Un regreso memorable
Cinco años antes de que Dan Brown irrumpiera en la escena literaria Asensi ya era culpable de la internacionalización del «best-seller» patrio con «El último catón». No en vano, 20 millones de personas han leído algunos de sus libros. Alentada por estas cifras y la presión de sus seguidores a través de las redes, fue como se decidió a retomar, 15 años después, su mejor historia-ficción.
Nos reencontramos con Ottavia –ex monja y erudita en la época bizantina–, su marido y no menos ilustrado Farag, cristiano copto, y Kaspar, que en esta entrega nos descubrirá su lado más humano aunque también mostrará facetas que nos sorprenderán. Si juntos emprendieron la búsqueda de los «lignum crucis», en esta segunda parte se sumergirán en la indagación de uno de los grandes tesoros de la arqueología: la tumba de Jesucristo. Un osario que pondrá en duda conceptos como la resurrección de la carne y que desatará un pulso entre aquellos que desean conocer la verdad y los que prefieren que todo permanezca igual. En el relato se hablará también de la intransigencia, de la fe, de las religiones, de la tolerancia... del poder. Quien ostenta la autoridad es quien hilvana los grandes momentos de la Historia y, para muestra, San Pablo en su cruzada por conformar el cristianismo: el gran telón de fondo de esta historia. Mito, misterio y cultura, se alinearán en esa investigación con aroma detectivesco que comienza en Canadá para llegar hasta Tierra Santa, pasando por Mongolia, Estambul o la Ruta de la Seda.
Matilde Asensi podría ser a la novela –entiéndase el símil– lo que Spielberg al cine: ambos buscan el entretenimiento inteligente a través de la acción y la sorpresa lícita. El día que así lo estime, la autora escribirá su «lista de Schindler» pero no para ser reconocida por ninguna academia, sino para demostrar que hace novelas de aventuras, de configuración tradicional, fundiendo géneros variados, con personajes que encarnan arquetipos, simplemente, porque le da la real gana... y además lo borda. Destreza constructiva, diálogos inteligentes –con una Ottavia más «heavy» que nunca–, tramas cabales que se imbrican a una velocidad de vértigo, amor, humor... Y todo ello ajena al ringorrango, sin timonazos y con un acompasado minutaje de la narrativa. Desde hace muchas entregas, Asensi nos ha demostrado que sabe crear mundos y no aludir sólo a ellos... Consciente de que el entretenimiento es de las cosas más serias de este reino de tinta.