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Muere el escritor Andrea Camilleri a los 93 años

Irónico, comediante y burlón, Andrea Camilleri, considerado uno de los padres de la novela negra, ha fallecido esta mañana a los 93 años
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Irónico, comediante y burlón, Andrea Camilleri, considerado uno de los padres de la novela negra, ha fallecido esta mañana a los 93 años.
Irónico, comediante y burlón, Andrea Camilleri fue capaz de hacer un último requiebro a su propia muerte. El pasado 17 de junio ingresó en el Hospital Santo Spirito de Roma después de haber sufrido un infarto. A sus 93 años. Los enfermeros que lo atendieron no apostaban un duro por que saliera adelante, Italia se fue preparando para enviar sus condolencias. Pero cuando el desenlace parecía inminente, el escritor ideó un último giro en el guion. Resistió exactamente un mes, crítico y en coma farmacológico, lo que era ya mucho más de lo previsto. Finalmente, ha muerto esta mañana en la cama del hospital.
Antes de eso, Camilleri había nacido dos veces. Una en 1925, en la localidad siciliana de Porto Empedocle; y otra en 1994, cuando dio a luz al comisario Salvo Montalbano. Tras estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de Palermo, comenzar por el teatro y haber trabajado en la RAI durante décadas, se las ingenió para dedicar la jubilación a escribir novela policiaca. ‘La forma del agua’ no fue su ópera prima, ni siquiera el primer libro en el que aparecía el personaje, pero sí el bautismo de Montalbano como protagonista y el inicio de una saga inolvidable. Más que su álter ego, el escritor siempre dijo que en su criatura había una buena parte de su padre, por la ironía y por la forma de buscar la verdad. Pero si de alguien heredó el nombre el personaje con el que alcanzó la fama fue de Manuel Vázquez Montalbán, a quien admiró antes de conocerlo.
Montalbano era un policía atípico. No un viejo cínico cascarrabias, sino un enamorado de su tierra. Un comisario astuto, pero no arrogante. Un ser implacable con la ley, pero sólo dispuesto a seguir las reglas cuando están en consonancia con el sentido común. En definitiva, alguien con quien cualquiera se identificaría. Años después de haber italianizado el nombre de Vázquez Montalbán y haberle otorgado los citados atributos, ambos escritores se encontraron en un acto organizado por la izquierda italiana. “Nos hicimos cómplices enseguida, nos entendimos con los ojos, a la siciliana”, resumió Camilleri.
Prácticamente desde que tuvo que abandonar la isla por temor a la invasión estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial, el escritor vivió en Roma. Y sólo pudo contener la nostalgia de un verdadero siciliano entregándole a su comisario un puesto en Vigata, una localidad inventada que se corresponde con Porto Empedocle natal, la localidad natal del autor. Camilleri ha sido traducido a 36 idiomas y ha vendido más de treinta millones de libros del centenar que ha escrito. Decenas de ellos los protagoniza Montalbano. Sin embargo, quien terminó de popularizar al comisario fue Luca Zingaretti, el actor que encarna al personaje desde hace 20 años en una de las series televisivas más seguidas por los italianos. Camilleri encaja a la perfección con el gran público, se podría decir de él que fue un escritor populista, en el buen sentido de la palabra.
En los últimos años, un glaucoma lo había dejado ciego. Aunque su delicada salud no le había disuadido para que dejara de fumar más de dos paquetes de cigarrillos diarios. Sus últimos libros se cocinaron al dictado, gracias a la ayuda de su inseparable asistente Valentina. Tampoco para que dejara de inmiscuirse en la política, como demuestran sus últimas polémicas con el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini. Ante la inabarcable cosecha de intelectuales italianos que alumbró el siglo XX, resulta difícil sostener que se ha marchado uno de los más grandes. Más fácil sería afirmar que era el mejor novelista vivo de este país y, sin duda, el que más gustaba a los lectores.