Juan Tamariz: «Los que no creen en la magia no creen en la vida»
Juan Tamariz / Mago. Estará hasta el domingo en el Teatro de la Luz Philips Gran Vía (Madrid) con «Magia Potagia y Más»
Le llamé el rey de la baraja y me contestó que sólo era la jota de corazones. La magia no tiene trucos porque todos sabemos que sí que los tiene. Y con las cartas entre las manos, Juan Tamariz es el número uno. Coge seis, tira tres, toquecito, y vuelve a contar seis. ¿Cómo lo ha hecho?... Estará hasta el 13 de marzo en el Teatro de la Luz Philips Gran Vía (Madrid); y no se preocupen por coger primera fila, que las pantallas acercan el espectáculo hasta la última. ¿Brujería? No, tecnología.
–«Magia Potagia», ¿y más?
–Hay mucha magia y asombro, y quien quiera puede colaborar. Presento parte de los juegos que he hecho a lo largo de mi carrera, más varias novedades. Además de la compañía del mago Alan y Consuelo Lorgia, que nos dejan pasmados.
–¡Qué frase tan mítica!
–Magia en la emoción, el pasmo, lo imposible, los deseos cumplidos. Y potagia en la risa, la alegría, el placer... Cuando yo era niño se decía mucho, en vez de abracadabra. Llevo 40 años utilizando ese título porque encaja perfectamente.
–Entró en este mundo con apenas seis años.
–Sí, hace ya más de 15 (risas). La vida tiene magia propia, es mágica en sí misma, pero a veces está un poco deteriorada. Todos tenemos momentos en los que sentimos que vivir es algo increíble.
–No se retire usted.
–Tengo 73 años, aunque por dentro 37. Me retiraré dentro de 30...
–Algunos no creen en la magia.
–Entonces es que no creen en la vida. Hay que procurar no conocer los secretos para disfrutar más.
–Pero, ¿qué es la magia?
–Un arte maravilloso que, como el cine, el teatro, la literatura y la pintura, se basa en la ilusión. Es el arte de poner la ilusión al desnudo. El espectador debe sentir que está viviendo algo imposible.
–¿Cuántos juegos conoce?
–No sé... En la funda del violín tengo uno que duraría seis o siete horas, pero sólo hago una y media, dos máximo. No llevo un programa preparado. En cada momento elijo un juego distinto.
–Cuando ve unas cartas...
–Siento la emoción de encontrar a mis compañeras de toda la vida. Siempre tengo unas cerca. Me parecen un objeto mágico. Desde los niños con cuatro años hasta los más adultos juegan con ellas.
–Es el rey de la baraja.
–No, soy la jota de corazones. «J» de Juan y corazones del amor por la magia.
–¿Pasa muchas horas al día con cartas en las manos?
–Un mínimo de ocho, aunque algún día descanso.
–Guardará algún as bajo la manga...
–Actúo remangado y procuro no esconder nada, pero llevo un as imaginario escondido, que es el de corazones. En cualquier arte hay que amar lo que se hace. Que haya una llama interior que te queme.
–No se debe de tardar poco en organizar un «show»...
–Toda la vida. Preparar un juego que dura en el espectáculo tres minutos me puede llevar cuatro años. Hay que ponerlo a punto, perfeccionarlo, tratar que sea muy limpio, emocionante, y que desprenda ilusión.
–¿Qué le inspira?
–Hablar con las musas. Les compro jamón serrano y, como les encanta, suelen venir. A veces me susurran al oído cosas hermosas que transformo en magia.
–¿Qué le gustaría que ocurriera por arte de magia?
–Que se acabaran los odios, las guerras, las pestes, las enfermedades, los males... pero me temo que no es tan fácil.
–¿Y sacar de su chistera?
–Ilusiones. Es una fuente continua, exuberante y grande de emociones. Me gustaría que los deseos imposibles de conocer el futuro, de volver el tiempo atrás, de poder volar... fueran posibles.
–Qué importante es ilusionarse...
–Desde luego. La realidad, siendo muy hermosa, puede resultar bastante dura.
–Y cada vez lo hacemos menos.
–No lo creo. Va por temporadas y épocas. Yo sigo viendo mucha ilusión. Hay médicos y arquitectos que se van a África para ayudar a la gente sin esperar nada a cambio.
–En España ha habido un «boom» de magos.
–Se ha evolucionado mucho. Cuando yo empecé apenas había. Y ahora, cada vez más gente entiende este mundo como un arte. Antes se pensaba que sólo era un entretenimiento para niños. Pero todos tenemos uno dentro. En los últimos 15 o 20 años se ha ido creando un clima de magos de mucha calidad que tienen un futuro extraordinario.
–Quien tiene magia no necesita trucos.
–Pero sí secretos. Nadie te quiere engañar, lo bonito del artista es decir la verdad. Somos seres humanos que hemos tratado de ilusionarnos de que existen los poderes.
–¿Cuál es su juego favorito?
–No tengo. Todos son hijos míos y nunca hay uno favorito.
–¿Son ustedes, los magos, unos tramposos?
–No, hay más en los negocios y en la política.
–¿No son un poco como los políticos? Nos hacen ver cosas que no son ciertas.
–Es distinto. Hay muchos políticos serios, honrados y honestos que no nos hacen ver cosas que no son ciertas. En cambio, el mago siempre trata de jugar con la realidad y con la imaginación. Somos más que honestos. Nadie advierte de que no hay que creer en lo que te van a mostrar para ilusionarte.
–Revéleme un secreto.
–Sería como si un director de cine desvelara el final de su película el día de la presentación. Se perdería la ilusión.
El lector
Juan Tamariz vive de noche. Se acuesta a las ocho de la mañana y se levanta sobre las 17:30 horas, un poco tarde para ir al quiosco. Y como pasa mucho tiempo fuera de España, suele seguir la actualidad por internet. Más allá de arte y cultura, sus secciones favoritas, también lee sobre política y economía.