Jenn Díaz, verdades a medias

La novela rural española tiene quien la escriba. Jenn Díaz, joven escritora que ya ha publicado tres libros y que todavía no ha cumplido los treinta años, presenta en «Es un decir» una trama ambientada en un paisaje rural y en un momento histórico determinado, los largos años de la posguerra. Y lo hace nada menos que colocando a tres mujeres (abuela, madre e hija) en el desfiladero de su propia soledad familiar.

Todo empieza cuando Mariela, una niña delgada y bastante inquieta, está a punto de cumplir los once años. Pero, poco antes de soplar las velas de la tarta, se escucha de pronto un disparo y, después del disparo, una noticia que comienza a dispersarse como un reguero de pólvora por todo el pueblo: alguien ha matado a su padre y ha dejado a Mariela con su madre y su abuela como únicas compañías, con lo cual la niña, que enseguida dejará de serlo para convertirse en una «señorita», abre «por primera vez y porque sólo se puede abrir una vez de aquella forma, todo el mundo estúpidamente adulto».

Así, perdida en ese ambiente familiar en el que aparecen una madre ausente en su tristeza y una abuela que no deja de esconder secretos, Mariela, a medida que vaya creciendo, intentará descifrar las claves del «mundo estúpidamente adulto» en el que vive desde entonces. Pero el camino, en cualquier caso, no será nada fácil, pues los estertores de la Guerra Civil, los silencios y las traiciones, las amenazas y el rencor aún pululan en la memoria del pueblo y en una casa en la que la verdad, toda la verdad, parece postular Jenn Díaz en esta novela breve pero intensa, sólo puede decirse a medias. O no.