Muse, nostalgia y palomitas
Matt Bellamy (voz, guitarra, teclados), Chris Wolstenholme (bajo, coros) y Dominic Howard (batería) / 26-7-2019 / Wanda Metropolitano, Madrid.
En Disney lo saben bien. El live action de «El Rey León», copiando casi plano por plano la película original, ha batido todos los récords en su estreno, confirmando aquello de que la nostalgia es un arma, especialmente en época de sequía de ideas. La ahora recuperada historia de Simba llegaba por primera vez a la gran pantalla en 1994, el mismo año en el que tres chavales de Teignmouth, decidían cambiar el nombre de su grupo, Rocket Baby Dolls, por el de Muse. Un cuarto de siglo después, la banda británica domina un género, el rock de estadio, que necesariamente tira del ‘remake’ para llenar las gradas, como ocurrió ayer en el Wanda Metropolitano, única parada en España de la gira de Matt Bellamy, Chris Wolstenholme y Dominic Howard para presentar su último álbum, «Simulation Theory».
Pantallas gigantes, bailarines ataviados con luces LED, láseres de todos los colores, gafas imposibles y hasta un amenazante esqueleto robótico subrayan la estética ochentera del espectáculo, situándonos en algún lugar entre «Alien» y «Blade Runner» o, por no irnos tan lejos, en el imaginario mismo de «Stranger Things», cuya música sonó en el prólogo del concierto. Suena «Algorithm» y la sensación es que está a punto de pasar algo grande, con la épica como compañera de fatigas de un hilo argumental basado en conspiraciones, distopías y universos paralelos. Luego en realidad no es para tanto: la reinvención de Muse acaba convirtiéndose en una especie de buffet libre, con minutos para todos los gustos, desde la dureza de «Psycho» al falsete de «Propaganda» (¿alguien dijo Prince?).
No faltaron tampoco los guitarrazos buscando la complicidad del público antes de atacar «Plug In Baby», de su lejano segundo álbum, «Origin Of Symmetry» (2001) -cuando la megalomanía aún no se había hecho del todo con su música-, otra carta ganadora como «Uprising» o una «Pray (High Valyrian)» a mayor gloria de Bellamy, que compuso la canción para la banda sonora de la temporada final de «Juego de Tronos». No fue necesario reclutar a la Guardia de la Noche para defender la propuesta de los británicos: los tres se bastan para hacer bueno su papel sobre un escenario que a otros se les haría inmenso. «Supermassive Black Hole» consigue sonar seductora, «Hysteria» apela de nuevo a la grandilocuencia y «Dig Down» nos hace pensar un ratito en George Michael y otro en U2. Una pizca (o dos) de los irlandeses, otra de Rage Against The Machine, algo de Depeche Mode, la herencia de Moroder, un pretendido eco a Metallica o un retrofuturismo a lo Jean Michel Jarre... De todo hubo a lo largo de estas más de dos horas en el Wanda, incluyendo alguna medianía que no se sabía muy bien qué hacía por allí. Con todo, Muse ha sabido erigirse en figura principal del rock en formato XXL, dejando para el final «Starlight», con su delicada línea de piano, un agresivo medley («Stockholm Syndrome», «Assassin» o «New Born», entre otras) y «Knights of Cydonia» para cerrar una noche, con sus luces y sus sombras, de descarado entretenimiento palomitero.