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En el subsuelo del personaje

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  • La Razón es un diario español de información general y de tirada nacional fundado en 1998

  • Diego Gándara

    Diego Gándara

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Diez años le bastaron a Natsume Soseki (nacido en Tokio en 1867 y fallecido en esa ciudad en 1916) para que su obra, compuesta por poco más de veinte libros, se convirtiera en una de las más influyentes de la literatura nipona. Sin ella sería impensable, hoy en día, leer por ejemplo a Akutagawa, a Kawabata o al mismísimo Kenzaburo Oe, para quien Soseki, cuyo rostro ilustra los billetes de mil yenes, fue «el máximo representante de los escritores japoneses del último siglo».
Sea como fuere, lo cierto es que desde su estreno en 1905 con «Soy un gato» hasta la póstuma e inconclusa «Luz y oscuridad», la obra de Soseki (casi toda publicada por Impedimenta) no sólo atraviesa los primeros años del siglo XX, sino que refleja, al mismo tiempo, un proceso de movilidad, de temblor y de cambio en la cultura nipona ante el encuentro con el mundo occidental, en medio de un crecimiento demográfico y una industrialización que colapsaría en la década de los noventa.
Publicada en 1908, «El minero» es una novela breve que se centra en el dilema de un joven de Tokio que no sabe qué hacer con su vida. Duda entre dos mujeres completamente distintas y, ante la indecisión de elegir a una o a otra, opta por marcharse de su ciudad natal con rumbo incierto. Sin embargo, enseguida encuentra un camino inesperado: un anciano le sugiere que se haga minero.
Únicamente así, le explica, podrá deshacerse de su vida pasada. Con una prosa elegante y reposada, en esta absorbente novela Soseki se introduce, como en el resto de su obra, en la profundidad de un personaje genuino y veraz, pero, también en el conflicto de fondo, de clase, que le supone cambiar de paisaje, de forma de vida, a la vez que reflexiona sobre el extraño temor que significa perder una identidad para ganarse otra distinta, única, diferente.