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Anouck Peris: «Mi prioridad es la música, espero no tener tiempo para otra cosa»

La voz de Anouck the Band explica qué significa empezar en un mundo prejuicioso y complejo como es el de la música
Anouck, vocalista del grupo Anouck The Band, durante una entrevista con este diario
Anouck, vocalista del grupo Anouck The Band, durante una entrevista con este diarioJesús G. FeriaLa Razón

Madrid Creada:

Última actualización:

Anouck Peris aprovechaba sus horas de descanso en el trabajo para reunirse hace unas semanas con este diario. Aún era verano, el sol apretaba, pero no ahogaba a una artista de talento y ambiciosa, que está persiguiendo su sueño: el de dedicarse a la música. Hace unos 4 años formó Anouck the Band, grupo que ya cuenta con su primer EP en la calle («Las horas»), y que está formado por su voz, Andoni Iribarren en la batería, Diego Leyva en el bajo, Nathan Jaime en la guitarra y Marina Arceiz en el teclado. «Estudié ADE en Valencia, y hace un año empecé a hacer prácticas en una empresa textil. Hacemos tejidos sostenibles, y llevo la parte de ventas del mercado francés, porque soy medio francesa», nos dice Anouck, con el mismo entusiasmo que siente una persona cuando sabe que va a compartir algo sobre aquello que le gusta.
¿Siempre combinará la música con su otro trabajo?
La música es mi prioridad absoluta. Espero no tener tiempo para otra cosa.
¿Qué hace falta para dar el salto a vivir de la música?
El tema económico por supuesto. Creo que podré hacerlo pronto, coger un año para hacer un disco y estar solo componiendo, recibiendo clases de guitarra, que me hacen muchísima falta, o incluso me encantaría aprender a producir... Lo que necesito es más tiempo, e igual un poco de coraje.
¿Cómo busca Anouck the Band un hueco en la industria?
Sacando música y haciendo conciertos, conociendo a gente del mundo o haciendo entrevistas con quienes confían en nosotros. Ahora estamos empezando con Alternativa Sonora, una agencia de management y comunicación que nos está ayudando mucho.
Son gente joven empezando en un mundo no tan joven...
Es un mundo de dinosaurios el de las discográficas. Y no lo noto tanto en la producción, porque no conozco tanto, pero sí algunas veces en los técnicos de sonido, por ejemplo. Han llegado a preguntar cosas sobre mi guitarra a mi compañero, refiriéndose a mí como una niña. Sí que hay mucho prejuicio en la industria musical.
¿Cómo hace para que le respeten en ese sentido?
Siendo dura y seca. A veces tengo que responder mal, sin faltar al respeto. Se trata de hacer revolución con tus palabras. También pasa con otros grupos de chicos, que dan opiniones sobre cómo tocan o cómo suenan las mujeres. Yo no voy por ahí criticando, porque no tengo la verdad de nada.
Entonces, ¿existe el machismo en la música?
Sí. Tiene que ver con los referentes musicales que tenemos. Cuando empecé, la mayoría de los míos eran hombres, porque apenas eran famosas las bandas femeninas. Ahora sí escucho a mujeres, me siento más identificada con sus voces, sus discursos.
¿Cómo define a su grupo?
Es un grupo joven, con muchas influencias de Alice Phoebe Lou, y que siempre está creciendo y buscando sonidos nuevos y curiosos. Estamos en un proceso creativo constante.
¿De qué habla el EP?
Es difícil categorizarnos. Mola eso de no encasillarse en ningún género. Son canciones muy dispersas. La primera que compusimos fue «Sin ti», que hablaba de querer a una persona con depresión, de estar con ella sin que ella esté. Luego, «Las horas» habla de que el tiempo pasa muy rápido. Es una paranoia que tengo siempre, y de la que también hablo en «Never grow old».
¿Qué le agobia del tiempo?
Hacerse mayor. Me da miedo no disfrutar de los momentos diarios, tener demasiadas preocupaciones. Llegar a casa a las siete de la tarde y no tener tiempo para vivir.
¿Cómo hace para contrarrestar y aprovechar el tiempo?
Intento ensayar, estar con mis amigas, viajar... También tiene que ver el síndrome del impostor. Aparento una tía fuerte que lo ve todo claro, pero no siempre es así. Realmente a veces me siento como una niña que quiere que le acaricies el pelo un rato. Tengo ese miedo al fracaso: si hay tantos grupos, ¿por qué la gente va a querer escuchar el mío?