El pionero de la limpieza racial
«La historia es una pesadilla de la que intento despertar», se lee casi premonitoriamente en el «Ulises». Y los estertores de esas mismas palabras de Joyce vuelven a resonar en «Icaria», la nueva novela de Uwe Timm, que se introduce, sostenido por una trama ágil, sin fisuras, en un pasado real que coquetea con la ficción impregnado por el horror de las peores pesadillas.
Timm presenta en esta obra de sólido argumento a Michael Hansen, un alemán de veinticinco años que en abril de 1954 regresa a su país convertido en un oficial estadounidense. Tiene una misión que cumplir encargada por el servicio secreto estadounidense: averiguar qué papel ha desempeñado en el Tercer Reich el científico Alfred Ploetz, un personaje real, que abrazó los ideales del socialismo y fue, también, el pionero de la limpieza racial que posteriormente implementaron los nazis. Fallecido cinco años antes de que terminara la guerra, sus actividades resultaron siempre sospechosas para los aliados.
Entre un paisaje devastado por el conflicto, con una Alemania en ruinas, Timm describe en detalle la atmósfera de entonces, con soldados americanos mascando chicles «para oxigenar el cerebro y pensar mejor», y acompaña en su recorrido por el país (desde Frankfurt hasta Baviera, donde se instala a orillas del lago Ammer) a Hansen, hasta que éste da en Múnich con un disidente y viejo compañero de aventuras de Ploetz, quien le relata una historia de amistad, de ideales compartidos, de encuentros y desencuentros, al tiempo que muestra también un mundo de utopías imposibles, de espejismos que derivan, en el peor de los casos, en totalitarismos.
Timm, así, describe con claridad la vida de Ploetz y lo retrata junto a su amigo en Zúrich, cuando ambos eran estudiantes, y luego en América, donde se enfrentaron a un debate en torno a la mejora del orden social.
Higiene racial
Darwinista y socialdemócrata, autor de «La competencia de nuesta raza y la preservación de los débiles», un libro que en 1895 inició el movimiento de la higiene racial en Alemania, era escéptico con respecto a la democracia, aunque soñaba con una sociedad basada en la igualdad. Junto a su amigo creían, guiados por el revolucionario socialista Étienne Cabet, en un modelo de una comunidad igualitaria llamado «Icaria». Más allá de la trama y de la arquitectura perfecta de la novela, lo interesante no es ni el enfoque ni el argumento, sino el tema central: el peligro de la medicina reproductiva y la relación entre los ideales de las utopías con el totalitarismo, una pasión ciega que puede hacer de la historia una eterna pesadilla.