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Selvático animal
Sexy Zebras: «Ahora te vetan más que hace 20 años. Estamos llegando a puntos delirantes»
El trío de pop/rock madrileño, al que el éxito de los últimos años ha sacado del indie, anda de gira con el disco «Bravo»

Gabi Montes (voz y bajo) y los hermanos Luna, José (guitarra) y Jesús (batería), conforman Sexy Zebras, un trío de pop/rock nacido en el madrileño barrio de Hortaleza que atesora seis discos de estudio capaces de hacer vibrar el suelo como un terremoto. El último, «Bravo», magnífico, los mantiene de gira por España. El oráculo de Wikipedia y múltiples entrevistas sitúan a esta banda dentro del indie rock, como si esa cosa fuera un estilo más que una circunstancia que, a fecha de hoy, en ellos ni siquiera se cumple: «Estoy muy de acuerdo contigo –dice Gabi–. La forma en la que hemos sacado nuestras canciones hasta este disco sí que ha sido una forma independiente, pero a este disco debería de quitársele la etiqueta de indie porque lo hemos hecho con una multinacional (Warner). Hemos sido una banda independiente y ahora somos una banda de multinacional, así es». Pese a que lo suyo es rock, si han de autoetiquetarse asumen que entran en los vastos dominios del pop, ya que este, cuando se alcanza cierto nivel, lo inunda todo: «Creo que cada vez estamos asumiendo más nuestro lado pop de la vida –afirma José–. Hay una vocación y una intención muy pop, sí. Y a día de hoy puede resultar mucho más punk ser pop tal y como lo entendemos nosotros. Las etiquetas nos dan igual, y aunque a veces hemos tenido una actitud más punk somos, creo, un grupo de pop/rock que en algunos momentos ha sonado más punk, en otros más pop y en otros más rock, pero bebemos de la fórmula primitiva que nos gusta a todos, que es el “power trio”. Pero hay un público ahí fuera al que le suda la polla las etiquetas», y Gabi añade: «La distorsión de las guitarras es algo ya circunstancial. Hemos puesto mazo la atención en las melodías redondas y en tener una identidad en la forma de expresar nuestros sentimientos. Antes sí que encarábamos los discos autoetiquetándonos, que era autolimitarnos, pero en este caso, con “Bravo”, estamos poniendo la atención en otras cosas». Interviene Jesús: «Lo que hemos escuchado siempre ha sido rock, que engloba un montón de subestilos que ni siquiera conozco. Y el rock es también la actitud con la que tocas. Lo que pasa es que cuando tu discurso se hace más masivo, obviamente lo que haces se torna pop porque es popular», razona.
«No se le pueden poner barreras al arte. Nunca. El arte tiene la función de rebelarse. Y luego está tu decisión de consumir o no una obra»
Rock madrileño
¿Creen que hay un sonido rock característico de la ciudad o provincia de procedencia? ¿Ellos hacen un rock madrileño? «Creo que sí, la verdad –responde Gabi–. Creo que cuanto más madrileños somos, mejor nos sentimos en ese traje. En nuestros tres primeros álbumes buscábamos nuestro sonido en la americanada y nos perdíamos cosas más latinas y más de aquí, como Leño o Burning, pero ahora escuchamos de todo». José lo comparte: «La realidad nos está empujando a aceptar que somos un grupo de aquí. Lo que tienes alrededor puede influir, pero no es tanto el sonido como la información que ese grupo está tratando de procesar dentro de su contexto, a nivel lírico o a otros niveles. Y ahí estamos influenciados por un inconsciente colectivo y por un procesamiento de información de ese territorio. Como comenta Gabi, el hecho de que ya no pretendamos ser como una banda de las que idolatrábamos cuando éramos jóvenes, que generalmente eran más anglosajonas, nos ha permitido abrir nuestros oídos y nuestros corazones a grandes bandas de la historia del rock en español. Y ese es un proceso que seguimos viviendo». Jesús asiente: «Lo que al final te sale es aquello que has mamado. Casi toda la música que he escuchado ha sido americana, anglosajona, he escuchado muy poca música en español, pero el canto popular de este país está ahí, el latir de la tierra. Lo que pasa es que Paco de Lucía o Julio Iglesias están muy claros, porque son uno, pero en cuanto entras en el mecanismo de una banda ves que lo que genera son caracteres y gustos muy diferentes. Lo que haces con tu banda no tiene nada que ver muchas veces con lo que estás escuchando en casa. Es muy extraño».
«Somos un grupo de pop/rock que en algunos momentos ha sonado más punk, pero hay un público ahí fuera al que le suda la polla las etiquetas»
Los títulos de algunas de sus canciones son misiles contra la corrección política: «Hijos de puta», «Quiero follar contigo», «La polla», «Canción de mierda», «Días de mierda»... «En general –sostiene Jesús– hemos sido libres, pero en el momento en el que hemos llegado a más gente, que es lo que ha pasado con los dos últimos discos, en un par de ocasiones algunas personas nos han dicho “tened cuidado con eso”, refiriéndose a una letra, porque “van a ir a por vosotros”. Ahora te vetan más que hace 20 años. Estamos llegando a puntos delirantes en la vida en general, nos están lloviendo normas por todos los sitios. Dentro de poco te van a poner una contraseña para que puedas darte un paseo por el campo. Es tener cierto control sobre absolutamente todo». José: «No se le pueden poner barreras al arte. Nunca. El arte tiene la función de rebelarse. Y luego está tu decisión de consumir o no una obra. Las cosas que se tapan van a emerger de una forma u otra, y con más fuerza. Es el efecto contrario».
