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Pániker tiene cuerda para rato

larazon

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Los dietarios del inclasificable Salvador Pániker se suceden y ya son una forma de ver, entender, nuestro pasado más reciente: este arranque de siglo XXI marcado por las consecuencias globales de las decisiones políticas y el terrorismo. A su «Cuaderno amarillo», del año 2000, le siguieron «Variaciones 95» (2002), «Diario de Otoño» (2013) y ahora este «Diario del anciano averiado» que presenta a un hombre ciertamente de edad avanzada, reflejando los años 2000-2004 –su edad actual son ochenta y ocho– pero con una actividad social e intelectual extraordinarias. Siguiendo el tópico, nada de lo humano le es ajeno al fundador de la editorial Kairós, que da entrada en sus apuntes diarios a un sinfín de asuntos, algunos de clara deriva íntima, que motivarán la chismografía entre las gentes de su entorno literario, y otros de tipo introspectivo, en los que temas científicos o religiosos cobran protagonismo.
Al comienzo, en referencia a su libro «Cuaderno amarillo», que surge por doquier en estas páginas, el autor define lo que también vale para «Diario del anciano averiado»: «Mi libro es un diario. Un diario intenta resolver la ecuación entre literatura y vida, captar a ésta en el momento en que brota». Y así se verá cuando anote sus encuentros con mujeres amadas o escritores amigos, al transcribir diálogos donde el humor nostálgico y los toques de seducción campan a sus anchas. «Un diario trabaja con el tiempo real, más acá del tiempo artificial de la novela» (en otro momento se equipara a otros autores que prefieren la no ficción cada vez más). Y sigue abordando el género desde un punto de vista híbrido «de ensayo y autoficción. Anécdota y reflexión». Por eso, al lado de páginas muy personales o en demasía tendentes a vanagloriarse de la estima que todos le profesan, hay páginas en verdad notables, de gran lucidez, como las que comentan algo que ahora en Cataluña es rutina: por qué una pretendida nación necesita desligarse de un Estado. Se hacen alusiones a la eutanasia, pues no en balde Pániker es presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente, y al país de su ascendencia paterna, pues no en vano es presidente de honor de la asociación Amigos de la India.
Retratos afilados
Sociable y cordial, brillante siempre en sus apariciones públicas, Pániker disfruta al convertirse en personaje de sí mismo, en actuar para no aburrirse, y saca todo el meollo a la vida al mismo tiempo que alrededor mueren colegas escritores (Cela, Luis Carandell, Vázquez Montalbán...) miembros de su familia. Surgen comentarios sobre Rodríguez Zapatero y Aznar, sobre Bush y los atentados a las Torres Gemelas, sobre sus lecturas de ensayistas admirados, sobre música, sobre genética. Pániker está atento a todo y conoce y habla con quien es alguien en la España de aquellos años, y sus retratos, afilados, punzantes y precisos de algunas personalidades célebres es lo mejor de un libro que siempre depara confidencias llamativas y que invita al lector, como le gusta sentir al propio autor, a descubrir algo nuevo cada día.