Londres

Los Reyes y la música

La Razón
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A nuestros Reyes se les ha visto bastante en salas de ópera y conciertos. Se sabe que la auténtica aficionada es la Reina, educada en la música desde niña. A Don Juan Carlos no le gusta tanto la música pero en la saga de los Borbones sí que hay antecedentes musicales. Así el primer Borbón, Felipe V, que se enamoró de los cantos del célebre castrato Farinelli, que vino a España unos días, tras pasar por Viena, Londres y París y terminó viviendo 25 años. Sus cantos parece que amortiguaban la depresión del rey hasta el punto de otorgársele la Cruz de Calatrava. Utilizó su influencia con Fernando VI en favor de la ópera italiana, pero se retiró a Bolonia al llegar al trono Carlos III. Fernando VI tuvo como maestro de música a Sebastián Albero y su esposa, Bárbara de Braganza, contó con Scarlatti como maestro en el arte del clavecín. Ya en época de Carlos III toman el relevo Bocherini, Martín y Soler, etc, pero con este monarca la vida musical en la corte perdió importancia. A cambio se crearon teatros como el Real Coliseo Carlos III de El Escorial. El infante Don Gabriel construyó en esta villa la Casita de Arriba para celebrar conciertos de cámara y él mismo recibió clases de José de Nebra y el Padre Soler. Carlos IV, aunque prefería la pintura y la caza, amó los instrumentos de cuerda, dejó la música en manos de Gaetano Brunetti y adquirió los Stradivarius que se conservan en el Palacio Real. Fernando VII tendió hacia lo italiano e Isabel II inauguró el Real en 1850 con «La Favorita» y el Teatro de la Zarzuela en el día de su cumpleaños en 1856. Se contaba que tuvo como amante al músico Temístocles Solera. Nuestros Reyes reinauguraron el Real en 1997, teniendo la Reina un papel importante en su cambio de uso. También inauguraron el del Escorial con una selección de «Don Carlo» en 2006. La Reina seguía con frecuencia los conciertos en un palco lateral del Real y no se perdía ni una de las «Pasiones según San Mateo» que dirigía Frühbeck. La relación de amigos músicos es muy amplia, sobresaliendo Menuhin, Rostropovich y Mehta, a quien conocieron siendo aún jóvenes príncipes. El Rey se ha decantado más por Gergiev. La música no es lo suyo y tuvo que sufrir, hasta que se cansó y lo expresó, las galas de las noches de reyes que promovió Domingo. Los futuros reyes no han dado muestra de una especial afición musical, pero nunca es tarde si la dicha es buena, aunque tengan primero que olvidar incidentes como el acaecido en el Liceo hace un año.