Kaufmann, la voz herida
Regresa hoy a la Ópera de París con «Lohengrin», de Wagner, tras casi cinco meses de silencio. Un hematoma en las cuerdas vocales le ha tenido apartado del escenario. «Cuántos rumores se han publicado sobre mi salud», lamenta el tenor en la cúspide de la lírica. Todos los oídos están puestos sobre su reaparición. ¿Habrá sufrido el síndrome, como le sucedió a Rolando Villazón, del «burn out»?
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Regresa hoy a la Ópera de París con «Lohengrin», de Wagner, tras casi cinco meses de silencio. Un hematoma en las cuerdas vocales le ha tenido apartado del escenario.
Señalado en rojo en el calendario de 2016 del Teatro Real había una fecha, el 10 de enero. Ese día, Jonas Kaufmann (Múnich, 1969), el tenor con mayor proyección internacional, el número uno, iba a ofrecer un recital en el coliseo. Con esta cita se abría el programa de fastos del bicentenario. Dos antes el tenor anunciaba la cancelación del concierto que posponía al 22 de noviembre y que también acabaría por suspender. La de enero fue la primera de un rosario de cancelaciones que llegó al límite en noviembre de 2016 con la caída de cartel de «Los cuentos de Hofmann». La voz del tenor de oro estaba herida. ¿Qué le sucedía realmente? Después de meses de especulaciones, el propio cantante ofrecía una explicación a través de su cuenta de Twitter: «Siento que mis cancelaciones han sido la fuente de mucha decepción y frustración. Por supuesto, puedo entender la irritación de todos los que organizaron viajes costosos para venir a escucharme. Por desgracia, el rendimiento de la voz de un cantante no se puede garantizar, ya que a veces se enfrenta a circunstancias que le obligan a tomar un largo descanso. Cuando me di cuenta de que algo no funcionaba pensé en un primer momento en una infección. Sin embargo, –prosigue–, el examen médico ha dado otro resultado: los efectos secundarios de un fármaco han roto una vena pequeña en mis cuerdas vocales. Así que tengo que dejar de cantar hasta que el hematoma sea absorbido por completo para evitar daños irreversibles». Los repartos de «Manon Lescaut», en el Met, «Los maestros cantores» en Múnich y la citada «Los cuentos de Hofmann» tuvieron que buscar un sustituto.
Un día, cuenta que se percató de que el instrumento no le respondía: «Cometí el error de pensar que se trataba de un simple dolor de garganta y continué sin darle mayor importancia hasta que me pasó algo bastante extraño. Estaba en Nápoles cantando algunas de las canciones de mi álbum ‘‘Dolce vita’’ y sentí que no podía seguir. Estaba en el escenario y me era imposible pronunciar una nota. No sabía qué me estaba sucediendo», ha explicado Kaufmann a la agencia Afp.
- Sin avisar
La sintomatología es clara para el doctor Ignacio Cobeta, uno de los más reputados otorrinos españoles, especializado en patología de la voz y acostumbrado a tratar a los artistas más renombrados. «Con un hematoma en las cuerdas vocales se produce rápidamente una afectación de la voz, especialmente de la cantada. No se alcanzan las notas más agudas, no se pueden hacer pianos ni vibratos. Se produce una ronquera y no se es capaz de afinar», explica. El médico confirma que sobreviene «sin previo aviso, aunque quienes lo padecen suelen sufrir un incremento de la vascularización así como pequeñas varicosidades» y desvela que es más frecuente en las mujeres (sopranos y mezzos) que los hombres ( tenores y barítonos) debido a que «el diámetro de los vasos sanguíneos varía en relación con el periodo menstrual y justo en los días previos se produce una mayor dilatación de los mismos», y añade que « en el siglo XIX y principios del XX las cantantes tenían permiso para no cantar los días premenstruales porque la voz estaba más velada».