En el tema «Bravo» cantan: «Voy a formar un partido comunista-fascista, / nacionalista-independentista, / y sé que tú vas a estar en mi lista / porque somos progres-tradicionalistas», y algunos no han entendió la ironía: «Nos ha sorprendido la reacción de la gente –dice José–, ha generado cierta crispación. Pero eso es parte del motor del arte. Hay una intención muy punk en la canción, es una crítica hacia todo». Una crítica fruto de la desafección política que impera en estos momentos y de la que no son ajenos: «Creo que los políticos han olvidado por qué se metieron en política –manifiesta Jesús–. Quiero pensar que un político tiene vocación de servir al pueblo y de ayudar, y de llegar a acuerdos que beneficien a todos y no solo a unos pocos». Pero José no pierde la esperanza de que las cosas cambien a mejor: «Creo que van a llegar políticos honestos. Confío en que la sociedad va a evolucionar».
La erótica de las rayas
Javier Menéndez Flores
En esa calle con alas en la que crecisteis, Liberación, la cuesta más escarpada del barrio de Hortaleza, siempre os aguijoneó la sensación de subir, de estar subiendo sin parar, agotadoramente. Hasta que un día comprendisteis que, incluso cuando avanzabais pendiente arriba, era bajar lo que hacíais todo el rato. Y allá al fondo, en lo más alto del camino, se abría una frontera psicológica, pues los gitanos, esos apaches de aquí, chanaban latín y griego y chamullaban una jerga encriptada mientras paladeaban su figura en el espejo que ofrecía cualquier ventana. En aquel pequeño universo no llovía maná ni los Reyes Magos iban demasiado cargados, no, pero qué fácil era soñar despierto e imaginarse dentro de un traje con capa.
En el río salvaje de los balones y los skates, del banco de las pipas y de la jungla amiga del parque de Villa Rosa, un violonchelo refulgía como una daga de Damasco o como un esmoquin en una playa. Y ese pedigrí se mantiene intacto, el de los chicos de barrio que sabían que Bach, por más que alimentase el alma, no era algún tipo de comida. Y en el extinto Pryca podías hacerte con una barra de pan y unos donuts y con el «Use your illusion II» de los Guns N’ Roses, y si eso no es modernidad ustedes me dirán.
Dos más tres «rivieras» y un Movistar Arena hacen casi un Bernabéu, y es decirlo y veniros a la cabeza Raúl, Morientes, Guti, Iván Helguera, Solari, Roberto Carlos, Míchel Salgado…, que más que nombres son truenos que retumban en el corazón. Y entre tantas incertidumbres tenéis algunas hermosas certezas, como la de que el viaje en el que seguís inmersos os ha deparado regalos que el dinero no puede pagar. Y si digo Green Day y Foo Fighters poco más hay que añadir.
Las canciones son, al cabo, tablones en altamar. Y por eso, nena, adiós pero hasta pronto. Y aunque Marisol ya no crea en el amor ¿cómo no vais a acordaros de ella? Hay días y canciones de mierda y años que han podido ser jodidos, pero ya sabes, cielo, qué es lo que yo quiero hacer contigo. Aparcaré mis ansias asesinas y suicidas, sí, y te agarraré y… Bueno, tú ya sabes, cariño, cómo no vas a saberlo si te lo dicen mis ojos y mi lengua, qué es lo que quiero hacer contigo.
Bendita sea la fiesta de los pogos, de los que vosotros sois los capitanes generales. Y que vivan Elvis y los Beatles y Nirvana y Michael Jackson y Charly García y Gustavo Cerati y se mueran las cadenas y los prejuicios y los ceños fruncidos. Y si Bud Bunny hace saltar la banca es que algo tendrá, coño, y que la palmen los feos. Y vivan también todos los supervivientes, vengan del lugar que vengan. Y si alguna vez nos vuelven a encerrar unos meses, tampoco vamos a dramatizar porque os juro que escucharé en bucle «Let it be», «Tú cambiarás», «Civil war» y «Billie Jean» y sentiré la inmortalidad igual que se sienten las caricias.
¿Las rayas de las cebras son blancas o negras? Joder, qué lío. Es que se raya uno con tantas rayas. Pero qué pintonas son. ¿Y qué es eso de volver a la selva? Pero si nunca habéis salido de ella, carajo. Sois los putos Sexy Zebras y galopáis, galopáis, galopáis. El éxito, ahora ya lo sabéis, no es que te paren por la calle, sino que quien escucha tus canciones olvide todos los obstáculos que acechan fuera de ellas, esa vida que no nos deja vivir.
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