Chesterton, un escritor en defensa del hombre corriente
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BARCELONA- A Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) no le dio tiempo de ver publicada esta recopilación de ensayos titulada «The Common Man», pues morió unos días antes de que viera la luz, en 1936; pero el libro está tan lleno de vivacidad que cuesta creer que lo compuso en su agónico tiempo. Falleció en la cresta de la ola de lo que dominó como nadie: el artículo cultural de signo paradójico, crítico, de una informal erudición. Para esta ocasión, preparó un prólogo en el que, con su habitual humor serio, coloca al «hombre corriente» como víctima de la sofisticación social, de la «emancipación moderna» generada por los intelectuales y mandatarios. El progreso ha perseguido a ese hombre que sólo quería vivir y que le dejaran vivir, insinúa el autor de «El hombre que fue Jueves», y añade: «Si ha emancipado a alguien, ha sido más bien, de un modo especial y un tanto estrecho, al Hombre Excepcional». Y sigue: «Ha brindado una excéntrica especie de libertad a ciertos hobbies de los hombres de fortuna, o, en ocasiones, a algunas de las locuras más humanas de la gente culta». Y remata el argumento con su ironía característica: «La única cosa que ha prohibido es el sentido común, tal como lo hubiera entendido la gente común». Con traducción de Abelardo Linares, el libro es una formidable revisión de los asuntos que más atrajeron a este eterno curioso: autores como Dickens, Shakespeare o el Dr. Johnson; la historia de Inglaterra; la religión y las supersticiones; la educación; la poesía antigua; los libros para niños; la libertad espiritual. El escritor comenta el pecado del orgullo, habla de los nudistas, se pregunta por el significado de la métrica..., en fin, todo un guateque de inteligencia que nos hace pensar lo mucho que hoy en día se necesitaría una mente tan preclara.