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Ocho miradas maestras y melancólicas al arte

El Centro Botín celebra su primer aniversario con una muestra de retratos de Sorolla, Bacon, Matisse y Juan Gris, entre otros.
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El Centro Botín celebra su primer aniversario con una muestra de retratos de Sorolla, Bacon, Matisse y Juan Gris, entre otros.
El Centro Botín inaugura hoy una exposición de ocho cuadros que pertenecen a la colección personal de Jaime Botín. Entre ellos, obras de Matisse, Sorolla y Francis Bacon. Es la primera vez que el ex banquero se separa de algunos de los cuadros que normalmente adornan el salón de su casa, según explica la comisaria de la muestra, María José Salazar: «A pesar de que el MoMa, por ejemplo, le pidió “Retrato de mujer española” (1917), de Matisse, Botín nunca se quiso desprender de sus obras porque las ha sentido cercanas y personales. Sin embargo, ha pensado que llegó el momento de que las disfruten otros».
Además de los artistas mencionados, la muestra «Retratos: esencia y expresión» incluye «El constructor de caretas» (1944), de Solana; «Mujer de rojo» (1931), de Vázquez Díaz; «Figura de medio cuerpo» (1907), de Isidro Nonell; «Arlequín» (1918), de Juan Gris, y «Retrato de mi madre» (1942), de Francisco Gutiérrez Cossío. «Se trata de obras de primera categoría y casi todas ellas representan un instante clave en la carrera de los artistas. Por ejemplo, la de Gris marca el momento en que comienza a abandonar el cubismo para entrar en la figuración», explica Salazar. Comenta también que cuando Cossío retrató a su madre, hacía diez años que había dejado de pintar, por lo que esta obra supone su regreso.
En el cuadro de Matisse se puede apreciar la influencia que tuvo en el francés su visita a España en 1911. Junto a Francisco Iturrino, recorrió Madrid, Córdoba y Granada, «y cuando regresó lo hizo con una maleta cargada de luz que le dio un nuevo impulso a su pintura, además de peinetas y mantillas», afirma Salazar. Por otra parte, el autoretrato de Francis Bacon esconde una historia bastante más sombría. En él, el rostro del pintor británico aparece deformado, con un ojo golpeado. Lo realizó en 1972, poco después de que su amante, George Dyer, con el que mantuvo una relación conflictiva, falleciera en París de una sobredosis de pastillas para dormir. Dyer fue motivo de inspiración para Bacon desde que le conoció en un pub de Londres y aún después de su muerte.
Un millón de mantenimiento
La comisaria afirma que los retratos que conforman la muestra tienen en común «una cierta melancolía de los personajes retratados, además de que todos los artistas utilizan el color como forma de comunicación». Por ello le intrigaba conocer el criterio de compra de Jaime Botín. Al conocer al banquero, entendió que se trata simplemente «de su gusto personal. Cuando ve algo que le gusta, lo adquiere. No le importan ni el año, ni el título de las obras; no sabe ni dónde guarda los papeles de compra. Aprecia poder tenerlos y contemplarlos en su entorno más inmediato». Algo que ya no podrá hacer con estos ocho cuadros, pues los ha cedido durante un periodo de cinco años prorrogables, aunque, según Íñigo Sáenz de Miera, director de la Fundación Botín, la intención es que permanezcan allí de manera indefinida. Además, el ex presidente de Bankinter se ha comprometido a donar un millón de euros anuales para el mantenimiento de la colección.
La muestra se inaugura como parte de las celebraciones por el primer aniversario del centro, con motivo del cual también se estrena la exposición «El paisaje reconfigurado», compuesta por una selección de obras de la colección de la Fundación, y se llevarán a cabo varias sesiones de espectáculos durante el fin de semana.