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Magüi Mira: «Odio la frivolidad, me parece una pandemia»

Protagoniza en el Bellas Artes hasta el 24 de marzo «La culpa» de David Mamet, junto a Pepón Nieto, Ana Fernández y Miguel Hermoso.

Magüi Mira: «Odio la frivolidad, me parece una pandemia»
Magüi Mira: «Odio la frivolidad, me parece una pandemia»larazon

Protagoniza en el Bellas Artes hasta el 24 de marzo «La culpa» de David Mamet, junto a Pepón Nieto, Ana Fernández y Miguel Hermoso.

Juan Beltrán - spaña es de nuevo el primer país donde se representa una obra de Mamet después de su estreno en Nueva York. «La culpa» llega al teatro Bellas Artes con Magüi Mira como actriz. Un psiquiatra es requerido para declarar a favor de un paciente responsable de cometer una masacre colectiva. Su negativa a hacerlo pone en peligro su carrera. Por esto y por un artículo sobre la homosexualidad, que según él, es un malentendido, es acusado de homófobo. Las leyes civiles y las convicciones religiosas entran en colisión y su ética es cuestionada.

–¿Por qué tiene Mamet esta especial relación con España?

–Él escribe sus obras, las estrena en Nueva York y algunas de ellas fracasan, pero en España se las arreglamos y las convertimos en éxito, así que él está encantado.

–Su papel como abogado lo hacía un hombre.

–Así es. Bernabé Rico, adaptador, y Juan Carlos Rubio, director, decidieron cambiarlo y estoy muy de acuerdo. Me gusta que sea una mujer, un colectivo castigado desde que amaneció el sol sobre la tierra, quien defienda a un homosexual, otro colectivo castigado y perseguido.

–Mamet hace teatro de ideas.

–Siempre plantea un dilema inteligente para hacer pensar, ético, moral... pero con un río emocional debajo tremendo que le da valor. No se queda en una pura dialéctica de pensamiento, por eso sus funciones nunca son frías. Hay mucha emoción y eso hace que el espectador no quede indiferente, si no sería un simple debate visto desde una silla.

–En este caso, plantea un dilema moral.

–Toca muchos palos y crea debate, aquí entre la ley, la ética y la moral religiosa.

–Su carrera, su ética y su fe son cuestionadas.

–No se entiende por qué no declara sobre el joven. Casi todos los psiquiatras apoyan a la defensa, que paga para que seas un testigo a favor y él por dinero ha defendido a todo el mundo, pero con este chico no quiere.

–¿Entran en colisión los principios legales y morales?

–Sí, la ley no coincide con los fundamentalismos religiosos. Él acaba de abordar el judaísmo y esto le crea un conflicto sobre su integridad personal. La Torá condena la homosexualidad y se ve entre las leyes de Dios y las humanas, ese es su problema ético y moral.

–Lo acusan de homófobo.

–La prensa interviene, porque en EE UU la homofobia está considerada una lacra social y es un tema candente. Él es un psiquiatra famoso y ciertos medios aprovechan para hacer espectáculo porque hay un homosexual que ha hecho una masacre.

–Vuelve usted como actriz.

–Sí, agradezco que pensaran en mí para este papel. Cuando cambio la piel de directora por la de actriz, es maravilloso para mí. Volver al escenario ha sido agridulce porque es un trabajo muy dificultoso, muy técnico, pero también muy gratificante.

–¿Qué rasgos la definen?

–Soy luchadora, intuitiva, creo mucho en el sexto sentido, y, sobre todo, soy persistente. Esto lo aprendí de mi padre, la constancia de no abandonar allí a donde vayas, de no quedarte a mitad de camino. Además, hay una palabra mágica para mí que es compromiso, porque creo que eso es la vida.

–¿A qué le lleva ese compromiso?

–A amar lo que haces, a respetarlo, eso es fundamental. No comprometerse en el trabajo o desperdiciar el tiempo es inmoral. Odio la frivolidad, me parece una pandemia que ahora estamos sufriendo.

–¿Cómo se siente más cómoda, actuando o dirigiendo?

–Para mí, mujer, con cerebro, corazón y neuronas femeninas, tener la oportunidad de coger un texto, levantarlo y llenarlo de vida es un gran privilegio, pero luego cuando estreno, me muero por hacer un papel, no soporto estar abajo (risas).

–En «Las amazonas» trataba la lucha feminista.

–Contaba que el cambio de sexos en el predominio no es la solución, ni la guerra entre ellos tampoco, lo que importa es sumar. Creo que cuando lleguemos a la igualdad, los hombres también serán mucho más felices.

–¿Ha tenido dificultades al dirigir por ser mujer?

–Claro, hay personas que te dicen cosas que a un director no dirían, pero es que lo llevamos en el chip de salida, viene de serie y hay mujeres machistas también, porque han vivido en ese ambiente tóxico. Llevamos siglos viviendo en una sociedad piramidal donde el poder es del macho y eso no se elimina tan fácil, pero lo más preocupante es que no somos conscientes.

–¿Qué es el teatro para usted?

–Un oxígeno absolutamente necesario, para los que lo hacemos y para los que lo reciben, porque nos permite coger, beber, respirar... Es el espejo de la otredad, no te resuelve la vida, pero te ayuda a comprenderla.