróticos, algo que nunca había ideado escribir. Ella me dijo que pensara en alguna novieta y me dio un anticipo espléndido. Al final solamente Ana María Moix y yo cumplimos el encargo. Me quedó ese texto que acabó en un libro que publicó Planeta», dijo.

El aprendiz

Cuando a Marsé se le pregunta sobre la impresión que le produce la lectura del libro, aclara que «hecho del todo nunca me siento. Sigo siendo un aprendiz. Cada vez que me pongo con un texto nuevo, veo que lo aprendido para el libro anterior no me sirve. Eso de “con tu experiencia”, no me ayuda porque no veo la experiencia por ninguna parte». Lo que no olvida es leer a los clásicos, a los autores de relatos, citando «desde Maupassant hasta los latinoamericanos con tanto prestigio. Recuerdo, por ejemplo, los del Padre Brown de Chesterton como una de las cosas más divertidas e inteligentes que he leído».
Tampoco le gusta al maestro teorizar. «La metaliteratura no me interesa. Lo que sé hacer es contar una historia, lo que se necesita es tener una buena historia y saber contarla». El cine es una de las pasiones reconocidas del autor de «Encerrados en un solo juguete». Pero el séptimo arte de hoy ha cambiado mucho, tanto que a Marsé hay cosas que le molestan. «El cine como lenguaje para contar historias ha muerto. Ahora la tecnología lo convierte en tebeos para mentalidad infantil. Ese cine a través de una historia, con un lenguaje, un primer y segundo plano, diálogos, todo eso ha muerto. En literatura todavía eso no ha pasado», y subraya ese «todavía».
Si le ha fascinado el cine es porque «mi interés máximo es el de ser capaz de hacer creíble una historia que no es real. No me gusta una película cuando hace algo normal y no me lo creo, ya sea porque está mal rodado o porque el actor no es convincente. Tampoco me interesa si está basada en hechos reales. Lo que yo quiero ver es si me pueden hacer creíble la historia. Todo esto ya está inventado en el Quijote, lo de la autoficción».
Marsé admitió que está trabajando en «algo», pero no quiso dar más detalles. También que «me gustaría contar una historia que no debiera nada a la actualidad, pero fatalmente eso es imposible. Escribes un cuento y alguien luego puede decirte que ese personaje se parece a Junqueras. En todo caso, me gusta considerarme un escritor realista, pese a que el realismo siempre ha estado en entredicho».
Y todo eso por la pasión por escribir, por seguir narrando, algo que surge de «que te gusta contar historias y que te cuenten historias. Es de ese momento en el que el cine pertenecía a la cultura popular».