Literatura

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Juan Goytisolo, las «señas de identidad» de una voz crítica

El escritor, conocido por su pensamiento a contracorriente y una voz contestaria, ha muerto a los 86 años en Marruecos. La obra de Juan Goytisolo, que ha cultivado todos los géneros literarios y que alcanzó su cima con textos como «Señas de identidad» y «Coto vedado», entre otros muchos, estuvo señalada por un constante intento de expandir los mágenes de la narración y una alta exigencia estética.

EN SOLEDAD. El autor ha hecho gala siempre de su independencia
EN SOLEDAD. El autor ha hecho gala siempre de su independencialarazon

El escritor, conocido por su pensamiento a contracorriente y una voz contestaria, ha muerto a los 86 años en Marruecos

Juan Goytisolo falleció ayer a los 86 años en Marraquech, Marruecos, país que escogió como último hogar y paisaje urbano desde el que cual remataría la bóveda de su extensa y honda trayectoria literaria. Autor de viva conciencia crítica, como ha quedado probado en infinitud de declaraciones, hermano de los también escritores José Agustín y Luis Goytisolo, su andadura vital, como la de su familia, estuvo marcada por un hecho definitivo acaecido en los tempranos días de la infancia y la juventud: la trágica muerte de su madre en un bombardeo de las tropas nacionales durante la Guerra Civil española.

Hombre de carácter prudente, inclinado a los silencios y poco dado a pronunciarse sobre los temas sin una previa y seria reflexión, su existencia ha estado condicionada por un paulatino y decidido proceso de «desenraizamiento» cultural, intelectual y vital que empezó en 1956, inmediatamente después de la publicación de sus dos primeras novelas, cuando decidió trasladarse a París, una ciudad que le ofreció resguardo en los años siguientes. Durante esa prolongada estancia, que se extendió hasta final de los sesenta, conoció a la que posteriormente sería su mujer, Monique Lange, también novelista (y con la que contraería matrimonio en 1978), y llevaría cabo una intensa y fecunda labor en la editorial Gallimard, influyendo en la traducción al francés de diversos autores españoles.

Alta exigencia

Desde sus inicios, su obra ha estado marcada por una alta exigencia estética –en más de una ocasión ha repetido que su verdadera «nacionalidad es la cervantina»– y por un trabajo en el que siempre ha ido ensanchando el marco de sus fronteras. Consideraba firmemente que a la literatura siempre había que devolverle, de una manera o de otra, lo que se le debía, lo que te había dado con anterioridad a través de sus lecturas, y, con esa divisa como único estandarte, afrontó los pasos de una atrevida evolución destinada a engrandecer los márgenes narrativos de la literatura española.

Goytisolo comenzó en el realismo social que existía en la década de los cincuenta. Desde el podio de esas primeras obras fue elevando paulatinamente la complejidad de sus textos, como prueba uno de sus títulos más conocidos: «Señas de identidad», un volumen esencial que se ha convertido en referente de sus trabajos. Pero Goytisolo no sólo se ha interesado por la prosa, sino que cultivó diferentes géneros, como el cuento, el ensayo, el viaje, o las memorias, glosadas en dos piezas: «En los reinos de taifas» y «Coto vedado».

Su obra, con títulos como «Fin de fiesta», «Juan sin tierra», «Disidencias», «Makbara», «Paisajes después de una batalla», «Carajicomedia», «Reivindicación del conde don Julián», «Telón de boca» o «Crónicas sarracianas», entre otros muchos, había sido recuperada en los sucesivos tomos dedicados a reunir sus obras completas, un proyecto que empezó a trabarse en 2000 y del que, justamente, quedaba pendiente un solo volumen para finalizarlas. «Él siempre las llamaba incompletas porque seguía escribiendo. Queda un tomo y a ver qué hacemos. Serán los responsables de su legado los que vean qué se hace con el material que hay», afirmó ayer Joan Tarrida, su editor en Galaxia Gutenberg, informa Efe.

Goytisolo, que después de París también residiría en Nueva York, decidió al final instalarse en Marruecos. La vinculación con el mundo árabe es otra de las claves fundamentales para comprender su obra. De hecho, para muchos era «un interlocutor entre la cultura europea y la islámica». Su voz, que siempre ha estado del lado de los oprimidos y los desfavorecidos de la historia, que se ha dejado escuchar al hilo de conflictos tan traumáticos para el Viejo Continente como el de la guerra que asoló los Balcanes, jamás dejó de levantarse contra las injusticias desde su último país de adopción. Prueba de su ferviente implicación con los asuntos sociales fue el discurso que pronunció durante la ceremonia de entrega del Premio Cervantes en 2015 –uno de los galardones que han reconocido su contribución a la literatura, junto al Nacional de las Letras o el Juan Rulfo–. En el transcurso de este acto en la universidad de Alcalá de Henares, dejó entrever su desencanto con los últimos acontecimientos que estaban golpeando las sociedades occidentales y también subrayó que «la transición política cambió el rumbo de la sociedad española, pero no ha ido acompañada de una transición cultural». Goytisolo será enterrado en Marruecos, como él mismo había pedido, en el cementerio civil de Larache.