En la isla de Carlos Sadness
Convertido en un lugar «galactropical», el WiZink Center recibe, con las entradas agotadas, un show veraniego en pleno febrero.
Convertido en un lugar «galactropical», el WiZink Center recibe, con las entradas agotadas, un show veraniego en pleno febrero.
Aunque seguimos en febrero, todo el mundo está convocado a asistir con camisa hawaiana al concierto que Carlos Sadness ofrece en el WiZink Center mañana. «Aunque sea con una chupa de cuero encima, estaría muy bien que vinieran pensando en una fiesta tropical», comenta el artista catalán, cuya música ha definido en alguna ocasión como «galactropical» y que presenta una noche temática, un viaje a Isla Morenita, un enclave secreto en el que siempre hace calor. Para la ocasión, el escenario estará decorado de caribeñas galas, con una selva de plástico duro. «Me he inspirado en los cuadros de Henri Rousseau, que pintaba junglas pero nunca las había visto. Lo hacía por documentos, cosas que le contaban, y por su imaginación. Y la mezcla era fascinante, por naif. Todo el montaje nos ha llevado mucho trabajo. tenemos un tigre de fibra de vidrio que repintamos a mano y unas palmeras de neon carísimas que... un día verás a la venta en Wallapop», cuenta el artista, que publicó el año pasado «Diferentes tipos de luz».
Estilo genuino
Lo de lanzarse al pabellón madrileño fue el disparador del proyecto, porque el recinto le generaba dudas al comienzo. «Estaba totalmente en contra, de hecho. Porque no había un motivo de celebración, o un aniversario. Nada, no había excusa, pero me dijeron que estaba reservado y que íbamos a hacerlo me gustase o no. Necesito ese empuje porque carezco de esa ambición, así que me inventé eso de la isla porque no había excusa. Luego, en la venta se superaron expectativas», explica. Al margen del «leit motiv», la idea del concierto es que se convierta en «un lugar de encuentro y festivo entre quien me escucha y yo. Solo deseo que la gente entre y que canalice sus emociones y obtenga sus conclusiones. Este espectáculo canaliza mi mundo y expone lo que yo soy. Me gusta cuando un artista genera un pequeño universo en el que puedes entrar». Sadness empezó en el hip hop pero ha evolucionado hacia el pop. «Sí, alguna pega por ahí, porque fue como empezar de cero. Perdí caché y número de conciertos, pero gané libertad y es un precio que he pagado encantado». Su estilo en las letras, en cambio, no ha variado tanto: «Creo que es lo que a alguien le puede llegar a gustar. Un estilo carcaterístico, algo genuino. Y eso es lo que siempre intento dar al margen de géneros musicales». Ya saben, última llamada para el embarque a Isla Morenita.