Lorenzo Caprile: «Nuestros políticos están mal cortados y peor cosidos»
Este viernes, estrena en Avilés la obra de teatro «La fuerza del cariño», dirigida por Magüi Mira y protagonizada por Lolita. El diseñador se encarga del vestuario.
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Este viernes, estrena en Avilés la obra de teatro «La fuerza del cariño», dirigida por Magüi Mira y protagonizada por Lolita. El diseñador se encarga del vestuario.
Lleva décadas siendo un referente de la moda española, pero quizás desde que es jurado de «Maestros de la costura» su fama es todavía mayor. Nos recibe a escasos metros de su taller, en la cervecería Pittu, en pleno corazón del barrio de Salamanca.
Se queda sin vacaciones, aunque se tomará unos días de descanso no muy lejos de Madrid, pues todos los lunes acude al programa «A partir de hoy» de TVE. Este viernes, estrena en Avilés la obra de teatro «La fuerza del cariño», dirigida por Magüi Mira y protagonizada por Lolita. El diseñador se encarga del vestuario.
A punto de irse de vacaciones, ¿qué no puede faltar en su maleta?
Libros.
El reinado de las zapatillas es imparable, ¿se imagina un «Caprile rojo» con unas deportivas blancas? ¿En quién?
Sí, por qué no. En quien se lo quiera poner. No soy nada mitómano.
En «Maestros de la costura» usted es un tanto gruñón y muy exigente, ¿es igual en la vida real?
Sí, soy muy exigente conmigo mismo y con mis amigos. Llevo muy mal la traición.
Tiremos de refranero, ¿a qué político le haría un traje a medida?
A todos, me parecen unos mediocres. Nuestra clase política está mal cortada y peor cosida.
¿Se ha metido alguna vez en camisa de once varas?
En mi trabajo, todos los días. Propones cosas que sabes que van a ser muy criticadas. Las camisas de once varas son retos y hay que ponérselos, sino la vida es muy aburrida.
¿En qué situación se ha quitado el sombrero?
Últimamente, con el traje de novia de Belén Esteban. Estaba impecable.
¿Se ha tenido que apretar alguna vez el cinturón?
Sí, muchas veces. En este trabajo nuestro nunca sabes qué va a pasar la temporada siguiente. Hay temporadas buenas y las hay menos buenas.
No tiene whatsapp, ni Twitter, ¿sigue usted a las «influencers»?
De lejos. No estoy obsesionado con ese fenómeno para nada. Pero sí, claro, trabajando en moda, tienes que tener más o menos un mínimo de cultura. También es verdad que hay tantas... que resulta muy complicado.
¿Y qué le parece el fenómeno?
No me gusta el término «influencer», no me gustan los anglicismos. Siempre ha habido personas influyentes, personas que han servido de modelo a otras, líderes del estilo y el gusto... Eso siempre ha existido. Ahora con estas maquinitas se multiplican por trescientos.
Usted escribió «De qué hablamos cuando hablamos de estilo» (Planeta), ¿cómo visten las mujeres españolas?
Gracias al fenómeno Inditex y a otra serie de marcas globales hablar ya de mujer española, mujer francesa, la catalana, la gallega, la italiana y la vasca me parece totalmente trasnochado. Es la cultura occidental, lo africano, lo oriental... En el mundo occidental todos vestimos igual de bien o mal, pero todos igual.
Estamos todos hechos con el mismo patrón...
Sí, patrón Inditex y alrededores. Y me alegro mucho por el señor Ortega, es uno de mis héroes.
¿Es de los de pantalón corto en la oficina?
No. En cierto modo entiendo que si una mujer puede ir con minifalda o un vestido camisero enseñando las piernas, ¿por qué un hombre no? Aunque el hecho de visitar a un abogado o a un notario y que me reciba en bermudas, me choca.
¿Es España moderna?
Modernísima. Lo que pasa es que el español es muy masoquista. No nos damos cuenta del gran país de libertades en el que vivimos. Te hablo de mi terreno: en los derechos del colectivo gay, España es un país avanzado no, lo siguiente.