Martin Kemp: «Dan Brown ha distorsionado la figura de Leonardo»

El historiador y crítico de arte, uno de los mayores expertos en la obra del genio nacido en Vinci, ha pergeñado una obra abundante en datos donde imbrica reflexión, conocimiento y biografía.

Viene Martin Kemp con un libro muy esclarecedor y oportuno: «Mi vida con Leonardo» (Alianza). El historiador y crítico de arte, uno de los mayores expertos en la obra del genio nacido en Vinci, y una de las autoridades que ha defendido la atribución del controvertido «Salvator Mundi» al autor de «La Gioconda», ha pergeñado una obra abundante en datos donde imbrica reflexión, conocimiento y biografía.

Una monografía sobre Leonardo da Vinci que ha nacido con una vocación totalizadora, la de abarcar experiencia intelectual y personal, que es un sueño muy renacentista. En estas páginas, Kemp va puntualizando verdades, descubriendo aspectos relevantes, aunque parezcan nimios, derrumbando mentiras que inducen a equívocos y echando abajo visiones sectarias, míticas o falsamente literarias. El autor dedica cada uno de los capítulos a un trabajo del artista para, a partir de lo singular, alcanzar lo general, o sea, la semblanza absoluta de Leonardo da Vinci.

–¿Pueden descubrirse obras nuevas Leonardo?

–Puede haber nuevas pinturas, dibujos o manuscritos, pero es cada vez más improbable. El «Salvator Mundi» es el primer óleo que se le atribuye en más de 100 años. Creo que, al igual que sucede con otras grandes figuras culturales como Dante, Cervantes o Velázquez, lo novedoso será descubrir otras facetas de él.

–¿Por qué considera que el «Salvator Mundi» es de él?

–Está lleno de la ciencia del arte y la profundidad emocional de Leonardo. Irradia la extraordinaria presencia que caracteriza sus pinturas. Tiene una presencia «viva» que utiliza la sugestión mágica que tenía en el manejo del óleo para evocar la existencia física y óptica de Cristo como hombre, a la vez que la majestad espiritual del Salvador elude una definición precisa. Para lograr esto, Leonardo explota su técnica en capas de esmaltes finos de color para crear formas desprovistas de límites lineales, un sello distintivo de, por ejemplo, la «Mona Lisa». Este es un método técnico de pintura, pero también alcanza dimensiones psicológicas, teológicas y científicas de una manera que solo Leonardo fue capaz de hacerlo.

–Eso son aspectos técnicos.

–Pero es que también es psicológico en el sentido de que evoca en nuestra mente el misterio de lo divino. Está teológicamente en línea con su afirmación de que la naturaleza infinita de Dios está fuera del alcance de nuestra mente finita. Es científico en el sentido de que las investigaciones de Leonardo sobre la visión humana en ese momento mostraron que el ojo es un instrumento complejo y sutil en el que la ambigüedad supera la certeza. Llegó a creer en la óptica de la incertidumbre. En consecuencia, no hay límites absolutos. Y otra cosa. La mano bendecida, vista en el rango óptimo, es relativamente clara, mientras que las características de Cristo son más borrosas. Esto es similar a la profundidad de campo en fotografía.

–¿Qué opina de Dan Brown y de lo que otros divulgan sobre él?

–Leonardo sobrevive a todo aquello que se le arroje y Brown ha desatado una búsqueda de «secretos» y «códigos» que han distorsionado bastante al personaje Hay símbolos y alegorías en las pinturas del Renacimiento, pero no hay «códigos» que sorprendan a un descodificador inteligente 500 años después.

–¿Qué le parece la exposición del Louvre?

–Se presentará junto a la exposición «Leonardo en la corte de Milán», en la Galería Nacional de Londres, como una exposición histórica de pinturas, especialmente si se muestra el «Salvator Mundi».

–¿Es partidario de restaurar la «Mona Lisa»?

–Es increíblemente difícil de limpiar e imagino que ningún director del Louvre querría ser responsable de acometer este trabajo.