La primera página
«Tan vivo está en mi alma
de tu partida el día,
que vive ya mi muerte,
no vive ya mi vida.
Nunca del pensamiento
un átomo se quitan
las luces eclipsadas
de tu postrera vista.
Así las azucenas
por la calor estiva
entre las hojas verdes
las cándidas marchitan.
Así la pura rosa
que vio la dulce risa
del alba, con la noche
la púrpura retira.
Trocado muerte habemos,
siendo en mis ansias vivas
tu vida la que muere,
mi alma la que espira.
Intento consolarme
con ver que fugitiva
parece que me llamas».