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Crítica de libros

Un incendio que dura cien años

Un incendio que dura cien años
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Poco importa ya a qué hora comenzó el incendio, si fue a las dos, a las cuatro o a la seis de la mañana, porque lo que marcó el inicio de la tragedia fue otra cosa: el momento en que las autoridades decidieron cerrar las puertas de la mina para sofocar el fuego que se expandía en aquel momento por el interior sin importales cuántos mineros había dentro, repartidos por las diez galerías de la mina. Lo cierto, en cualquier caso, es que cuando ya se habían extinguido las llamas y el humo le había sido barrido por el viento, las autoridades reabrieran las puertas y se encontraron con un espectáculo macabro y al tiempo atroz: había ochenta y siete mineros muertos y diez vivos.

Así lo cuenta Yuri Herrera en «El incendio de la mina El Bordo», un libro a mitad de camino entre el ensayo y el relato puro, a secas, en el que el autor mexicano investiga los hechos que ocurrieron en la mina El Bordo hace casi un siglo, el 10 de marzo de 1920, en el estado de Hidalgo, en el distrito minero Pachuca-Real del Monte. Y lo hace sin recurrir a la ficción ni a sus recursos, siguiendo una investigación breve, pero repleta de datos, de informaciones, en busca de clarificar los motivos que llevaron a que las autoridades primero decidieran cerrar las puertas y, después, envolver la tragedia en un oscuro y demasiado pesado manto de silencio.

En ese intento de recomponer las piezas de una historia ocurrida hace cien años (una historia, por otro lado, escondida en el olvido sepulcral de las autoridades), Herrera se ciñe a una escritura fría pero precisa, al relato directo de los hechos, sin adentrarse en la intimidad de las víctimas. En ese sentido, más que respuestas, lo que el escritor ofrece en estas páginas es una reflexión pausada, sin aditivos, sobre una historia real que, más allá del silencio, es contada de la mejor forma posible.