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«Novena» efectista

La Razón

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«Novena sinfonía» de Beethoven. Voces: J. di Giacomo, T. Mumford, J. Guerrero, S. Howard. Orfeó Catalá y Cor del Palau de la Música Catalana. Orquesta Simón Bolívar de Venezuela. Director: G. Dudamel. Auditorio Nacional. Madrid, 16-III- 2017
Gustavo Dudamel es una de las grandes figuras de la dirección de nuestro tiempo. Un joven al que la Filarmónica de Viena encargó su último concierto de Año Nuevo. Alguien de cuya enorme preparación todos hablaban hace tiempo y que muy posiblemente se agarró al marketing antes de lo que hubiera debido en vez de proseguir el proceso de maduración debido. De ahí que puedan contarse tanto sus éxitos como sus fracasos. No convenció en su citado concierto vienés, como tampoco cuando se presentó en la Scala. Llegó a Madrid para ofrecer la «Novena» con su Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y pudo sorprender a algunos aficionados la enorme plantilla desplegada, con ocho contrabajos como ejemplo, aunque no a quienes sabemos de su afición por la monumentalidad, quizá para ocultar sutilezas. Empleó la disposición tipo cuarteto, con los contrabajos a la izquierda y los timbales a la derecha. Consiguió un sonido poderoso y un efectismo al que ayudaba su amor por la irregularidad de tempos. Se olvidó de alguno de los imprescindibles silencios de la partitura, al comienzo de la intervención del tenor, a la que siguió el pasaje orquestal a inusitada velocidad, la misma con la que cerró la obra. Alternó los ataques casi violentos con la intimidad exacerbada. En una palabra: amor por el momento frente a la construcción de una arquitectura. Es el tercer tiempo el que mejor califica a un director y Dudamel no superó el aprobado raspado, con una lectura desleída y falta de reposo. Sobresaliente para el Orfeó Catalá y el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana.