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Ibermúsica abre curso apoyándose en lo popular

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Obras de Chaikovski y Smetana. Piano: D. Kozhukhin. Director: N. Szeps-Znaider. 16-X-2018. Obras de Falla, Lalo y Stravinski. Violín: C. Tetzlaff. Director: J. Martín. 17-X-2018. Orquesta Sinfónica de Londres. Auditorio Nacional. Madrid.
Ibermúsica abrió su XLIX temporada con sendos conciertos con la Orquesta Sinfónica de Londres, una agrupación muy frecuente en su programación, aunque esta vez no vino con Simon Rattle, su titular, sino con un director-violinista, Nikolaj Szeps-Znaider y un director-flautista, Jaime Martín. Tocó la flauta pero sin embelasamientos. La orquesta es una joya, fuese o no su primera formación, y se demuestra especialmente en el aterciopelado y lleno sonido de la cuerda, así como en los espectaculares acordes a plomo del tutti, amén de una sonoridad poderosa que los dos directores emplearon a fondo. Ambos tuvieron la suerte de contar con dos solistas de teclado y arco poderosísimos, capaces de hacerse oír en medio de la, en ocasiones, monumental columna sonora. El ruso Denis Kozhukhin tiene grabado el primer concierto para piano de Chaikovski con varios premios. Desde luego demostró en este concierto la citada sonoridad, que alguno le pareció excesiva, y también el virtuosismo habitual en los solistas actuales. Sendas características son compartidas por el alemán Christian Tetzlaff, un violinista ya muy reputado, en ese concierto para violín que lleva nombre de sinfonía y que compuso Laló imaginando «su» España de habaneras en cinco movimientos en los que no todo es de primera calidad sino más bien pedestal de lucimiento para Pablo Sarasate, quien lo estrenó en París en 1875. Una selección con cuatro de las piezas de «Mi patria» de Smetana, cerró la primera de las citas en una lectura correcta pero lejana a las inolvidables versiones de Kubelik. Los ballets de Diaghilev llevaron a lo más alto «El sombrero de tres picos» y «El pájaro de fuego» y ambos conformaron el popular programa de la segunda cita dirigida por Jaime Martín, quien en pocos días repetirá el mismo programa en Londres, siendo Madrid casi su ensayo general. Seguro que allí se moderará la percusión y, quizá, el corno inglés y la oboísta, excelentes instrumentistas, le pongan algo más de sabor a Falla y Jaime Martín, que supo plantear los contrastes dinámicos en Stravinski, también añadirá un pellizco de picante. Una excelente orquesta para inicio de ciclo, con dos solistas de poderío y sendos programas muy populares, pero que no pudieron evitar que echásemos de menos algunas de las batutas con las que otras veces nos visitó la LSO.

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