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Diálogos literarios

Un libro recoge las cartas inéditas cruzadas entre un J.V. Foix en su madurez creativa y un joven Albert Manent
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  • Víctor Fernández está en LA RAZÓN desde que publicó su primer artículo en diciembre de 1999. Periodista cultural y otras cosas en forma de libro, como comisario de exposiciones o editor de Lorca, Dalí, Pla, Machado o Hernández.

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Un libro recoge las cartas inéditas cruzadas entre un J.V. Foix en su madurez creativa y un joven Albert Manent
Poco antes de su muerte, el prolífico escritor Albert Manent trabajaba en un proyecto: recopilar en un volumen las cartas cruzadas entre él y el poeta J. V. Foix. Pese a todo, Manent tuvo tiempo de reunir el material con la ayuda de la Fundació J. V. Foix, además de escribir un texto sobre su amistad con el autor de Sarrià.
Aquella iniciativa, en la que también participó activamente el desaparecido editor Jaume Vallcorba, ve ahora la luz de la mano de Margarida Trias en Quaderns Crema. «Correspondència (1952-1985)», que se publica esta semana. Son un total de 61 cartas que nos permiten asistir a un interesante diálogo literario entre dos voces esenciales de la literatura catalana, aunque cabe decir que la mayoría de las misivas están escritas por Foix.
Manent conoció al autor de «Sol, i de dol» en 1950 gracias a su padre Marià Manent, amigo de juventud del poeta. De esta manera, el joven Albert se fue adentrando en el círculo de Foix, hasta el punto de lograr que el poeta le prologara su libro «La nostra nit» con muy generosas palabras: «Vull dir que hi ha una realitat poètica en la seva màgia i el seu misteri singular que el qui investiga les essències assaja de descriure».
El epistolario nos muestra la confianza entre los dos escritores, convirtiéndose Manent en una suerte de corresponsal de Foix en el Madrid de los años 50. Tampoco faltan las referencias a otros autores o a los congresos de poesía que se celebraron en Segovia, Salamanca y Galicia, espacio que se convirtieron en un punto de encuentro de intelectuales castellanos y catalanes. Es el caso, por ejemplo, de la primera de las misivas del libro, redactada por Albert Manent el 12 de julio de 1952: «En [Carles] Riba i el meu pare estan realment contents del Congrés. De moment cap fruit, però potser més endavant. Si un cas no podran dir que no hem intentat la concòrida el dia que es torrin les castanyes».
La respuesta del poeta a Manent está a la altura de lo mejor de su mejor lirismo. La nota está fechada desde Sarrià el 19 de julio de 1952: «Estimat Manent, Ni t’havies d’excusar: ¿o és que l’amistat no és agustiniana? ¿Et cal repòs? A tots. El cerco entre roses perdut en un ponent fullós i el trobo en es llibres. ¿Aquests em fadiguen? El treball m’alleuja. Tots fugim també adelerats, i a l’ombra enyorem el solà; però el vi del bot amargueja i sedegem frescors. On el pagès m’assenyala una font, m’hi fadigo; i el brogit –de veus, de sons, d’ocells, de motors o d’algues– que tants defugen, m’exalta, feliç. M’afanyo per aconseguir vacances llargues on sestejar a pler, i abúlic, m’assec a assajar rimes o a creuar fulles tropicals. On és el repòs. On el nimfeu».
Precisamente de la mano de Foix en una fascinante carta de 1955 donde, desde Port de la Selva, escribe una larga carta en verso donde no falta su fina y sutil ironía: «Un envelop de fil i cartonatges bons/ Em conviden a festa amb el poeta Pons,/ Tot de gent, barrejats, perquè van a Cantoni,/ En Trueta, En Cruzet, Na Rosa Leveroni,/ Mossèn Pere Ribot i, no ho veig gaire clar,/ Els senyors Llor (Miquel), Vicens i Josep Pla». No será la única misiva que escriba de esta manera haciendo las delicias de su receptor en este apasionante diálogo.
A veces también surgen desencuentros, pero siempre desde la amistad y el mutuo respeto. Por ejemplo, entre finales de 1964 y principios de 1965 Manent solicita que responda una serie de preguntas para la revista «Serra d’Or» sobre el autor británico T. S. Eliot. Pero Foix decide no responder a ese ruego porque «no conec prou bé, en llengua original, la seva obra poètica per a establir un judici que justifiqui la meva intervenció». Eso sí, establece un interesante paralelismo entre él y Eliot puesto que «com jo, és un líric desviat, per dir-ho així, per les teories racionalistes i intel·lectualistes. Érem uns alexandrins que vam decidir per l’altre trencall».

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