cultura
Julio Merino: escribir hasta el final e incluso después
Con decenas de libros a sus espaldas y más 10.000 artículos, Julio Merino, colaborador de LA RAZÓN, mostró durante toda su vida una necesidad irrefrenable de escribir y de narrar
Existen en nuestra vida e historia momentos que merecen ser recordados. Fechas, algunas alegres y otras tristes, que se graban no sólo en nuestros recuerdos, sino en la memoria colectiva. Momentos que, de cuando en cuando, recordamos a modo de efemérides. Este es el caso del pasado 23 de enero, por desgracia, uno de esos momentos que nos entristecen. El escritor, historiador y dramaturgo Julio Merino fallecía a los 84 años tras una enfermedad pulmonar.
Julio Merino nació en Nueva Carteya (Córdoba) en 1940 y dedicó su vida a la crónica y al periodismo. Fue redactor del diario «Arriba», redactor-jefe del diario «SP» y subdirector del diario «Pueblo». Luego incursionó con sus propios proyectos. Así, acabó liderando «El Imparcial» en 1978, tras la compra de sus acciones, el «Diari de Barcelona» o «El Heraldo Español», un semanario que fundaría en 1980.
Pero incluso en sus últimos años, y tras una vida entera llena de trabajo, Merino parecía incapaz de parar de escribir. En el ocaso de su vida había mantenido un ritmo de publicaciones incesantes en numerosos diarios españoles. En este caso en concreto, dentro de LA RAZÓN escribía una pequeña, pero siempre interesante sección, titulada «El Retrovisor». Un pequeño espacio diario para pararnos unos segundos y respirar ante la angustiosa actualidad. Una pequeña píldora sobre nuestro pasado que lograba para muchos dotar a cada día de un poco más de perspectiva.
Miles de artículos
Y es que recordar o remarcar todo aquello que nos podía y había dejado huella fue la labor de su vida. En sus más 10.000 artículos publicados nos encontramos con uno de los aspectos que más pueden honrar a su persona, su capacidad para remarcar no sólo lo grande, sino lo íntimo y lo pequeño. Si cabe, esa intrahistoria menos obvia y sustentada en grandes eventos, pero que marca la vida de una forma más profunda. Algo que se ve en sus biografías, siempre centradas en aspectos personales, propios y algo ocultos. Ya en 2014, desde su Córdoba natal, afirmaba al diario «ABC» que la clave para un buen periodista, para una persona que quisiese encontrar y contar la verdad, no sólo era necesario investigar, sino «la calle. Y vivir».
Y así se dirigió su vida profesional. Porque si bien el periodismo fue una de sus grandes pasiones, no lo fueron menos la literatura, el teatro o la historia. Su obra es inmensa y abarca más de 100 libros entre novela e historiografía. Todos ellos agrupados en 15 tomos que la APM tiene desde 2023 en su hemeroteca. De hecho, en 1975 fue admitido como miembro de la Real Academia de Córdoba.
Su obra, pese a ser popular entre ciertos grupos, no recibió inmerecidamente los aprecios del gran público. No obstante, sí que obtuvo premios y su tarea fue reconocida, al menos, en los ámbitos académicos. Su faceta como dramaturgo, una de las más olvidadas debido probablemente al alcance limitado del teatro en nuestros días, fue enormemente premiada. En 1973 recibía el Premio Nacional de Teatro por su obra «La tragedia de Séneca», posteriormente recibiría un segundo puesto en los Premios Lope de Vega por «Los demonios del rey Carlos, el hechizado». Obras marcadas por su aproximación intimista, incluso devastadora, en que los grandes hombres y sus tragedias personales se entrelazan con la vida pública y la historia.
Gran talento
Pese a esto, y como ya hemos dicho, su obra merecería tener un gran recorrido comercial, pero muchas de ellas presentan una dificultad en su acceso, pese al innegable talento de Merino. Aunque Córdoba y Nueva Carteya, así como numerosas organizaciones culturales siguieron dando apoyo a Julio Merino, resulta complicado tener una perspectiva completa del enorme trabajo realizado casi desde que el tiempo es tiempo por este ilustre cordobés.
Aún así, y esto siempre ha sido señal de los grandes hombres, su muerte no ha representado ni el fin de su trabajo ni de su relevancia. La asociación teatral Sierri Pedraza Bobis subirá a escena, en el Centro Cultural de Nueva Carteya, su obra inédita, «Napoleón, los últimos días en Santa Elena». Los próximos 1 y 8 de febrero se estrenará, seguro, para disfrute y placer de todos los habitantes del lugar, la última obra de Merino. Y es que su necesidad de escribir parecía tanta casi como un Cid saliendo de Valencia, que hasta muerto cabalgaba, Merino parece seguir escribiendo incluso después de su hora final.