Juan Carlos Romero: “El flamenco ha construido un lenguaje capaz de abordar cualquier música”
El guitarrista publica el disco “Arias Impuras”, donde se atreve con la música clásica desde el flamenco y cuenta con las voces de Pasión Vega y Rocío Márquez
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Juan Carlos Romero es un guitarrista flamenco que ha trabajado con muchos grandes, como Manolo Sanlúcar, Rocío Jurado, Morente o Miguel Poveda entre otros, pero Romero es mucho más, es un creador, un artista con mucha sensibilidad y ganas de crecer que afronta retos imposibles para otros. En “Río de rostros” casaba su música con la poesía, ahora publica “Arias Impuras”, un disco inédito donde se atreve con la música clásica desde el flamenco, arias de Bizet, Puccini, Bach, Debussy, Verdi, Schubert o Haëndel, acompañado de las voces de Pasión Vega y Rocío Márquez y la colaboración de Eva Yerbabuena, que hacen de este un disco especial.
Su música trasciende el flamenco.
Lo que yo no quiero es acomodarme en mi zona de confort, que es el flamenco, porque es la música de mis raíces, con la que me ha criado. Para mí estar en la música es estar aprendiendo, aceptando retos que me llevan a meterme en territorios desconocidos y eso me obliga a aprender, que es lo más importante.
¿Por qué el reto de casar a Verdi, Bizet, Bach o Puccini con el flamenco?
El origen está en mis ganas de crecer y de contarle al mundo que el flamenco ha construido un lenguaje lo suficientemente elaborado, con una enorme cantidad de recursos, para abordar desde él mismo cualquier música que se le ponga por delante. Creo que con este disco le estoy haciendo un servicio al flamenco diciendo que, no solo es una música maravillosa, sino que es también un lenguaje aplicable a otras músicas.
¿Cuál es la gran dificultad?
Me planteaba varias cuestiones, el respeto a la partitura y a mi música, a la que me debo, que es el flamenco. Me preguntaba cómo podía mantener el equilibrio para que los clásicos fueran perfectamente identificables en sus melodías, armonías y composición, cómo lo hacía compatible en un juego equilibrado con mi propio lenguaje flamenco. Ahí ha radicado la dificultad y todo el empeño de esta obra. Otra cuestión era la lectura de las partituras, que no son hábitos que tengamos en la música flamenca, no la tenemos como herramienta de trabajo el lenguaje escrito.
¿Se trata de “aflamencarlos”?
Para nada, se trataba de someter esas partituras a ritmos ajenos a ellas, pero familiares al flamenco. Podía haber cogido una obra cualquiera y haberla tocado por bulerías, al ritmo de soleá o de tangos, pero me parecía que eso era forzar la naturaleza de ambos, de la música clásica y del propio flamenco, era torcerles el brazo para someterlos a una disciplina y a una naturaleza musical a la que no pertenecen.
Dice que «Arias Impuras» es el disco que más obstáculos le ha hecho sortear.
El que más paciencia y constancia -o tozudez- me ha obligado a emplear. Cuando contaba lo que quería hacer aún no tenía el disco para mostrarlo, todo estaba sobre el papel. A todo el mundo le parecía bien el discurso, pero nadie sabía cómo sonaba y esto era lo complicado. Necesitas implicar a muchas personas, otras voluntades para sacar adelante un proyecto tan complejo como este, con orquesta sinfónica, dirección orquestal, arreglos adaptados, estudios de grabación, colaboraciones extraordinarias… requiere aliados para poder crear exactamente lo que tienes en la cabeza y llevarlo a la práctica y esto es complicado.
Ha tenido colaboradores de lujo.
Efectivamente, colaboradoras maravillosas y extraordinarias como Pasión Vega y Rocío Márquez. Quería completar con la parte vocal lo que estaba diciendo con la guitarra, que en un aria es fundamental porque son piezas creadas para ser cantadas, así que no podía faltar la voz, pero no de una soprano, sino más cercana a mi propio mundo y ellas eran las aliadas perfectas. Lo mismo apliqué con la danza. Si pudiera incluirla también como lenguaje del flamenco, adaptado e interpretado a la música clásica –me dije-. Tuve suerte de encontrar la magnífica predisposición de Eva Yerbabuena, que no voy a descubrirla ahora.
¿Ha descubierto similitudes entre ambas músicas?
Todas las músicas en el fondo tienen algo que las une, porque trabajan la misma materia prima, aunque sean discursos muy distintos. Creo que entre todas ellas siempre puede encontrarse algo en la forma o en el fondo que las haga compartibles.
¿Se considera más un intérprete o un creador?
Me gustaría que se reconozca que estoy en las dos facetas, pero para mí, lo más que se puede hacer en el arte es la creación, muy por encima de la interpretación, creo que es el escalón más alto, el máximo al que uno puede aspirar. Para un artista, no creo que haya nada por encima de la creación y en mi trayectoria las dos van de la mano, al menos esas son mis dos aspiraciones, ser un buen intérprete y un buen compositor-creador.
¿Qué opina del Premio Princesa de Asturias a Carmen Linares y María Pagés? ¿Es una manera de reconocer el arte flamenco?
Por supuesto, son dos personalidades que lo merecen sobradamente, al igual que otros lo hubieran merecido. Es un reconocimiento personal, pero también a un género que nunca formó parte de esos grandes premios porque teníamos un país que no daba la cara a este arte, ni lo consideraba como lo considera el mundo entero. Esto empezó con Paco de Lucía y debe continuar, que se tenga en cuenta al flamenco me parece un acto de justicia. Por distintos motivos, históricos y políticos, han podido más los prejuicios y no se ha querido tener en cuenta como se hace fuera, donde lo miran como lo que es, una música extraordinaria sin nada en el mundo que se le parezca.