Kaufmann ha comentado que se sintió un tanto desesperado porque no sabía a ciencia cierta el tiempo que tendría que dejar reposar la voz: «Me habría gustado saber si la espera tendría que ser de un par de meses, tres o cuatro. Si lo hubiera sabido me habría ido de vacaciones. Visité al doctor dos veces en semana para comprobar si la dolencia iba mejorando, pero llegó lo peor, la recaída, pues el hematoma se abrió cuando ya estaba casi curado», asegura. La lección está aprendida y aunque no es la primera vez que se ve obligado a cancelar, sí es la que se ha mantenido más tiempo fuera de los circuitos internacionales: «La garganta me ha dado un aviso. Nuestro instrumento es muy frágil y las señales que manda te obligan a estar atento. Christa Ludwig, la gran mezzosoprano, tuvo el mismo problema y me advirtió: ‘‘Jonas, nada de hacer acrobacias, no vuelvas a cantar hasta que la hinchazón se haya absorbido por completo”, y es lo que hice». Cobeta apunta que «mal curado sí puede acarrear complicaciones, pero quienes están en un primer circuito, es decir, en el nivel más alto, conocen perfectamente su voz y saben lo que pueden hacer o no. El problema es de los que están empezando en la profesión y no están bien aconsejados». El tenor asegura que no ha prestado la menor atención a la cantidad de rumores que han circulado sobre su salud: «He hecho lo que me ha recomendado el médico, dejar reposar la voz y no reaparecer hasta que el peligro hubiese pasado. A partir de ahora sé que debo cuidarme más. Voy a tomarme la vida con otro ritmo. Necesito dejar tiempo y energía para otros proyectos que tengo en la cabeza y que me gustaría sacar adelante», asegura.
Su agenda en 2016 apenas tenía fechas libres, incluso llegó a cantar tres óperas distintas en un mes. Siguió grabando discos y los recitales de lieder fueron en aumento. Nada hacía presagiar que algo pudiera suceder hasta que pasó. ¿Cualquier tenor está predispuesto a sufrir un hematoma? El crítico musical Arturo Reverter es claro: «Suele sucederle a cantantes que emplean mucho la gola (garganta) y no dejan totalmente expedito el conducto que hace que el aire salga impulsado y haga vibrar las cuerdas vocales. Se trata de una dolencia que, por ejemplo, padecen con cierta frecuencia los cantantes norteamericanos precisamente por ese abuso de la gola. Es lo que le ha ocurrido a Jonas Kaufmann, que ha forzado para incrementar la sonoridad con el objeto de oscurecer el tono, y eso no es un canto sano, porque puede pasar una peligrosa factura». Reverter destaca un hecho en la carrera del tenor: «Su deseo de abarcar otros papeles, un tipo de repertorio diferente al suyo para lo que se vio impelido a forzar la voz de manera insana, ya que él es un tenor lírico-ligero. Este tipo de actuaciones llevan aparejados problemas como el que ha padecido el cantante».
- Un papel apropiado
Su regreso hoy a la Ópera de París ha hecho que todos los oídos estén pendientes de él. «Soy supersticioso y no me gustaría nada que después de anunciarse mi regreso un constipado mal curado me obligara a no salir al escenario», dice el artista, quien ya ha cantado sin problemas en el ensayo general de «Lohengrin», el Wagner con el que volverá. ¿Es el más apropiado? «Es un papel para un tenor lírico y me parece bastante cómodo para retomar el escenario después de un prolongado parón. Yo creo que le irá bien», responde Reverter. El tenor tendrá al lado un reparto impresionante en el que figuran Martina Serafin (como Elsa), Evelyn Herlitzius (Ortrud), Wolfgang Koch (Telramund) y René Pape (Heinrich). Dirigirá Philippe Jordan esta producción que cuenta con la dirección de escena de Calus Guth.
¿Qué es un hematoma en las cuerdas vocales?
«Es una rotura de un vaso del espacio submucoso o subepitelial de la porción vibratoria de la cuerda vocal», es decir es la acumulación de sangre en la cuerda vocal como resultado de la rotura de uno o más vasos de la submucosa de dicha cuerda. La afección suele afectar más, en el caso de los cantantes, a sopranos y mezzos que a tenores y barítonos. ¿Por qué se produce? «Por una exigencia vocal prolongada o incluso cierta predisposición a sufrirla». ¿Cuál es el tratamiento? «Lo primero, dejar de cantar y reposar vocalmente hasta que la recuperación sea ‘’ad integrum’’». ¿Puede dejar secuelas? «Mal curado sí puede acarrear complicaciones», señala.
Dos grandes que pararon
Las primeras cancelaciones de Rolando Villazón llegaron en 2007. En 2009 se tuvo que operar de un quiste en las cuerdas vocales. El tenor que había tocado el firmamento con las yemas de los dedos desapareció hasta recuperarse. Hoy se prodiga menos y en su agenda abundan más los recitales que las óperas. Carlos Álvarez sufrió un parón en 2008. El barítono iba a abrir temporada en el Real con «Un ballo in maschera» cuando tuvo que ser sustituido. Una displasia en una cuerda le dejó KO. «Pensé que no podría volver a cantar», dijo. Tuvo que cancelar casi un año de compromisos y regresó renovado. Hoy está en plena forma como ha demostrado en diciembre en Milán.